Estreno en salas comerciales de cine de «Benito Pérez Buñuel»

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Seis años después de que se ideara, en 2017, la película documental «Benito Pérez Buñuel» se ha estrenado en salas comerciales de España a través de la distribuidora Karma Films. En el enlace de arriba tienes los materiales oficiales distribuidos a la prensa. Sigue leyendo

“Solo Dios” (basado en hechos reales)


El grupo iniciando el descenso desde la cumbre de Gran Canaria a Santa Lucía de Tirajana / LUIS ROCA

Un relato basado en hechos reales.

1.

Solo Dios sabe que en esa barranquera a 50 metros ladera abajo de una carretera y 400 del soleado pueblecito de Santa Lucía de Tirajana, en el sureste de la isla de Gran Canaria, pensé que moriría. De hecho, Él me lo susurró, y yo lo oí. Equivocarnos es lo que nos hace mortales. Nos morimos porque fallamos. Estamos siempre fallando. La vida es una sucesión de desaciertos que nos conducen directamente a la muerte. Si ansías la inmortalidad, no te equivoques nunca.

Cuando hice esa foto en la cumbre de Gran Canaria, la primera mala decisión ya había sido tomada, ir sin saber de forma precisa adónde. Las margaritas eran testigos del caos que estaba por venir y, sin embargo, a nuestro paso callaban. Tengo ganas de hacer un día como esos documentalistas que se esconden camuflados en la naturaleza para poder observar los movimientos de las bestias cuando no se sienten amenazadas. Yo estaría día y noche mirando a las plantas. ¿Hablarán entonces entre ellas, se tirarán las margaritas los trastos a la cabeza, querrán organizar los pinos manifestaciones por el Primero de Mayo, conspirarán las hortensias para rechazar según qué abejas?

Nunca llegué a estar en la antesala de la muerte. Todo ocurrió a pocos metros de ese umbral, la rendija me esperaba haciendo sonar su respiración de monstruo fantástico con la puerta entreabierta cuando descarté volver sobre mis pasos, sin agua y ese calor. En aquel secarral inclinado, todos los insectos estaban guarecidos o se habían ido a pasar el día a las playas del sur, molestando a los turistas, comiéndose sus tostadas de pan negro, picándoles en el culo. Tampoco supe advertir que en la isla de los grandes perros no se oía ni un solo ladrido.

En aquel secarral inclinado, todos los insectos estaban guarecidos o se habían ido a pasar el día a las playas del sur, molestando a los turistas, comiéndose sus tostadas de pan negro, picándoles en el culo.

La falta de vida a la vista era una señal. No la supimos ver. Antes, mi compañero Rafa y yo, los últimos del grupo de diez que habíamos iniciado la caminata cerca de la Caldera de los Marteles cuatro horas antes, nos habíamos salido del sendero que partía del pequeño pago de Taidia después de una bajada infernal rompe piernas, haciendo eses por caminos pedregosos excesivamente inclinados. Sin agua, empezamos a caminar campo a través.

Así, tras bordear la valla de una finca, nos llegamos hasta un poste eléctrico. En el trayecto superé unos primeros pasos que me parecieron peligrosos. Había poste sí, de tamaño mediano, no era un espejismo, pero no había camino para llegar andando a él. “Lo habrán cargado en burros”, me dijo Rafa. Miré a la carretera, estaba a solo 50 metros debajo de mí, pero la pared era demasiado vertical. Pensé que podría bajarla y también que corría el riesgo de riscarme. Rafa terminó de disuadirme. Quizás por eso a él, que fue quien me condujo a las puertas del umbral, le deba también la vida.

A mi pareja la habían tenido que evacuar cuarenta minutos antes en helicóptero por un golpe de calor propiciado por una bajada de la cumbre hermosa y brutal y un aumento imprevisto de las temperaturas. En sus cuidados habíamos consumido toda nuestra agua.

A esas alturas yo estaba furioso conmigo mismo y desconfiaba de él. El grupo había puesto un mes antes en sus manos el diseño de esta caminata y muchas cosas estaban fallando. Entre ellas, que a mi pareja la habían tenido que evacuar cuarenta minutos antes en helicóptero por un golpe de calor propiciado por un descenso de la cumbre hermoso y brutal y un aumento imprevisto de las temperaturas. En sus cuidados habíamos consumido toda nuestra agua.

Me separé entonces de Rafa decidido a encontrar por mí mismo la salida. Qué cosa tan patética debe de ser morirse por las malas decisiones de otro. Sí, pero también son tuyas. No le cargues tu propio muerto, que eres tú mismo, a quien tuvo la insensata iniciativa. Fuiste tú quien, sin conocerlo, confío en que lo sabría hacer. Y tenía antecedentes de montañero, al menos eso habías oído, que te hicieron confiar.

Pronto comprobé que separándome me equivoqué, no estaba mejor solo que mal acompañado. Y empecé a buscarlo con la mirada como los cachorros de león miran a su madre para sentirse seguros. Yo lo veía lejos, bajando por el camino que él pensaba correcto. Mamá leona no me hubiera permitido alejarme tanto. Antes de verbalizar las cosas los cerebros hablan. Ahora, dos meses y medio después, he entendido que mi cerebro empezó entonces a gemir.

Mamá leona no me hubiera permitido alejarme tanto. Antes de verbalizar las cosas los cerebros hablan. Ahora, dos meses y medio después, he entendido que mi cerebro empezó entonces a gemir.

Las fuerzas me fallaban y el terreno se volvía más accidentado. Volver sobre mis pasos había dejado de ser la mejor opción. Donde quiera que estuviese el umbral, si lograba esquivarlo sería avanzando. Decidí acortar camino dirigiéndome directamente adónde estaba la carretera y empecé a bajar laderas empinadas dejándome caer, sentándome sobre la tierra seca, polvorienta y llena de piedras. Sabía que habría salientes que podrían hacerme daño, pensé el ridículo que sería que se me rasgara el pantalón. Elegir entre la vida y el ridículo no es cosa de héroes. Hoy entiendo a toda esa gente que se lanza a lo más impensable sin sentido del ridículo. Quizás lo que hagan sea entregarse a celebrar la vida porque le han puesto cara a la desesperación.

Me deslicé de esa misma manera una o dos veces. Me tocaba el pantalón por detrás, sorprendiéndome de que resistiera. En paralelo, empezaba a notar cómo crecía la angustia pensando en que todas estas decisiones iban justamente en la dirección equivocada. ¿Y si deslizarme ladera abajo era una alegoría de lo que me esperaba? En aquellos momentos no pensaba en si acabaría en el cielo o en el infierno, esa decisión no me correspondía. Méritos he hecho para besar el cielo pero dependiendo de cómo se interpreten las cosas, es decir, de quién lo haga, podría acabar ardiendo eternamente en las fraguas subterráneas.

En mis 53 años he entendido que la justicia no es infalible, todo depende de quien te juzga y de cómo has ido encaminándole el proceso. Yo he empezado perdiendo juicios que en justicia debía ganar en justicia, los he seguido empatando y hasta alguno he ganado. Ganar un juicio. Suena bien, pero qué coste tan alto lleva. No rehuyas un procedimiento judicial nunca si haciéndolo das la razón a los malvados. Si decides emprenderlo, paga al mejor abogado que puedas permitirte. Y déjate la piel. Esto lo he aprendido de quien a aquellas alturas ya de debía estar siendo traslada por tierra en ambulancia al hospital del sur de la isla más cercano. En el trayecto -ella en el helicóptero, yo en el sendero sintiéndome aun confiado- había tenido que resolverle la gestión del seguro.

De repente vi unos matorrales. Un pequeño oasis creado no sé si por una tubería que llevaba muchos años perdiendo agua formando un conjunto tupido de arbustos y árboles de no más de dos metros de alto. Ocuparía una superficie de menos de tres metros cuadrados. Pensé que podría atravesarlo. Sin agua (debo decir en mi defensa, Dios que me juzgarás, que el último trago que me quedaba se lo di a Rafa) en ese momento no recordé que me quedaban algunos bocadillos en la mochila y me podría haber sentado en la sombra a reponer fuerzas. No pensaba en otra cosa sino escapar. Fugazmente vovía a tener a la vista, a cien metros, bajando por otra vertiente del misma barranco, al compañero.

Como quien trata de echar abajo con el hombro una puerta cerrada, lancé mi cuerpo contra los arbustos, convencido de que podría atravesarlos. No lo conseguí.

Como quien trata de echar abajo con el hombro una puerta cerrada, lancé mi cuerpo contra los arbustos, convencido de que podría atravesarlos. No lo conseguí. Las cortas, flexibles y gruesas ramas de aquellas tabaibas componían un muro infranqueable. Me golpeé y caí. Fue entonces cuando pensé que esa caída quizás fuera una señal del principio del fin, un primer movimiento del gozne de la puerta, ese primer chirrido era el aliento de Dios. Más lo pensé cuando intenté levantarme y no pude. Me estaba quedando sin fuerzas.

