Samuel M. Delgado y Helena Girón, de «Sin Dios ni Santa María» a «Plus Ultra»: cine de utopías y certidumbres disidentes


Entrevisto al canario Samuel M. Delgado y la gallega Helena Girón con motivo de la selección del cortometraje «Plus Ultra» en la sección oficial de cortos del festival de Locarno y la sección Zabaltegui-Tabakalera del festival de San Sebastián. Ayer se publicó en La Provincia. Comparto ahora el texto en mi blog con algunos extras.

La entrevista, tal y como fue publicada el 29 de juio de 2017 en el suplemento de Cultura de La Provincia. / OAC

Existe un tipo de cine contemporáneo que le cuenta la historia al espectador eligiendo unos momentos de la historia que la forma clásica de narrar omite por secundarios o irrelevantes para hacerla avanzar. Pues bien, si a ese cine de interrogantes le sumamos una radicalidad mayor en la elección de esos momentos, llegamos a las propuestas de Samuel M. Delgado (Santa Cruz de Tenerife, 1987) y Helena Girón (Santiago de Compostela, 1988). Sus nombres sonaron más allá de las fronteras españolas desde su primer corto juntos. «Sin Dios ni Santa María» (2015) fue seleccionado dentro de la sección Wavelengths del festival de cine de Toronto. Idéntico mérito logró su siguiente trabajo, «Montañas ardientes que vomitan fuego» (2016). Ahora, su tercera propuesta, «Plus Ultra», ha sido seleccionada para competir en la sección oficial de cortometrajes del festival de Locarno y la sección Zabaltegi-Tabakalera del festival de San Sebastián. El primero se celebra del 2 al 12 de agosto. El donostiarra a finales de septiembre.

Fotograma de «Plus Ultra» (2017), rodado en el Macizo de Anaga, en Tenerife. / OAC

Mantenemos el encuentro por Skype. Helena Girón añade que la pareja ha logrado una residencia artística de seis semanas en el centro Tabakalera de San Sebastián,que incluye participar en el mercado de coproducción del próximo festival de cine. “El reconocimiento que nos puede hacer sentir más orgullosos por nuestras tres películas es que tengan visibilidad. Hemos podido mostrar estos trabajos en el circuito de festivales internacionales que tienen una programación que nos interesa. Lo que más nos emociona es cuando alguna de esas proyecciones está acompañada de trabajos que nos inspiran”, cuentan al unísono.

Delgado y Girón estudiaron Comunicación Audiovisual juntos, en la Universidad Carlos III de Madrid. Llevan diez años trabajando en pareja. Sus trabajos hasta ahora han sido estos tres cortos, de entre 12 y 13 minutos de duración. Lo próximo que tienen entre manos es su primer largometraje, de título provisional «Ellos transportan la muerte», que estiman rodar en 2019. La película ha recibido ya algunas ayudas públicas desde Galicia y será una coproducción entre Galicia, Canarias y, probablemente, Portugal. «Plus Ultra» es, de una forma tangencial, un prólogo de «Ellos transportan la muerte”, afirman.

Les pregunto por lo que tienen en común sus cortos. “Localizarlos en Canarias ha estado muy presente en la concepción de los tres, ese territorio acotado nos servía para tratar temas que, aunque sean universales, están muy presentes en lo local”, dice Delgado. “O tomar lo local como probeta de algo mucho mayor. En “Sin Dios ni Santa María”, continúa, “nos interesó más lo etnográfico; en «Montañas ardientes que vomitan fuego» más la idea de experiencia inmersiva; y en «Plus Ultra» trabajamos más la construcción de la ficción histórica. Si bien temáticamente no tienen que ver, sí existe un lazo entre ellas: son apuntes que ahondan en la idea de disidencia identitaria, tratan de formas que han pervivido pese al relato dominante”.

Helena Girón precisa que «Montañas ardientes que vomitan fuego» trata “sobre la idea de comunidad y sus lazos con otras épocas y tiempos. Nos basamos en las ideas de Athanasius Kircher, filósofo del siglo XVII que hablaba de que los volcanes tenían una red tubular, de forma que podías entrar y salir en distintos puntos del globo terráqueo. Ese pensamiento lo asociamos al tubo volcánico más largo de Europa, el volcán de la Corona, en Lanzarote”. “Es un túnel que conecta con los Jameos del Agua donde se refugiaba la población cuando venían los piratas a capturar esclavos”, continúa Delgado. “Lo llamaban ‘la puerta falsa’. La idea que nos interesaba es que ese submundo conectara con toda la cultura de la resistencia política, ligándolo expresamente a la resistencia política en Canarias, que además siempre ha estado estrechamente vinculada a la cueva como lugar de refugio”. “Por otro lado, nos parece fundamental que la forma y el fondo sean coherentes”, dice Girón, “de ahí la idea de incluir la ficción en relación a la ficción histórica en «Plus Ultra». Nos interesa esa idea de que ficción e Historia comprarten la misma idea de relato y discurso. Por eso, jugamos con elementos de la historia oficial, pero contados de una forma que los convierte en una apología de la historia no oficial”.

Un instante de «Montañas ardientes que vomitan fuego». / OAC

En «Plus Ultra», dos personajes que podrían ser conquistadores cargan con mucho esfuerzo un objeto alargado por un bosque de un lugar que podría ser una isla. Mientras, unos personajes femeninos ataviados con túnicas comen tunos indios y los observan. En «Montañas ardientes que vomitan fuego» yo entendí un poema visual sobre un determinado estado interior, depresivo, apesadumbrado, de una mujer que entra y se acuesta en una cueva. Les pregunto cómo logran que el espectador capte ese significado de la historia haciendo películas que, desde mi percepción, no aportan la información necesaria que permita deducirla. “Intentamos huir de la herencia literaria para poner en valor las características intrínsecas del cine», dice Girón. «Es algo que viene desde el director francés Robert Bresson», continúa Delgado, «buscamos crear experiencias más allá de lo narrable para compartirlas. Eso sí, es importante para nosotros que todas esa experiencias estén cargadas de una significación política”.

