El canario Paco Delgado, diseñador de vestuario de «Los miserables», nominado a un Oscar de Hollywood / Al tercer día Delgado resucitó


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Así posaron en exclusiva para la revista Vogue Amanda Seyfried, Eddie Redmayne y Anne Hathaway, con el vestuario diseñado por Paco Delgado para Los Miserables, de Tom Hooper.

El diseñador de vestuario Paco Delgado es Dios.  ¿O por lo menos su hijo? Al menos lo ha sido en España esta segunda semana de 2013.  No la olvidará fácilmente. El primer día (el martes 8 de enero) logró una nominación a los Premios Goya por Blancanieves, de Pablo Berger. El siguiente (era miércoles 9 de enero) otra a los Premios Bafta ingleses por el diseño de vestuario de Los miserables (Les Misérables, Tom Hooper). Y al tercer día (es decir, hoy mismo, se acaba de saber en la comunicación de nominaciones celebrada en el Academy’s Samuel Goldwyn Theater de Beverly Hills, Los Ángeles, Estados Unidos) la guinda final. Ha sido nominado a los Oscar de Hollywood por Los miserables. Tras tres días que para él seguro que han sido de infarto, Delgado resucitó.

MaribelVerduBlancanieves

Maribel Verdú se ha declarado entusiasta admiradora del vestuario que Delgado hizo para su personaje de la madrastra de Blancanieves, de Pablo Berger.

El figurinista nacido en Lanzarote (islas Canarias) ha entrado así en el selecto club de la treintena de cineastas españoles nominados al premio de cine más importante de el mundo. Y es el segundo figurinista nacido en España que lo consigue.  Sigue leyendo

¿Peplum? ¿Quo vadis? / Inmortales, Furia de Titanes, One Million Years B.C.; John Hurt, Michael Rourke, Rachel Welch; Jasón y los argonautas; Bradbury y Harryhausen; Emilio Ruiz del Río; 300


“¡El culo de la oráculo fue todo un espectáculo!” Mi amigo Xabi el vulcanólogo salió de la película en los cines Artesiete de Telde desencantado pero excitado. Su frase hacía referencia a la imagen dorsal de la visionaria Fedra (interpretada por Freida Pinto, aunque esta escena la rodara una doble), cuyo trasero invicto estaba a punto de caer por primera vez en la vida bajo las caricias de Teseo (Henry Cavill, próximo Superman). “Eso sí”, apuntó Xabi, “el 3D no está todo lo aprovechado que pudiera en esta secuencia. En desnudos y 3D, nada ha superado todavía a Piraña (Alexandre Aja, 2010).”

Inmortales (Tarsem Singh, 2011) es un poderoso –y recomendable- ejercicio visual salpicado de gore. Los goterones de sangre de las cabezas decapitadas de humanos y dioses –atención a Isabel Lucas que hace de Palas Atenea- se espesan en imposibles slow motions (cámara lenta) tal y como los conocimos por primera vez en Matrix (Andy y Lana Wachowski, 1999). “Cierto lo del culo”, repliqué a Xabi, “pero convendrás conmigo en que el look de india bombaití de la actriz no favorece mucho la veracidad de la historia”. “¡Más que eso! Debe escoger entre mantener su capacidad de saber el futuro y pasarse por la piedra a Teseo y… ¡elige al campesino! ¿Pero dónde se ha visto eso?”

Fotografía en permanente HDR (high dinamic range), momentos salvajes, otros épicos, un tsunami y a continuación el primer Prestige de la historia, que deja a Teseo, Fedra y demás semidioses hechos unos zorros. John Hurt, más trascendental aquí en el rol de un viejo que en El topo (Tinker Tailor Soldier Spy, Tomas Alfredson, 2011), donde interpreta al jefe del servicio secreto británico Control que trata de resolver el enrevesado cluedo jubilando al honrado Smiley (Gary Oldman). Lo mejor de El topo, por cierto, su ambientación y música. ¡Bien por Alberto Iglesias por su nueva nominación para los premios Oscar! Ya van tres. Oldmann, también nominado, lo tiene más difícil frente a las candidaturas del favorito George Clooney (Los descendientes, The Descendents, Alexander Payne, 2011) o Jean Dujardin (The Artist, Michael Hazanavicius, 2011).

Nunca se vio un Hércules menos herculíneo. Chaffey, Harryhausen y el productor Charles H. Schneer quisieron alejarse de los péplums de musculitos. Con sus pelucas blancas, su maquillaje de mogollón carnavalero y sus barriguitas nada tabletas de chocolate buscaron humanizar el mito.