En la misma posición en que me había caído, con mi cuerpo apoyado en aquellos matos flexibles e inexpugnables, pensé, por primera vez de forma nítida y, si puede decirse lúcida, que podía no salir de ahí. Y me di cuenta de que dependía exclusivamente de mí. No había móvil, hueco para el arte, las invenciones, fabulaciones. Triana, Pink Floyd, A Hard Days Night, Paco de Lucía, la Terremoto de Alcorcón. Todo era tiempo, pensamientos y fuerzas, músculos que ayudarán a salir de ahí, o no lo conseguirían. En mi lucha solitaria por la vida esa era la materia y los jadeos eran las señales más evidentes de una verdadera y creciente angustia.

Dejé pasar lo que ahora me parece que fueron diez segundos. Saqué fuerzas de la mente, poderoso músculo, y me apoyé en el palo de senderista que llevaba. Poniéndome primero de rodillas, jalé de las ramas con los brazos, conseguí ponerme en pie. Con gran esfuerzo bordeé los matorrales subiendo unos escalones de tierra y, nada más superarlos, vi otra vez a Rafa, esta vez visiblemente más adelantado, en lo que parecía ya el camino certero a la carretera. Había vuelto a exponerme al sol. Sentía que la energía se me iba.

Volví a deslizarme sentándome en la ladera, dos, tres veces. Hasta que llegué al mismo camino por donde lo había visto desaparecer. De pronto, oí un ruido metálico, era una señal de que había golpeado la valla protectora de la carretera. Caminé el final del trayecto como un caminante del ejército de los muertos.

Cuando salí a la carretera, Rafa estaba enfrente, exhausto, sentado en la valla metálica protectora, tratando infructuosamente de parar a los coches que pasaban, sin fuerzas para levantar con autoridad los brazos. Me senté en la valla frente a él. Pasaron dos o tres vehículos. Se nos quedaban mirando, pero no paraban. Cuando recuperé algunas fuerzas le dije a Rafa que el próximo coche que viniera lo iba a parar como fuera. Estaba desorientado, pensaba que Santa Lucía estaba en la dirección equivocada. Rafa me hizo consciente del error, acepté mi desorientación igual que se acepta un pulpo como animal de compañía. Pasó una furgoneta en la dirección correcta y le hicimos tantos gestos desesperados levantando los brazos que paró.

Cuando salí a la carretera, Rafa estaba enfrente, exhausto, sentado en la valla metálica protectora, tratando infructuosamente de parar a los coches que pasaban, sin fuerzas para levantar con autoridad los brazos.

Los dos nos sentamos en el asiento del copiloto, era una de esas furgonetas de asiento frontal corrido. Pedimos agua, el conductor nos dio una botella de litro y medio que tenía en la guantera. Más que beber nos bañamos con ella. El hombre nos miraba algo desconcertado, quizás asustado. Rondaba los cincuenta, fuerte, tenia bigote y los labios pintados de rojo carmín. Entre tanto caos, no le di importancia, con las fuerzas al mínimo no cabía aceptar la broma de pensar que solo faltaba que nos hubiera rescatado un maníaco pervertido, aunque con un síntoma del humor que vuelve, señal consciente de la salvación, lo pensé. Estábamos a solo cuatro curvas del pueblo. Cuando nos bajamos, le agradecimos la vida al buen hombre con la sonrisa pintada de carmín, nos deseó suerte y siguió. Antes de acelerar, nos dijo que iba a una casa a terminar de disfrazarse. Era sábado 11 de marzo y en la zona se celebraba esa tarde la cabalgata de los carnavales.

2.

Llegamos a duras penas al bar donde nos esperaban los demás. Desde la carretera, cuando logré hablar, pedí agua al compañero que nos esperaba para darnos la bienvenida en la puerta, ajeno a nuestra desesperación. Cuando me senté en la mesa en el interior del restaurante, a pesar de los tragos de agua, Coca Cola con azúcar y Aquarius que me dieron a tomar, era incapaz de comer. En seguida sufrí un golpe de calor. Me dolían los ojos y sentía muy pesadas las piernas. Me quité la camiseta empapada en el baño, ayudado por dos del grupo, una vieja amiga y un amigo de los últimos años, y me tumbé en un murete demasiado estrecho para mi espalda. Muy lentamente fui sintiéndome algo mejor. Del golpe de calor me recuperé totalmente 45 minutos más tarde, en la guagua que nos traía de vuelta a Las Palmas, cuando circulaba a la altura del aeropuerto. Allí donde habitan los aviones, yo que tan cerca había estado del cielo o del infierno.

Ya en casa, comí por primera vez, papaya fresquísima que tenia guardada en la nevera. Nunca un alimento de había sabido mejor, hablé con la papaya como Tom Hanks con Wilson. Me duché, cogí las llaves del coche y conduje 50 kilómetros al sur de la isla, al Hospital San Roque de Meloneros, donde mi pareja se recuperaba de su propio golpe de calor.

Escribí esto mientras en mis pies avanzan las señales de lo que para algunos hubiera sido una tragedia, para otros motivo de fiesta. Las tragedias son siempre para los demás, a quien la padece solo le da tiempo para enfrentarla o dejarse mecer por ella. Concretamente, fueron ennegreciéndose dos uñas, una fue adquiriendo con los días un color violáceo oscuro tan de moda hoy entre las mujeres. Estoy seguro que el primer humano que se le ocurrió que las uñas podían pintarse fue después de ver un dedo majado. Una uña ya cayó, otra sigue rajándose cada vez más. Caerá en verano, quizás otoño. Esa uña es mi testigo mudo (solo faltaba que las uñas hablaran) de lo que pasó un sábado de abril a semanas y media de estrenar en cines mi primera película, en una barranquera entre Taidia y Santa Brígida, en el sureste de la isla de Gran Canaria.

En los lados exteriores de cada dedo gordo del pie se han venido formando sendas ampollas blancas emergiendo a la superficie como monstruosos cachalotes albinos sobre un mar tenebroso. Esas ampollas sí hablan, pero lo que me dicen me lo guardo para mí.

FIN

Tríptico elemental de la serie argentina “El marginal”


1. Diosito ha tenido una vida entre penales, lo contrario a entre pañales, algodones, como se diga. Diosito no se sabe si es el personaje o el actor (Nicolás Furtado) pero no hay otro más grande en ese prodigio que es la serie argentina El marginal, imbatible en sus temporadas 1, 2 y 3. Su capacidad para mutarse es superior a la de los textos, que ya es grande. Las luchas intestinas del personaje atrapado por su pasado (“¡suéltame, pasado!”, añadiría Les Luthiers) componen un personaje emocionante, memorable.

Diosito

Junto a él, Morcilla (Carlos Portaluppi), demasiado expuesto con su risa famélica, jijiji; César (Abel Ayala), eso sí que es aguante al frente de lq Sub-21, con el negro y Pedrito (Brian Buley), que se aparece hasta en los viajes más locos de Diosito; el divino Tubito (David Masajnik), esas gafas que son las mejores de los tantos implantes de personajes de la serie, femicida, perturbador, un cero coma en la cloaca social; el bueno de James (Daniel Pacheco), Colombia, enamorado hasta las trancas de una luna 🌑 demasiado alta para él; qué momento el primer polvo de Moco (Lorenzo Ferro); ¿y qué me puedes decir de Bardo el puto (Ariel Staltari) que no se haya dicho ya?; ¿o de Benito Galván (Rodolfo Ranni)?; la serie contiene tantos detalles que declaro mi completa envidia a los guionistas. Ese placer no se paga con oro. ¡Qué bien se lo han tenido que pasar!

Marito

2. MarioBorges, por Jorge Luis el escritor, tiene, como Diosito, una parte divertida, en su caso pura resignación. Me alegro de que por este personaje inflexible en su brutalidad resolviendo quilombos, a su actor, Claudio Rissi, lo hayan puesto en un altar. Su drama es shakespeariano y se resuelve entre espasmos.

En el lado opuesto, ¿o es el mismo?, el nunca lo suficientemente bien ponderado Sergio Antín, flamante director de penales, cuyo peinado punkarra alerta sobre su verdadera condición. Una de las claves de la serie es la terrorífica imagen de inexpugnable corrupción que da del sistema penitenciario, en este caso argentino. ¿Es así o es peor el tsunami de las remil putas de la concha de su madre? Antín tiene tantos momentos de gloria en la serie que no se puede elegir uno. Gerardo Romano, que lo interpreta, es la cara B del primer single de Dios.

Gladys

3. La gorda Gladys (Ana Garibaldi), Emma Molinari (Martina Gusmán), Mecha (Joaquina Lerena), la jueza Piñeiro (María Leal), entre muchas otras, son personajes femeninos, todas sin la profundidad extrema de los protagonistas masculinos. Me quedo con la gorda, así como es, éramos y seremos. La escena garchando en el vis a vis con Marito es de lo mejor de la serie, me conquistó el corazón ♥️. Solemos olvidar el milagro que significa que el alma de otro, u otra (y junto con el alma, su cuerpo), pueda llegar a ser tuyo, de uno, nuestro.