Este ejercicio de funambulismo narrativo, que antes del digital solía ligarse al ámbito las artes plásticas y encontraba su salida en museos y muestras de videoarte, ha ido creciendo y abriéndose paso en los principales festivales de cine en la última década. “Yo digo que todas las películas buenas son experimentales, incluso las de John Ford, baste que el director haya buscado ese momento de luz”, razona Delgado. “Películas malas son aquellas donde no hay sorpresas, las que no contienen ningún tipo de experimentación nacen muertas. La producción industrial es una especie de sarcófago”.

En «Plus Ultra» una momia aparece envuelta en una nube de rayones, grano y otras imperfecciones derivadas de la naturaleza del soporte fílmico con que se filmó y el tratamiento del revelado. Si «Sin Dios ni Santa María» se rodó en película de 16 milímetros con revelado artesanal, «Montañas ardientes que vomitan fuego» combinó el 16 milímetros y revelado artesanal con el soporte digital y «Plus Ultra» fue realizada yuxtaponiendo revelado artesanal y revelado de laboratorio, el primer tramo con película de 16 milímetros y el segundo con Súper 16 milímetros.

“El origen de usar en nuestras películas imágenes con esas imperfecciones viene de «Sin Dios ni Santa María», explica Helena Girón. Esto me lleva a mi momento favorito de su cine: “El cielo es una laja azul” dice la voz de un campesino registrada por Luis Diego Cuscoy entre 1965 y 1967 en Tenerife en un momento de esta pieza filmada en Ye, Lanzarote, que a mí me recuerda a las cintas del cine amateur canario de los 60 y 70. La misma voz campesina dice a continuación que, como antes no existían los aviones, “a la gente entonces se la trasladaba al cielo con rezados”. Otro es esa momia granulienta de «Plus Ultra» del Museo Canario, vestigio de los canarios prehispánicos que también inspiraron a otros artistas, entre ellos el canario Manolo Millares.

Momento de «Sin Dios ni Santa María». / OAC

“Las grabaciones sonoras de Cuscoy ya tenían esos fallos”, explica Girón. “Así que, en vez de tratar de taparlos, elegimos hacer una apología de ellos a través de la imagen. Hicimos el revelado a mano como analogía de esa memoria que está a punto de desvanecerse, proponiendo la experiencia de un material del que no sabes determinar la fecha exacta, que pudiera ser encontrado. Por otro lado, en «Montañas ardientes que vomitan fuego» decidimos mezclar técnicas para enfatizar esa puerta del tiempo en que confluyen y se mezclan diferentes etapas. También metimos esas texturas de película con mucho grano en esta pieza porque, cuando entramos en ese tubo volcánico, las propias manchas que descubrimos en la pared nos recordaban a las manchas que nosotros hacíamos con la propia película, y nos permitía relacionar el cine, lo cultural, con lo natural”.

“En «Plus Ultra», dice Delgado, “el grano está enfatizado en los planos de la momia como correspondencia de la textura del propio cuerpo. Al descubrirla en el Museo Canario nos encontramos con unas texturas, desgarros y girones que nos recordaron a las manchas que genera la película. También nos interesa jugar con los procesos”, concluye, “que por otro lado son lentos y no viables en otras formas de hacer cine. Tenemos la suerte de contar con productores que nos apoyan en la idea de manejar tiempos de producción muy distintos a los sistemas que buscan una optimización más rápida”.

Retrato de Samuel M. Delgado y Helena Girón. / OAC

UNA PELÍCULA DIFERENTE CADA VEZ

“Nuestras películas se han movido muy bien en el circuito del cine contemporáneo, donde acude un tipo de espectador predispuesto a experimentar ciertas cosas en la sala”, dice Samuel M. Delgado. “La primera vez que fuimos al festival de Toronto con «Sin Dios ni Santa María» la recepción fue increíble. En Canarias, sin embargo, se han valorado otros elementos asociándolos a lo folclórico, lo que nos ha resultado muy doloroso. Ocurre que vemos casi una película diferente con cada uno de los espectadores. Eso nos hace más felices, porque no nos agotamos de ellas”. Sobre si logran vivir de este cine de bajo presupuesto y vocación eminentemente artística, Delgado responde que, “por suerte, ahora mismo vivimos de nuestro trabajo, aunque no solo de nuestros proyectos, pero sí trabajando en películas afines”. “Desde hace poco”, puntualiza Helena Girón.

Delgado acude a la entrevista tras una nueva sesión de montaje del largometraje “La ciudad oculta”, de Víctor Moreno. “Estamos empezando a ver material y arrancando con el proceso, que va a ser largo porque es una película compleja. Pero lo que tenemos es un material alucinante». El tema nos lleva a hablar de la manera de financiar este cine a priori poco rentable en las pantallas comerciales. «Sin un apoyo público el cine que nosotros hacemos sería destruido o eclipsado por otras formas más rentables a priori. Aunque eso de lo que es más o menos rentable también es cuestionable”, opina Delgado. “Pero el apoyo público a nuestro cine no lo consideramos como una necesidad basada en la imposibilidad de financiarla por otros medios, sino como una cuestión política y social. En línea con el discurso de la asociación Microclima a la que pertenezco, y como concebimos el cine como un bien cultural y no como una mercancía industrial, entendemos que es función pública sostenerlo para la creación de una identidad y una sociedad sana”.

La momia Nº6 del Museo Canario, en una imagen de «Plus Ultra». / OAC

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