No pasará a la historia Inmortales por su fidelidad al mito, pero, queridos, esto es peplum. Una de romanos, que cantaba Joaquín Sabina. O de griegos, egipcios… Agotado el género en los sesenta cuando era mítico en cines de barrio resurge con fuerza en la última década gracias a la tecnología digital y con Gladiator (Ridley Scott, 2000) como bandera. En Inmortales Hiperión el malvado está interpretado por un Michael Rourke muy lejos en diámetro del Stanley White de Manhattan Sur (Michael Cimino, 1985). En aquella exhibía delgadez y sonrisa chulesca, luchaba contra las mafias chinas que empezaban a romper el monopolio de los indiscretos espaguetis y se llevaba a la periodista Tracy Tzu (Ariane) al huerto, que en aquel NY ochentero era un apartamento con vistas al skyline desde amplísimas cristaleras. En Inmortales Rourke es más el perdedor con océanos de bótox de The Wrestler (Darren Aronofsky, 2008): un oso enorme y vencido a pesar de contar con el legendario arco Epiro, capaz de liberar a los mismísimos titanes. “Hiperión, hay que decirlo,” se despidió Xabi, “es un sádico que elige métodos rudos para dejar sin descendencia a los monjes díscolos.” Exactamente. Los abre de piernas en el suelo y el más brutal de sus verdugos escoge el martillo de piedra mayor de su ferretería prehomérica. ¡Jesús! El blamm! es de órdago a la grande.

Furia de titanes (Clash of the Titans, Louis Leterrier, 2010) no pasará a la historia por su calidad artística, pero ¿cuándo película de griegos para adolescentes lo ha pretendido? Sí, en cambio, está ya en la historia con mayúsculas del cine en Canarias: es la película de mayor presupuesto rodada nunca en las islas (112 millones de euros, busquen ejemplos similares en España). También, porque nunca antes se habían rodado secuencias tan espectaculares como en este filme, me refiero a la de los escorpiones gigantes en el parque nacional de Las Cañadas del Teide. Y también porque, cuatro décadas después y gracias a la capacidad de las nuevas tecnologías, retoma el hilo de otra de los filmes de los que los isleños de estos peñascos subtropicales podemos sentirnos más orgullosos, Hace un millón de años (One Million Years B.C., Don Chaffey, 1966), la animación prehistórica de Ray Harryhausen –la número 100 de la Hammer Film Productions-, rodada en invierno de 1965 en Lanzarote, Tenerife y Gran Canaria. Esta joya del stop motion (animación fotograma a fotograma) con permiso de Jasón y los argonautas (Jason and the Argonauts, Don Chaffey, 1963) convirtió en estrella a Rachel Welch en bikini de piel de cabra. Para algunos (no para quien esto suscribe) Hace un millón de años entra la categoría de péplum si tenemos en cuenta que estos filmes son básicamente pelis de aventuras que se desarrollan en la Antigüedad. ¿Y qué más Antigüedad que la prehistoria inverosímil de Hace un millón de años, con hombres y dinosaurios ocupando idéntico tiempo y espacio? La Welch, Loana de la tribu de las Conchas, libera del horror a Tumak (John Richardson) de la tribu de las Rocas, cuyos hermanos eran al menos tan cavernícolas como los acusadores del juez Garzón en el Tribunal Supremo.

Lo demás (es decir, lo de menos) de Furia de titanes es la historia. Otra de griegos. Y la traducción en clave cinematográfica de la mitología griega nunca ha obtenido grandes resultados. Difícil mejorar unos textos clásicos apasionantes, deslumbrantes, altamente recomendables. Sí será recordada en cambio por su torpe versión inflada al 3D, aunque gracias a ella logró recuperar la inversión. Tenerife, La Gomera, Lanzarote y Gran Canaria fueron escenarios naturales de rodaje, aunque la primera se llevó el gato al agua. Esperamos ansiosamente por la segunda parte de Clash of the Titans, que ha sido igualmente rodada en Tenerife.

Tasos medía dos metros en el mito original pero el coloso de los efectos visuales Ray Harryhausen lo convirtió en el Coloso de Rodas para potenciar su aspecto amenazador. Los tripulantes del Argo, los mejores atletas y luchadores de cuando Occidente abría el telón, debían remar al unísono hasta que «sus corazones estallasen y sus músculos se rasgasen» para lograr cruzar el puerto por debajo de las piernas del gigante. No lo consiguieron, pero, gracias a Hera, Jasón descubre que el talón de Aquiles de Tasos está en su talón. Por ahí se desangra. Más adelante es un tritón descomunal de verdad el que estirando los brazos logra que las montañas no se desplomen sobre Jasón y los argonautas. Éstos, para la victoria final que les permitirá volver a la patria con el vellocino de oro sisándolo al padre de Medea, rey de Cólquidas, lucharán y vencerán a siete esqueletos surgidos de la tierra de los dientes arrancados al cadáver de la Hidra de siete cabezas, en la escena culminante del filme.

Muchos quebraderos de cabeza dio Jasón y los argonautas al mago Ray Harryhausen, quien en 1992 recibió el Oscar honorífico de manos de su amigo de adolescencia Ray Bradbury en una ceremonia presentada por Tom Hanks. Hanks finaliza el momentazo con: «¿Casablanca? ¿Ciudadano Kane?¡ Mi favorita fue siempre Jasón y los argonautas! » Nunca se vio un Hércules menos herculíneo. Chaffey, Harryhausen y el productor Charles H. Schneer quisieron alejarse de los péplums de musculitos. Con sus pelucas blancas, su maquillaje de mogollón carnavalero y sus barriguitas nada tabletas de chocolate buscaron humanizar el mito. Casi 50 años después lo que mejor sobrevive es, en verdad, la magia de Harryhausen, un estadounidense de L.A. que hundió su alma en el cine cuando con 13 años su padre lo llevó a ver King Kong (Merian C. Cooper, Ernest B. Schödsacken, 1933).