Quique el Cuis (Diego Cremonesi) es la revelación de su temporada. “Piñata” y “Crocante”, dos hits que quedan para la historia. Me han dicho que han sido compuestas ex profeso para la serie. Yo me vi reflejado en el sorete del Cuis, aunque aún no haya envenenado a nadie. La secuencia cantando a la orden de los toques de campanilla del Sapo -¡larga muerte al Sapo!- es otro de los mil momentos mejores de la serie.

Abordar las situaciones límites más inimaginables, hacerte sentir como un presidiario en esos penales de mala muerte, llegar a sentir su pestilencia, entender que por cualquier cosa tú mismo puedes acabar allá, buchoneando que es gerundio, es otra de las claves del éxito de la serie. Ah, y Miguel Palacios (Juan Minujín) es un héroe con trazas del mismísimo Ulises.

Voy a pasármelo bien con esta defensa de “Autodefensa” y “Pacifiction” en los Premios Feroz 2023, con su coda dedicada a Pedro Almodóvar


La serie “Autodefensa” y el largometraje “Pacifiction” son las obras audiovisuales más feroces de 2022 en España. Sin embargo, se fueron de vacío en la décima edición de los Premios Feroz de los informadores de cine de España, entregados en Zaragoza el sábado 29 de enero. Este texto se publicó en el periódico La Provincia el domingo 30 de enero. Aquí lo comparto con algunos extras (with some extras).

Berta Prieto y Belén Barenys, las estrellas de “Autodefensa”. Fotos: Kiku Piñol

Toda la ferocidad que en el largometraje “As bestas” a mí me sabe a impostada, en la serie “Autodefensa” no lo es. Todo el feminismo que en “Cinco lobitos” dispara al corazón (de las mujeres y los hombres sensibles), en “Autodefensa” dispara a las rodillas (del machismo inmovilista). Las aventuras y desventuras de las dos amigas veinteañeras en Barcelona, interpretadas por Belén Barenys y Berta Prieto, están más cerca de la estética del cómic que de las series al uso, pongamos por caso “Intimidad”, que igualmente aborda una problemática (el acoso) que afecta muy mayormente a las mujeres.

Tráiler oficial de la serie “Autodefensa”, producida por Filmin.

¡Pero qué acartonada parece en comparación “Intimidad” y qué inmerecido que la insuperable ferocidad de “Autodefensa”, con toda la rabia y goce de libertad que exhuma, no haya ganado el Premio Feroz a mejor serie de comedia este año! Se lo llevó la inteligente “No me gusta conducir”. Además, los informadores españoles de cine asociados en AICE premiaron de esta serie sobre un cuarentón que decide sacarse el carnet de conducir a los actores Juan Diego Botto y David Lorente.

Viendo las interpretaciones de Botto y Lorente en el último capítulo de la serie el otro día, en el momento en que se persiguen cuando salen del “taxis”, descubrí que una de las mejores cosas que tienen los Premios Feroz es que motivan a actores y actrices en papeles de platino a superarse hasta sus límites no vaya a ser que una casualidad haga que les den a ellos el cada vez más prestigioso premio.

Porque si algo tienen estos premios es que son imprevisibles. Dicho lo anterior, una vez vistos los seis capítulos de la serie “No me gusta conducir”, puedo afirmar y afirmo que, si bien los dos premios a las interpretaciones son muy merecidos, “Autodefensa”’ como serie merece más, mucho más, el premio, dónde va a parar.

Puedo afirmar y afirmo que, si bien los dos premios a las interpretaciones de «No me gusta conducir» son muy merecidos, “Autodefensa”’ como serie merece más, mucho más, el premio, dónde va a parar.

En lo impredecible, “Autodefensa” está mas cerca de la americana “The Leftovers”, salvando los millones de dólares de distancia. “Autodefensa” es una modestísima serie del audiovisual español aún indie. Pero las dos tratan de la desolación. Su formato, tanto capítulos auto conclusivos como (si les da la gana) con continuidad, con duraciones breves y dispares, forma parte de su descaro y radicalidad.

Las dos protagonistas, creadoras también de la serie, terminan meando en la calle a la vista de todos y ese exhibicionismo impúdico, que equivale a sacarle la lengua al espectador, es uno de sus aciertos. El desconcierto de Belén ante los fetiches del escritor de cuentos infantiles, otro. Otro, el momento del colega actor aterrorizado ante la posibilidad de que la furia feminista se desate contra él en redes sociales y termine con su carrera a golpe de cancelaciones (pensando además que había hecho algo que no había hecho). El fundamental, el retrato palpitante de sus experiencias en la ciudad moderna.

Dos momentos de “Autodefensa”. Fotos: Kiku Piñol

No hay obra audiovisual más feminista que esta en la producción española de 2022, dirigida por un hombre, Miguel Ángel Blanca -recomendable su documental “Magaluf Ghost Town” de 2021-, que, por lo que cuenta, ha dejado a las dos jóvenes la batuta de sus auto ficciones. Ni Carla Simón con su premiada “Alcarràs”, película que no soporta un segundo visionado, ni Alauda Ruiz de Azúa, cuyo sensibilísimo retrato de la maternidad tiene el lunar de pintar a los hombres, todos los hombres, como completos inútiles. Eso es lo que parece el personaje interpretado por Ramón Barea, ay.

El equipo de “Autodefensa” en el photocall de los X Premios Feroz en Zaragoza. Foto: Luis Roca

Carla Simón ganó el Premio Feroz a mejor dirección y Alauda Ruiz de Azúa el de mejor guion. “Cinco lobitos”, con “As bestas”, de Rodrigo Sorogoyen, fueron más reconocidas que “Alcarràs” en los premios de los informadores españoles de cine, con tres premios cada una. Es posible que la división de votos entre las dos películas favoritas dirigidas por mujeres haya dejado el camino expedito a “As bestas”. No auguro que ocurra en los Premios Goya. Ahí Ruiz de Azúa debería ganar la mejor dirección novel, dejando así el camino libre a que Simón se haga con la mejor dirección y película. Aunque sea como el reconocimiento por haber logrado ganar un Oso de Oro en Berlín para España después de 41 años.

“Autodefensa” es tan descarnada que confunde a los lobbies. Pero peor parada salió este año el mejor filme de ficción español de 2022, el musical “Voy a pasármelo bien”, de David Serrano. Los lobbies leyeron Hombres G, pues la película está basada en sus canciones, e interpretaron pijerío rancio, facherío insoportable. Y la mandaron al ostracismo. Sin embargo, lograr terminar con matrícula de honor una propuesta tan a contra corriente (esta sí de verdad), con una notabilísima pegada en el público, tiene un valor superior. Tampoco “Voy a pasármelo bien” ganó el Premio Feroz a la mejor película de comedia del año, fue a parar a la hispano argentina “Competencia oficial”.

Tráiler oficial del largometraje “Pacifiction”.

Escribo de películas que quieren que el espectador vaya a pasárselo bien, se ría y emocione. Como yo mismo en los quince últimos minutos de la película de Serrano, que los pasé llorando a moco tendido, como un bebé con perreta. Porque en las películas que se hacen para que el espectador se aburra como una ostra, la mejor del año es, sin duda, “Pacifiction”, del catalán Albert Serra, que tampoco ganó el Feroz el sábado 18 de enero en Zaragoza.

Que “Pacifiction” no haya sido merecedora de nominaciones en los Premios Goya en categorías tan evidentes como la mejor fotografía o la mejor interpretación protagonista va en perjuicio del prestigio de los académicos españoles de cine.

Heidegger

Se ha escrito mucho sobre la falta de nominaciones de la película de Serra en los Premios Goya. Por decirlo de forma lo más abreviada posible, la impresión es que Serra y el cine español académico se miran mutuamente por encima del hombro. Ahora también pasa con los informadores de cine, aunque hay que matizar que los Premios Arrebato Ficción y No Ficción, los destinados a las películas (para entendernos) “raras”, las “marcianadas”, los “truños”, los otorga un reducido comité de socios y no los casi 250 periodistas de la asociación AICE que lo organiza.

Aún así, que “Pacifiction” no haya sido merecedora de nominaciones en los Premios Goya en categorías tan evidentes como la mejor fotografía (Artur Tort) o la mejor interpretación protagonista (Benoît Megimel) va en perjuicio del prestigio de los académicos españoles de cine. Porque ambos son de los mejores trabajos del año del cine español en ambas especialidades. La escena en el mar con surfistas entre grandes olas es la imagen cinematográfica más poderosa (y sobrecogedora) del cine español del año. Del actor protagonista Megimel no hay comentarios para demostrar su excelencia.

El personaje interpretado por Benoît Megimel otea el horizonte en un momento de “Pacifiction”, de Albert Serra.

Merece conocerse el cine de Albert Serra, aunque él no lo ponga fácil. En expresión cubana, te lo pone de pingaaaa, caballero. De los autores españoles de cine de los últimos quince años es, con diferencia, el más destacado. Sus películas sobre Don Quijote, Casanova, el mito de los Reyes Magos de Oriente (filmado en Fuerteventura), la aristocracia francesa en desbandada y Luis XIV, son las mejores películas del cine de autor español de los últimos años.

Un autor a la altura de nombres como Víctor Erice, aunque con la diferencia de que el banyolés hace cine en una época en que ya no es determinante llenar salas (sí, por eso los teóricos se nos han subido a todas y todos a la chepa). Para los escritores cinematográficos, Serra tiene una virtud adicional. Dado carácter eminentemente contemplativo de sus películas, su exasperante, irritante lentitud, te permite escribir la crítica al mismo tiempo que ves la película, un auténtico lujo hoy que el tiempo corre que se las pela.

Benoît Megimel en la secuencia entre grandes olas en alta mar de “Pacifiction”.

Tampoco eso lo han sabido valorar los informadores españoles de cine, pues el premio Feroz Arrebato de Ficción se lo arrebató, valga la redundancia, la grotesca “La piedad”, de Eduardo Casanova, que lógicamente estaba en la gala que no se lo creía. Fue a recoger el premio dando saltitos de alegría y cuando tenía que hablar, dijo dos boberías y se fue entre bambalinas agarrando bien el arrebatado reconocimiento.

Almodóvar

Pero el momento más feliz de la décima edición de los Premios Feroz fue la presencia de Pedro Almodóvar por su premio de honor. El viernes anterior a la gala en el Auditorio de Zaragoza fue objeto de una entrevista en directo. El acto fue una lección de lo que significa, de verdad, crear cultura. No en vano, las 2.000 personas presentes, la mayoría jóvenes, desafiando el cierzo que castigaba la ciudad con temperaturas gélidas esos días, tuvieron la oportunidad de escuchar a quien es el más importante director español desde la Transición, representante de una gran cultura española que tiene sus precedentes en nombres principales como Cervantes, Quevedo (el dramaturgo), Velázquez, Goya, Galdós y Buñuel, entre otros.

Pedro Almodóvar, a la izquierda, posa con los brazos levantados al final de la entrevista en el auditorio de Zaragoza. Foto: Luis Roca

Pedro Almodóvar se mostró frágil como una pluma de paloma, especialmente cuando recordó a su madre. En la gala del sábado rompió a llorar desconsoladamente cuando se refirió a ella. En la clase magistral del viernes uno de los momentazos llegó cuando contó que, cuando era ya conocido internacionalmente, después del éxito de “Mujeres al borde de un ataque de nervios” (1988), ella le dijo: “A mí me darías una satisfacción si volvieras a trabajar en Telefónica”. El público rio, yo igual, sin pararse a pensar en lo terrible que es la lectura profunda de la frase, pura expresión de ese miedo paralizante que nos ha corroído como sociedad, más agudo mientras más de cerca hayamos conocido el franquismo y más subordinados como territorios hayamos estado. Lo tenemos tan interiorizado como sociedad que para exorcizarlo reímos.

Sobre la falta de referencias al franquismo en los primeros quince años de su cine, cuestión por lo que la crítica le reprochaba a Pedro Almodóvar falta de compromiso político, el director del lugar de La Mancha de cuyo nombre no puedo acordarme zanjó con la mejor linterna de la entrevista: “Mi venganza contra el franquismo en mis primeras películas fue negarle la presencia en ellas”. Y sobre la España de hoy concluyó: “Nuestra democracia es mucho más imperfecta que cuando comenzó, necesita una revisión, refrescarla de forma urgente. Es tristísimo para los que vivimos en este país. La espontaneidad ha fallecido y la maldita corrección política se ha transformado en auto censura.”

Así salió publicado en el diario La Provincia este “textículo”, expresión que he oído a Javier Krahe, primero, y después a Alexis Ravelo. Supongo que que en paz seguro que descansan en el mismo módulo de las gentes de mal buen vivir, el de los titiriteros, alehop. Foto: Luis Roca.

Diálogos cinéfagos / “Voy a pasármelo bien” (David Serrano, 2022)


– Hago una enmienda a la totalidad del primer párrafo de la entrada anterior. Y afirmo, solemnemente, que la mejor película española de 2022 es “Voy a pasármelo bien”, el mejor director es David Serrano, la mejor ambientación es la de esta película y también el mejor casting. Raúl Arévalo, Dani Rovira, Karla Souza, Izán Fernández, Renata Hermida Reynolds… Qué bien están todos.

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Mujeres al volante del cine español


Así salió publicada ayer en el periódico La Provincia mi crónica del 70 Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Comparto el texto en abierto y en su versión completa.

2022 pasará a la historia por ser el primero en que mujeres españolas directoras de cine han realizado las mejores películas. La ultra sensible “La maternal”, presentada en la sección oficial del 70 festival de cine de San Sebastián, conforma este año, con “Alcarrás” y “Cinco lobitos”, un tridente imbatible.

“El triángulo de la tristeza”, Palma de Oro del pasado festival de Cannes es una reveladora, arrebatadora, combativa y excesiva sátira despiadada del mundo que vivimos.

El primer festival de cine de San Sebastián se celebró con las cenizas aún calientes de Jean-Luc Godard, fallecido el lunes anterior. Hubo gritos desgarrados que pidieron para el padre de la cinefilia mundial crespones negros e incluso luto oficial. El festival los aplacó con un comunicado oficial y 91 salvas desde el hotel María Cristina, donde el apátrida director de 150 películas, muchas instaladas, indeleblemente, en la memoria colectiva mundial -entre ellas la inolvidable “Salve quien pueda, la vida” (1980)-, antiguo comunista trotskista, fumador de puros, amante del baloncesto y tenis, se habría alojado alguna vez.

Es ficción. Godard se murió el lunes y nada en el Zinemaldia recordó al director de «Histoire(s) du Cinéma» (1988). Siempre sospeché que los guiños del festival dirigido por José Luis Rebordinos al cine deconstruido son una expresión de sensata precaución para evitar terminar lapidado por los deconstructores. Rebordinos es el director que más años ha estado al frente del más importante evento cultural de España.

Un momento de «La maternal», de Pilar Palomero.

Hay algo peor que tener resaca después de una noche de fiesta con tu productora y distribuidores por otro documental que no es el tuyo en la discoteca Bataplán, antro principal del festival, al mismo ras de la playa de la Concha, que además tengas película a las ocho y media de la mañana y sea otra decepción. No ocurrió. Afortunadamente, la historia del 70 festival de cine dio un giro de guion inesperado el martes con “La maternal”, lo nuevo de Pilar Palomero, ganadora del Premio Goya a mejor película con “Las niñas” hace dos años. Vuelve la aragonesa con un retrato íntimo femenino, esta vez de una jovencísima madre de 14 años, y vuelve a sostener el éxito de la propuesta en el casting de su protagonista, en este caso la extraordinaria Carla Quílez.

Equipo de “La maternal”, con Pilar Palomero en el centro y Carla Quílez a su derecha, tras la rueda de prensa / LUIS ROCA

La película ratifica la validez de lo que desde hace años reivindican las feministas para el cine, la mirada femenina. En “La maternal”, ese poder se traduce en una propuesta muy sencilla, a caballo entre la ficción y el documental, pero emocionante hasta las lágrimas. Con “Alcarrás” (Carla Simón) y “Cinco lobitos” (Alauda Ruiz de Azúa) constituyen las tres mejores películas del cine español del año, un tridente imbatible. Las tres dirigidas por mujeres, dos de ellas abordando el tema de la maternidad.

La rueda de prensa también fue emocionante cuando tomaron la palabra las actrices, jovencísimas madres adolescentes internadas en centros de menores que se interpretan a si mismas, felices por fin porque, como expresó una de ellas, “de una experiencia tan mala ha salido algo tan bonito como esta película”.

Vicky Krieps es Sissi en la película «Corsage», de Maria Kreutzer.

Retrato íntimo también, pero en este caso del último año de vida, en 1878, de la princesa Isabel de Baviera (Sissi), emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría, es la coproducción europea “Corsage”. El relato, a la manera de Sofia Coppola en “María Antonieta” (2006), incluye anacronismos narrativos como esa preciosa interpretación al arpa del “As Tears Go By”, de los Rolling Stones, en el propio palacio de la emperatriz. “Corsage” le saca a la emperatriz el corsé y nos la muestra en su interesantísima feminidad. Y literalmente desnuda por primera vez en la historia del cine. La película también está dirigida por una mujer, Maria Kreutzer.

Cartel promocional de «La consagración de la primavera», tercera película de Fernando Franco.

Las películas en las que hombres directores abordan retratos femeninos tienen cada vez menos interés, aunque se hagan con sentido y sensibilidad como esta. “La consagración de la primavera”, tercera del sevillano Fernando Franco, sobre una chica de 18 años abriéndose a la sexualidad a la vez que original descubrimiento del sexo para los afectados por parálisis cerebral. ¿Por qué los hombres directores hacen tantas películas sobre la sexualidad femenina y menos sobre la masculina, por qué no se centran en lo que conocen y escriben, disertan, juzgan, sobre lo que no conocen? Por exceso de oferta y credibilidad, no son buenos tiempos para la mirada masculina, al revés que la femenina, y más si abordan temas relacionados con la intimidad de la mujer. Con todo, “La consagración de la primavera” es de esas películas que te hacen mejor persona.