Llega el momento de subrayar los dos vínculos esenciales que los dos amigos del alma –grandes nombres de la cultura popular del siglo XX- guardan con el cine de Canarias: Harryhausen, como se ha dicho, filmó a las órdenes del mismo director tres años más tarde One Million Years B.C.; y Bradbury fue con John Huston guionista de Moby Dick (John Huston, 1956), su filme más importante, rodado en la costa de Las Palmas de Gran Canaria. Otro punto de unión: el documental que el canario Andrés Santana produjo sobre el wizard español de Hollywood, Emilio Ruiz del Río, (El último truco, Sigfrid Monleón, 2008), ya que el madrileño coincidió con Harryhausen -así se narra en el filme de Monleón nominado al Goya- como uno de los últimos artesanos de los efectos especiales del cine, antes de la llegada primero del vídeo y después del digital. Emilio Ruiz siguió trabajando hasta su muerte el 14 de septiembre de 2007, cuando el documental para el cual había realizado su último truco había terminado de rodarse. Sin embargo, el mago norteamericano finalizó su carrera profesional como creador de efectos en 1981 con… Furia de titanes (Clash of the Titans, Desmond Davis). 29 años más tarde, como también se ha dicho, otra versión del mismo filme tuvo a Canarias como principal escenario natural de rodaje.

Predominan el oro, la plata y el rojoen las tonalidades de 300 (Zack Snyder, 2006). El dorado de día sobre sobre cielos, pieles humanas y trigales, que en 300 son la piel de la tierra, y el plateado para la noche, incluso si un viejo baboso lame con su lengua pustulante a la joven más bella de Esparta.El rojo es la sangre y capas de los 300 descendientes de Hércules que se enfrentarán al infinito ejército del persa Jerjes, el primer rey de reyes drag de la historia del cine. Al igual que su guardia personal, este Jerjes onmisexual parece sacado de una gala drag del carnaval de Las Palmas.

No es 300 una películas de túnica (péplum) cualquiera. Grandilocuente, redundante, sofocante en la enunciación, sus signos de puntuación son como una tormenta de piedras sobre el coco del espectador. Vendaval de rocas reforzado por una voz que todo lo sabe, ve e interpreta. Algo chirría en esta supuesta oda al hombre libre del judío de Wisconsin Snyder representada por hombres cincelados hasta las cejas con batidos de proteinas y sustentada en el poderío tecnológico del pluscuamperfecto HDR en la fotografía que la hace parecer un videojuego. ¿Pudiera interpretarse como el desahogo de cierta conciencia estadounidense machacada con el miedo al islamismo radical derivado del 11-S? Recurre otra vez Hollywood a la evasión del péplum en tiempos de amenazas. Mejor cuando lo hacía en tiempos de revolución sexual. Pero al igual que antes, reinterpreta los mitos maravillosos como mejor le conviene. Los fotografía, gracias a la tecnología, como nunca. Los teatraliza y manipula, como siempre.

Índice de fotografías:

1) Una imagen de Rita Hayworth en su único peplum, «Salomé» (William Dieterle, 1953); y una imagen del actor Mark Foster, icono del género, acompañan la presentación de esta entrada. Agradezco información y, por ejemplo, estas dos fotografías, al blog Peplum, de obligada visita para quien quiera seguir profundizando.

2) Superposición de dos imágenes de «Piraña 3D».

3) Seis escenas de «Inmortals». La de arriba muestra el momento en que Fedra está a punto de renunciar a su carrera de oráculo (quien se quita la túnica es una doble de la actriz Freida Pinto); entre las demás, Isabel Lucas (Atenea) aparece en un primer plano; también el tsunami que precede a la primera catástrofe ecológica de la historia de la Humanidad.

4) Imagen promocional de «Furia de titanes» (2010).

5) Rachel Welch en una imagen promocionaol de «Hace un millón de años».

6) Tasos persigue a los intrusos en un momento de «Jasón y los Argonautas».

7) Imagen promocional de la primera versión de «King Kong», de 1933.

8) Los dos afiches de «Furia de titanes», a la izquierda el de la versión de 1981, último trabajo de Harryhausen como creador de efectos visuales, con Harry Hamlin como protagonista; y a la derecha de la versión de 2010, rodada principalmente en las islas Canarias, con Sam Worthington de protagonista.

9 y 10) Los trigales dorados de «300» en un momento del filme, con la princesa Gorgo (Lena Headey); «Drag» Jerjes (Rodrigo Santoro) trata de negociar en vano con el rey Leonidas (Gerard Butler); y persas más persas a punto de empezar la lucha.