Anna Castillo y Oriol Pla, en un momento de «Girasoles silvestres» (Jaime Rosales).

De tipos de masculinidades trata lo nuevo de Jaime Rosales, “Girasoles silvestres”, su película más amable con el público. El director de “La soledad” (2007), con la que ganó el Goya, propone una película de trazo sutil e interesante en el uso de las elipsis. “Girasoles silvestres” trata de una madre joven (Anna Castillo) con dos niños pequeños y las parejas que va teniendo. Cada una representa un tipo de masculinidad. Son como escalones en el proceso de afrontar la vida.

Es interesante pensar en cómo sería está película si fuera dirigida por una mujer en vez de un hombre. Y, más aún, por un hombre desde la perspectiva de los hombres. Y, todavía más, por una mujer desde la perspectiva de los tres hombres. La riqueza de lo que somos consiste en ser tolerante con nuestras naturalezas, e intolerantes siempre con lo que nos hace daño. La película tiene la profundidad de su último plano y contiene una revelación, la del actor Oriol Pla que, en el papel de Óscar, es ya un serio candidato al próximo Goya a Mejor Actor Revelación.

Un momento del documental «Mutzenbacher», de Ruth Beckermann.

Me tomo unos marianitos con el productor vasco canario Ramón Saldías, 82 años y como una rosa (de Francia, pues nació en Bidart). Desde 2004 reside en Donostia después más de 30 haciendo cine y publicidad en Canarias. Tiene dificultades para catalogar y digitalizar su valioso fondo de películas. Mientras conversamos, pienso en lo honesta que es con las masculinidades la directora austriaca Ruth Beckermann en el documental “Mutzenbacher”. En él, entrevista a hombres de 16 a 99 años corrientes y molientes para hablar de sexo y mujeres usando como excusa una obra mayor de la literatura pornográfica, la novela anónima de 1906 “Josefine Mutzenbacher, o la historia de vida de una puta vienesa, contada por ella misma”. Lo que se escucha no es políticamente correcto. Hay mujeres que abandonan la sala ofendidas. Me despido al corre corre de Saldías hasta el año que viene.

Ricardo Darín y Juan Pedro Lanzani en «Argentina, 1985», de Santiago Mitre.

Hay películas que parecen reflejar la vida real. A otras se les ve el cartón, como a “Argentina, 1985” (Santiago Mitre). Está protagonizada por el omnipresente Ricardo Darín como el fiscal Julio Strassera, quien estuvo a cargo del juicio contra las juntas militares que gobernaron Argentina entre 1976 y 1983. Tratar este oscurísimo período de la historia con dinero de multinacional estadounidense (Amazon) convierte la tragedia en entretenimiento. Hay emoción, llantinas, humor y una banda sonora infumable. “Peliculón”, me dice alguien nada más salir. A la hora de cerrar este texto, era la mas votada para ganar el Premio del Público.

La película inaugural, “Modelo 77”, decepciona por sus muchísimos lugares comunes para contar una historia carcelaria situada en la España de la Transición. De todas, es a la que más se le ve el cartón. Tiene además un desenlace precipitado. El director, Alberto Rodríguez, reconocido por “La Isla Mínima” o “El hombre de las mil caras”, dijo en rueda de prensa que quería hacerla “entretenida y que hiciera pensar”, un oxímoron de libro. Lo mejor es la poderosa presencia física de Javier Gutiérrez.

La sensación con la que acabé el festival tras ver la decepcionante “Blonde” (Andrew Dominik), sobre Marilyn Monroe, es que estamos asistiendo al fin del cine.

Falla al respetable la sección Perlas si en vez de limitarse a exhibir las películas premiadas en festivales del año, se abre, como anuncia este año, “a sumar propuestas de directores que han crecido con el festival”. ¿Y si lo que presentan carece de interés? Es el caso de la película de Isaki Lacuesta, ganador dos veces de la Concha de Oro. “Un año, una noche” trata de las secuelas en una joven pareja m víctima del atentado yihadista en la sala Bataclán de París en 2015. La película se enreda en cómo encaran el trauma los dos protagonistas sin llegar a ningún lugar interesante.

Los excesos melodramáticos lastran otra película de las que parecen programadas por compromiso, “En los márgenes”, la primera película del actor Juan Diego Botto, con producción de Penélope Cruz, protagonizada por la propia productora y Luis Tosar, ella como mujer deshauciada, él en el papel de lo que Bertolt Brecht consideraba hombres “imprescindibles, los que luchan toda la vida”. Honra a la actriz de Alcobendas decir que destinará los 30.000 del Premio Nacional de Cinematografía, que recibió este año en el festival, a la plataforma anti desahucios, la lucha contra el cáncer y un fondo asistencial para los actores.

Un momento de «R.M.N.», de Christian Mungu.

De las muchas idioteces que se dicen sobre la experiencia cinematográfica es que te permite viajar. Yo lo he escrito también alguna vez. Como si calentar la butaca, el sofá o el colchón pueda compararse a la experiencia de desplazarse físicamente a un lugar. “R.M.N.” es la nueva e interesante película del rumano Cristian Mungiu, director de una de las películas más impactantes de la primera década del siglo, “9 semanas, 4 meses y 2 días”. En la nueva nos da a conocer la vida en un pueblo de Transilvano, enfrentado a unos srilankeses trabajadores de la panadería. Vale la pena solo por la secuencia del encuentro que celebran los vecinos para echar a los inmigrantes, ejemplo insuperable de una asamblea.

No me sedujo, por pretencioso y repetitivo, el nuevo trabajo de Sebastian Lelio, director chileno que ganó el Óscar a mejor película de habla no inglesa por la meritoria, y sobrevalorada, “Una mujer fantástica” (2017). Esta nueva, su primera película internacional, financiada por Netflix, se llama “El prodigio” y se centra en la enfermera que viaja a un pueblo de Irlanda en el siglo XIX para vigilar a una niña que se mantiene viva después de cuatro meses sin comer. Su original arranque genera grandes expectativas, finalmente no cubiertas.

Hirozaku Koreeda está tan presente en este festival como Juanito el Pionero lo estuvo en los carnavales de Las Palmas. Este año el japonés presenta “Broker”, película plagada de buenísimas intenciones, pero larga como un día sin pan. En nombre de la vuelta de público a las salas, que el ministro Iceta defendió con vehemencia en uno de sus discursos aquí, deben reconsiderar modificar la temperatura de las salas por debajo los 27 grados hoy permitidos. Así no hay quien viva.

Un momento de «Moonage Daydream», documental sobre David Bowie.

El documental “Moonage Daydream” (Brett Morgen) sobre David Bowie, fallecido en 2016, empieza siendo un interesantísimo retrato de la evolución de uno de los artistas mas influyentes de los últimos 50 años (músico, pintor, escultor, actor, videasta) pero se estrella en su tramo final, que se alarga, inexplicablemente, durante cuarenta minutos y en nada favorece al autor de “Space Oddity”. Pero hasta ese momento vale mucho la pena por el certero retrato del cantante nacido en Brixton y el mundo ferozmente individualista en que, con Bowie, nos tocado vivir.

Los Monopol donostiarras

La noticia más importante del festival este año no tuvo que ver con estrenos ni estrellas. Fue el reconocimiento del festival a Sade Cines, la empresa donostiarra propietaria de las 20 salas en los tres complejos multicines que existen en la ciudad. El tirón de un festival inclusivo, que busca a una ciudadanía diversa y mayoritaria, tiene influencia en que estas salas, los cines Príncipe, Antiguo Berri y Trueba, que combinan cine de autor con estenos comerciales, pueda mantenerse durante todo el año en una ciudad de solo 188.000 habitantes.

La noticia más importante del festival este año fue el reconocimiento a Sade Cines, la empresa donostiarra propietaria de los cines Príncipe, Antiguo Berri y Trueba.

Solo en los dos primeros días de la 70 edición, el público donostiarra compró 45.000 entradas. En 2019, último año antes de la pandemia, fueron 178.687 las entradas vendidas. San Sebastián tiene, así, uno de los públicos más cultos, cinematográficamente hablando, del mundo. Personas cultas son empoderadas. Lo contrario son seres condenados.

Condenados son los del pueblucho del levante español donde se desarrolla “El agua”, película de Elena Pérez Riera que justifica su presencia, supongo, por la cuota de cine dirigido por mujeres que debe cumplir el festival para no ser señalado como machista. La película es una simpleza con momentos que dan vergüenza ajena promocionada como otra nueva precuela, una más, de “El espíritu de la colmena” (Víctor Erice, 1973)c cine de autor pequeñito y radicalmente honesto. Para más inri, López Riera ofreció una clase magistral en el festival. Después hay quien se queja del auge de la extrema derecha.

Comprendo el abandono de Carlos Boyero, el comentarista de cine más leído de España, de las grandes citas festivaleras, entre otras, esta de San Sebastián. Aquí viene a presentar un documental que se llama “El crítico” sobre el que será emitido en TCM. También le dan un reconocimiento por su labor de tantos años. Empezó cuando Fernando Trueba le cedió el testigo en La Guía del Ocio al irse a rodar “Ópera prima” (1980).

El cine se ha infantilizado. Cada vez más decadente desde que las ayudas públicas de las que se nutre se han orientado a premiar lo político por encima de lo industrial. La perversión es tal que hay gobiernos que promocionan las películas independientemente del público al que se dirija. Es más, las hay que, si una película no tiene espectadores, les parece incluso mejor, el colmo de la estulticia. El sistema está podrido por el intervencionismo de los gobiernos. Los festivales, financiados casi siempre con dinero público, son igualmente culpables.

Publicidad de la película sobre el crítico Carlos Boyero en el 70 festival de cine.

La sensación con la que acabé el festival tras ver la decepcionante “Blonde” (Andrew Dominik), sobre Marilyn Monroe, es que estamos asistiendo al fin del cine. Hay inflación de películas malas, o carentes de interés. Y, sin embargo, vienen precedidas de largos años de trabajo e ingente inversión pública. ¿Para qué se hacen si se las olvidará desde antes de salir?.

En las salas, los más jóvenes no paran de moverse haciendo temblar sus piernas y consultar el móvil. Hay quien cabecea dormido durante media hora y cuando termina la película aplaude entusiasmado. Me gustaría saber a cuántos de los acreditados por prensa se les retribuye por su trabajo. Si, como sospecho, solo se les paga dignamente a una pequeñísima minoría, es porque a las empresas periodísticas todo esto también les importa un bledo.

La película que acompañó el Premio Donostia a Juliette Binoche, “Con amor y furia” (Claire Denise) no podrá en Las Palmas como el 99 % de la programación del festival, porque en esa ciudad africana no quedan cines donde ponerla. Hay auditorios, museos, orquestas y teatros públicos con una programación anual durante todo el año sufragada con decenas de millones de euros públicos. Pero no hay cines. Búscala más adelante en alguna plataforma si quieres ver este remedo amargo de “Un hombre y una mujer” (Claude Lelouch, 1966) que ganó el premio a la mejor dirección en el pasado festival de Berlín. Merece la pena por la apuesta pareja protagonista, Binoche y Vincent Lindon.

Una imagen de Juliette Binoche fue el cartel del 70 Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

De las palabras de Juliette Binoche en la rueda de prensa por su premio honorífico destacó que, antes de triunfar, trabajaba como cajera de supermercado para pagarse el teléfono donde recibía las propuestas de castings. En esas estaba cuando tuvo una experiencia extraña con Jean-Luc Godard, en su prueba le hizo recitar un poema totalmente desnuda. De aquellos lodos, estos movimientos #MeToo. La más importante actriz francesa de la actualidad afirmó que ve el cine como cualquier aficionado, aleatoriamente, sin analizarlo. Nunca juzga los papeles y, sin embargo, busca identificar su recorrido interior y amarlos.

Remedo de “Un pez llamado Wanda” (Charles Crichton, 1988), menos genial, naturalmente, pero con momentos desternillantes, es la propuesta de otro francés habitual del festival, Louis Garrel. Presentó “L´Innocent”, tragicomedia con momentos grotescos que se ve bien, pero se olvida con la misma facilidad. Y ya no remedo, sino adaptación libre de “Las amargas lágrimas de Petra von Kant” (Rainer W. Fassbinder, 1972) es “Peter von Kant”, de François Ozon, otro habitual del festival. Un director en la cima del arte cinematográfico mundial vive una monumental crisis por un palo amoroso. Las presencias de Isabelle Adjani y Hanna Schygulla hacen interesante el visionado de esta película que más parece un ejercicio de fin de curso que una película en serio.

Pareja protagonista de «El triángulo de la tristeza», de Ruben Östlund.

Las buenas

Ha hecho falta superar el ecuador del festival para encontrarnos, por fin, con una película deslumbrante. Es “El triángulo de la tristeza”, Palma de Oro del pasado festival de Cannes. Reveladora, arrebatadora, combativa, excesiva, sátira despiadada del mundo que vivimos, punki a ratos. Como en la anterior del director, Ruben Östlund, “The Square”, que también ganó en Cannes, se reconocen las deudas de Luis Buñuel.

El filme trata de una pareja de supermodelos y cómo les cambia la vida durante un crucero de lujo. “Triangulo de la tristeza” reparte interrogantes a ostias, sobre el cambio de los roles de género, el pornocapitalismo y la frivolidad irresponsable de la sociedad de consumo. Nada que no conozcamos y frente a lo cual tan poco hacemos.

Fotograma de «Tori y Lokita», de los Hermanos Dardenne.

En la marginalidad de la marginalidad se sitúa la película que gano el Premio Especial del 75 festival de Cannes, “Tori y Lokita”, de los Hermanos Dardenne, sobre dos jovencísimos hermanos africanos que se buscan la vida como pueden para pagar las deudas de sus traficantes de inmigrantes mientras ella no recibe sus papeles. El retrato es veraz y cruento, perfecto. El único pero es que no resulta original en el cine de los belgas, principales nombres, con el británico Ken Loach, del cine social europeo.

Imagen de «Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades», de Ignacio G. Iñárritu.

Onírica, a ratos felliniana, sorrentiniana, excéntrica, poética, patriótica, crítica, testimonial, es la nueva propuesta de Ignacio G. Iñárritu, que, con Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón conforman los tres grandes nombres del cine mexicano actual. El filme “Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades”, sobre un documentalista mexicano emigrado a EEUU que recibe un prestigioso premio, más parece un testamento cinematográfico del director. La disfrutarán los paladares exigentes y pacientes, pues casi alcanza las tres horas. Por sus poderosas imágenes merece verse en pantalla grande.

Diálogos cinéfagos / “The White Lotus” (2022) – Mike White


Foto: LUIS ROCA

– ¿Y ahora qué hago? Me aburro.

– Cómprate un loro.

– Gaspar se escapó volando, mi vida. Quedamos en que no sacaríamos más ese tema.

– Te estás mimetizando con The White Lotus. ¿Tanto te gustó?

Cartel de la serie de HBO “The White Lotus”

– Me encantó, está en HBO, que todo el hotel lo sepa. Cortita, seis capítulos, y redonda.

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Diálogos cinéfagos / «Una mujer fantástica» (2017) – Sebastián Leilo


Daniela Vega interpreta a Marina en la quinta película de Sebastián Leilo. que ganó el Óscar a la mejor película en lengua no inglesa en 2018.

– No sé como explicarlo.

– Ve al grano, por favor.

– Hay un cine que está sobrevalorado. Sería largo de explicar por qué. Pero básicamente los festivales necesitan programar y las 30 películas realmente buenas que se realizan cada año….

– ¿Solo 30? Entre ellas, “Benito Perez Buñuel”…., hehehe.

– No he oído hablar de ella. Pues que esas 30 están copadas por los festivales más importantes. Un día alguien debería hacer un estudio de la industria festivalera, financiada con fondos públicos en su amplia mayoría.

– Las películas también lo son.

– Cierto, pero sin el control económico de las películas, que están sometidas a exigentes auditorías. Los festivales, muestras, certámenes que las exhiben sin embargo no. Hay miles en el mundo, miles.

– ¿Miles?

– Miles Davis, sí. Y dirigidos casi siempre por gente que nunca ha hecho una película.

– O sea, me estás queriendo decir que la festivalera chilena “Una mujer fantástica” , de Sebastián Leilo, te decepcionó.

– Mucho. Había visto la que lanzó a la fama a Sebastián Leilo, su director, “Gloria” (2013), con una inolvidable Paulina García. “Una mujer fantástica” fue una de las pelis del año del circuito independiente mundial en 2017 y, vista hoy, solo cinco años después, es un claro ejemplo de cine inflado, sobrevalorado.

– Explícate mejor.

– Para empezar, lo que cuenta es una bobada, la discriminación de una travesti o una transexual por sus amores con el tipo de una familia bien, el rechazo de la sociedad más intolerante…, eso está más visto que el tebeo.

– ¿Pero entonces cómo es posible que haya ganado el premio al mejor guion en el festival de Berlín?

– Condescendencia. Los alemanes arrastran un enorme sentimiento de culpa por los muertos de las dos guerras mundiales, especialmente de la segunda. Para limpiar su conciencia, suelen premiar el cine político proveniente de países para ellos subdesarrollados, Sudamérica, Irán…. Pero en realidad es cinismo, pues los ven por encima del hombro. Es una forma de malsana caridad, si quieres.

– ¿Y qué me dices del Óscar? Lo ganó.

– Si ir más lejos, este último año lo ganó otra bobada, la japonesa “Drive My Car”, supongo que por influencia de los lobbies.

– Pues acaba de saberse que en el próximo festival de San Sebastián le van a entregar el Gran Premio de la Crítica.

A eso me refiero, lobbies. Los críticos son muy… no lo voy a decir, es vox pópuli. En el caso de “Una mujer fantástica” seguramente su país, Chile, compró más voluntades, en los festivales y mercados sus delegaciones hacen un trabajo muy agresivo. Te aseguro que dos de las cuatro candidatas de aquel año, «The Square» (Ruben Östlung) y «Sin amor» (Andréi Sviáguintsev) son incomparablemente mejores.

– ¿Vamos a la playa?

– La película está bien empacada. La actriz Daniela Vega funciona. El director tiene habilidad para encuadrar, planificar las secuencias, pero es solamente un seductor que, llegado el momento de la verdad, gatillazo.

– Qué obsesión tienen los hombres con ese tema.

– Por momentos, recuerda a Hitchcock en la atmósfera. Leilo ha dicho que Buñuel es inspiración, pero Buñuel le queda muy lejos. Me recordó a Almodovar en el estilo fotográfico. En la luz, los colores, pero precisamente el guion, que fue lo que se premió en Berlín, está lleno de lugares comunes.

– La playa sí que es un lugar común, por la mucha gente que le da uso, cada uno a su manera, todos casi desnudos y respetándose, la República Independiente de la Playa, la llama un tipo, hehehe. Voy cogiendo la cesta, si quieres seguir con la perorata, cuentasela a esa guiri que pasa.

– Está producida por los hermanos Larraín, Pablo y Juan de Dios, la voz principal del cine chileno de los últimos quince años. Interesantes e irregulares, en 2016 hicieron una “Jackie”, basada en la figura de Jacqueline Kennedy, espeluznante.

– ¿De mala?

– Así es. Un soberano coñazo, nada menos que con Natalie Portman de protagonista. Entre las características del cine que propugnan está precisamente dar una vuelta de tuerca a la escritura de guiones, mostrando los momentos que el guion más académico no enseñaría y al revés, elidiendo lo que serviría para que el espectador no tenga dudas con la historia que se le está contando y para que esta avance. Una majadería.

– ¿Entonces aquí hay cosas de las que no te enteras?

– Así es. En este caso no te deja claro si Marina es una chiflada asesina o una enamorada. Esa planificada ambigüedad es parte de la estrategia de hacer espectadores adictos. Es un coitus interruptus que te genera más gana de volver.

– Y dale con el sexo.

– Y el espectador que señale que no ha entendido bien, se le trata con superioridad y una cierta indulgencia, haciéndolo sentir como menos inteligente.

– Hoy volvemos a Las Palmas, ¿te ha cundido el todo incluido?

– Hehehe. ¿Playita?

– No sé qué decir. Llegas en régimen de todo incluido y sales todo abollado habiéndote saltado el régimen.

Cartel de la película «Una mujer fantástica» (Sebastián Leilo, 2017)

Diálogos cinéfagos / «Succession T2» (2019) – Jesse Armstrong


– ¡Cómo deseaba dejar enviado el texto de la temporada 1 para meterme a tope con el visionado de la 2!

– Nos pasa igual ahora con la 3.

– ¡Es verdad! Si la T1 es de Kendall (interpretado por Jeremy Strong) en esta T2 quien tirunfa es el patriarca Logan Roy.

– Interpretado soberanamente por Brian Cox. ¿Has visto las miradas que echa al bueno de Roman (Kieran Culkin) cada vez que este suelta una tonteria? En un momento lo descalifica como lo que literalmente es, un idiota.

Brian Cox interpreta a Logan Roy, el patriarca de la familia, aquí en un momento de máxima ira.

– Y un enfermo. “A sick”.

– A veces es mejor un único calificativo certero que atragantarse con una retahíla de insultos.

– En los primero capítulos de la T2, Kendall está en un estado de angustia catatónico. Qué bien lo expresa. A mí me sigue encantando su presencia, la forma de su cráneo, su barbilla, su boquita de piñón. Me resulta un hombre muy atractivo.

– Logan parece haberse recuperado totalmente de su problema de salud y saca afuera la verdadera bestia que es.

– Y ha transformado a tu Shiv en Pinky. Shiobhan, precioso nombre.

Shiv, Pinky, Shiobhan, interpretada por Sarah Snook, en su momento más frágil de la segunda temporada.

– No voy a repetir cómo la llama Roman cuando entra en su casa porque me imagino escalofríos. Y el #MeToo me despedazaría. Hay momentos de esta segunda temporada en que Shiv parece un pajarillo asustado. Como ella mismo dice…

– … “he llegado a un momento en que la opinión de mi padre es mi puto centro del universo”.

– ¿Sabes qué? No me habia dado cuenta de que «Succession» era una comedia hasta que la vi etiquetada así en Internet.

– Ah, ¿que también puedes acceder a Internet desde aquí?

– Tienes todo que aprender, Martín.

– ¿Y la califican de comedia?

– Para mí es un drama de libro. Tiene momentos cómicos, sí, pero no tiene tono de comedia.

– ¡Rompamos las etiquetas! Están sobrevaloradas.

– Y sobre utilizadas. ¡Creemos el movimiento anti etiquetas! Nada más que etiquetas para lo que es objetivable, por ejemplo, el nombre de un actor, la procedencia de una película… pero nunca para cosas que son interpretables, porque eso nos…

– … manipula. Y yo no me dejé manipular vivo así que ahora menos todavia, ¿Qué más Alfredo?

En la segunda temporada de “Succession” se habla de mujeres tratadas como estas muñecas del Punto Limpio de El Batán, en Las Palmas.

– Que adoro «Succession». Escrito con doble ce.

– ¿Y que más?

– Con doble ese también. Que echo de menos poder llorar, porque si pudiera hacerlo, lo habría hecho en la escena del abrazo de Kendall y mi diosa Shiv.

– Llorar puedes hacerlo aquí solo con el alma.

– Echo de menos esa sensación, cuándo notas que van a brotar las lágrimas, cómo te corren por la mejilla. No quiero irme sin dejar de decir dos cosas, Martín.

Los cuatro niños Roy, tal y como aparecen en la intro de la serie.

– Adelante.

– La primero, que he sentido miedo. Por estos textos. Lo sentí la otra noche mientras fantaseaba con que me echaba unos chupitos de tequila.

– ¿Miedo por qué?

– Miedo simplemente. “Fear”. Somos canarios, ¿recuerdas? Llevamos el miedo incrustado en el ADN.

– ¿La segunda?

– Que la serie tiene grandes momentos cinematográficos. Que hay grandes encuadres, soberbias planificaciones de las secuencias, hablo del juego de la cámara, del trabajo de quien lo planifica.

– Es verdad. Brindemos imaginariamente por ellos.

– Reconozcamos, vasos en alto, su altísima capacidad artística y profesional. Solo tengo un pero y una observación más.

– “Go ahead”.

– El pero, como en la primera, son algunos giros forzados en los guiones, alguna laguna dramática, algo así como inconsistencias narrativas difíciles de expresar racionalmente.

– ¿Y la observación?

– Que el mundo para los ricos es tan pequeño como nuestra querida isla de Gran Canaria, pero para los pobres es tan grande como una galaxia.

– ¿Vamos a por la tercera?

– Vamos.

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Diálogos cinéfagos / «Succession T1» (2018) – Jesse Armstrong


Jeremy Strong (d), el antihéroe Kendall de «Succession», junto a Roman (Kieran Culkin), su hermano en la ficción.

– A mí todavía no me ha sucedido nadie, que yo sepa. Y soy del 99.

– Ni a mí tampoco, aunque soy muy joven aún, del 19. Pero lo de aquí arriba es un erial.

– ¡Qué pena!

– Por lo menos tienen las series. Ni cines hay ya. Yo los mandé a tomar viento hace ya muchos años. Si supieran que el que tienen en la calle Triana simboliza el tornado que me gustaría que arrasara allí con el miedo, la indolencia, los incompetenes.

– Kendall Roy, el actor que interpreta esta, ¿cómo se llama?

– Jeremy Strong. Salió en «Lincoln», de Spielberg.

– Ni idea. Pues actor y personaje llevan la batuta de la primera temporada de la serie que históricamente es la más nominada a los Premios Emmy, 25. Ya va por la tercera.

– ¿Y tú cómo sabes todo eso?

– Aquí otra cosa no, pero tiempo tenemos hasta la eternidad.

– Ya. Por esta primera lo ganó. Está pluscuamperfecto. Me fumaría un purito ahora para celebrarlo.

– Shiv también está estupenda.

Sarah Snook como Shiv Logan.

– Sarah Snook. Es australiana.

– Es pelirroja. Esa chiquita la quiero para mi sola.

– Me estás recordando a Plácido.

– ¿Por? ¡Ah! Bueno, eran otros tiempos. Los hombres nos sentíamos con un derecho sobre el cuerpo de las mujeres. Absurdo, ¿no?

– Más bien machismo, represión. Centrémonos en la serie. 10 capítulos de 50 minutos, no se hace corta.

– Pero tampoco larga, es de muchos quilates. Estoy deseando que empiece a clarear para verme la segunda temporada. Recrea las órbitas del poder económico mundial a través de una familia como otra cualquiera, con sus amores y traiciones.

– Sí es verdad que le falta algo de Scorsese para ser redonda. Más agresividad, violencia, más fuerza.

– Scorsese son palabras mayores. ¿Qué me dices de Marcia?

– Hiam Abbas, nació en Nazaret. El último bastón del viejo. El tendón que lo une a la vida. Contenida todo el rato hasta que le suelta esas cuatro cosas bien dichas a tu Shiv.

– Y se las dice en francés. He conocido muchas Marcias. El bueno de Kendall vive en un estado de angustia superlativo.

Cartel de Succession, la serie con más nominaciones en la historia de los Emmy, 25.

– Por un momento pensé que Roman iba a convertirse en el sucesor. Pero se le va la fuerza por la boca.

– Veremos la segunda temporada que nos depara. Creo que el personaje del primo Greg seguirá creciendo.

– Es el que tiene mayor recorrido. Tom quizás también.

– ¿Matthew Macfadyen? Interesante. Me recordó físicamente a un abogado especializado en derecho al honor de Las Palmas.

– La serie tiene un gran diseño de producción. Una gran ambientación, un casting muy potente y guiones interesantes, aunque algunos giros son muy forzados.

– Sí, como el último de esta primera temporada. Son cosas que pasan solo en las películas.

– ¿Tu momento favorito?

– Varios. ¿La mano en Nate bajo el pantalón de mi Shiv?

– El mío es el pobre chico de barrio que con un «home run» hubiera hecho millonaria a su familia y falla por unos metros.

– No me acordaba, buenísimo. ¿Ah, y qué me dices del salto a la piscina del terapeuta?

– Jajajajaja.

– Shshshsh, viene alguien.

(…)

– ¡Es el sepulturero! Después seguimos.

Moumentos a Alfredo Kraus y Martín Chirino en el cementerio de Las Palmas. Foto: LUIS ROCA.

Especial Roberto Pérez Toledo


Escribiendo sobre Roberto Pérez Toledo a propósito de su fallecimiento en enero pasado, advertí que había publicado en este blog sobre él más veces de las que recordaba. Estas son las entradas que le he dedicado:

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DIálogos cinéfagos / “Elvis” (2022) – Baz Luhrmann


Un momento de “Elvis”, con un filtro de blanco y negro.

– “Si no te dejan decir algo, cántalo”, es frase de cabecera de “Elvis”.

– Cántalo… o dialógalo. Conozco a uno que lo hace.

– La historia de Elvis Aaron Presley es la de cuatro décadas de EEUU, de lo más infame de la segregación racial a Jimmy Carter.

– Pasando por el nacimiento y boom del rock’n roll y el negocio de la música, que por lo que se ve se desarrollaba mucho más libre y loco que hoy.

– Pasa igual con el cine. Por cierto, fíjate que con el dinero que vale una peli así se produce todo un año de cine en España. Para la cultura también hacen falta cañones. Por eso rechazo a los que reivindican las películas pequeñas y el extremo de eso, la gratuidad para verlas.

– Nos devalúa.

– En el cine, dinero es calidad. Gracias a eso podemos disfrutar de Tom Hanks.

– Los ojos de Tom Hanks en “Elvis”, su presencia, su caracterización, no son de este mundo.

– A mí me empieza a recordar a mitos del tipo Marlon Brando, pero sin su sex appeal, el mismo sex appeal del que tambien gozó Elvis “la pelvis”.

– Pues yo me enamoré del Coronel.

Cartel de “Elvis”.

– Con esta película, Hanks ha dado un nuevo paso hacia la eternidad. ¿Qué hay de lo demás?

– Austin Butler en el papel de Elvis me prece que hace buen trabajo, pero no creo que la película perdure, demasiada artificiosidad, que resta emoción. Demasiados rótulos, demasiado vértigo.

– Demasiado chiquillaje el tal Baz Luhrmann.

– ¿Tú crees? Está todo estudiado. A lo mejor es que te estás haciendo viejo.

– Pues quizás. La comenté con un cinéfilo de 30 y la película le en-can-tó.

– Para mí lo mejor fue saber de los orígenes de Elvis. Y que su música fue aceptada por ser él blanco, pues era en verdad música negra, el alma rabiosa y esperanzada de los esclavos afroamericanos.

– A mí me impactó la secuencia de su primer concierto, aún sin el Coronel Hanks de manager.

– ¿La que se ve en la foto del cartel de más arriba?

– Esa misma. Los rostros de esas mujeres del público orgasmando, literalmente. No había visto nada así antes en el cine.

– ¿Sigues odiando este pueblo?

– Cómo no. En cultura cinematográfica, Las Palmas ha terminado siendo un erial, lo único que se salva son las sesiones en versión original con subtítulos en español de los Yelmo Las Arenas, un lujazo.

– Imagina todo un complejo cineplex, nueve pantallas enteras, dedicadas a eso. A poner nada más que el mejor cine.

– Y nada menos. ¿Te cuento cómo hemos llegado aquí?

– Mejor cambiamos de tema.

“Elvis” de Baz Luhrmann.

Diálogos cinéfagos / El Mesías (1975) – Roberto Rossellini


Un momento de “El Mesías”, película de 1975 de Roberto Rossellini.

– En 1975, dos años antes de su muerte por un infarto, en su última película después de mucho tiempo haciendo televisión, Roberto Rossellini abordó la vida del personaje mas famoso del planeta.

– Freddie Mercury.

– (…)

– ¿La reina de Inglaterra?

– Frío.

– José Luis Moreno.

– ¡Acertaste…. solo con la primera letra! ¡Jesucristo, chaval! Ahí donde lo ves, en la foto está rezando el primer Padrenuestro de la historia.

– ¿El que dijo aquello de “quien esté libre de culpa que tire la primera piedra”?

– Sí, por una adúltera a la que iban a lapidar. Y la clavó con la respuesta. La tipa no recibió ni una pedrada.

– Normal. Ese hombre estaba obsesionado por el adulterio, pero ahí tuvo un gesto extraordinario.

– Ese sentido del pecado cristiano en relación al sexo nos ha asfixiado durante siglos.

– ¿Y la película qué tal?

– Interesante, llena de zooms, no en plan Valerio Lazarov, eh, es la época.

– Hoy estaría llena de estúpidos efectos digitales.

– Sí, “El Mesías” está rodada sin pantallas verdes y se agradece, toda en escenarios naturales, y narra lo que ya conocemos con gran naturalidad e intención de ir a los substancial. Es Rossellini, ¿sabes? Y el reino de Rossellini no es de este mundo.

– Los escenarios naturales me encantaron. Y esa María tan jovencita toda la película. ¡Tres hurras por la Virgen María!

– María parece toda la película una adolescente.

– ¡Y qué error el de esos fariseos crucificándolo! Estúpidos curas. Lo que hubiera cambiado la historia.

– Pueblo chico, infierno grande.

– ¿En los 70 se hacia mejor cine que ahora?

– En los 70 el mejor cine tenia salas donde exhibirse, aunque hoy hay plataformas que son imprescindibles, como #Filmin.

– Lleno eres de Filmin, eso no lo dijo el Mesías, pero lo digo yo.

– Eso ya lo dijo alguien antes que tú.

Cartel de “El Mesías” (1975), dirigida por Roberto Rossellini.

Diálogos cinéfagos / Liberté – Albert Serra (2019)


Un momento de “Liberté”, de Albert Serra.

– Aquí puedes leer la entrevista a Albert Serra publicada el 20 de agosto de 2020 en el suplemento Babelia de El País.

– Monumental cruising este que propone el enfant terrible banyolés Albert Serra en “Liberté” y por el que ganó un premio en el festival de Cannes.

– Pongamos cuidado que ahora hay más vigilancia. Camina que yo vigilo.

– Y fíjate que no es cruising como en las dunas de Maspalomas a plena luz del día, sino toda una noche en un bosque francés en el siglo XVIII con la nobleza ya destartalada por la Revolución Francesa.

– Sí, ellos en franca retirada, pero míralos, erre que erre, en carrozas o al aire libre, dando rienda suelta a los bajos instintos.

– O altos, según se mire.

– A mí me gustó el alemán que al final muere, y tan salvajemente, el pobre. ¡Qué forma de hablar y qué buena presencia tiene!

– No era alemán, sino austrohúngaro. Todos tenemos que morir. Yo pienso que murió a la altura de sus pecados, como un despojo.

En la pantalla, un momento de “Liberté”, de Albert Serra.

– ¿Cómo me dijiste que se llamaba?

– El actor, Helmut Berger.

– Me lo apunto.

– “Liberté” es un sarcasmo de título, pero, además, es monumentalmente soporífera, todo hay que decirlo. Sin embargo, hay que verla. No hay cine radical mejor en España que el de Serra. Es áspero, hiriente, interrogante, trascendente.

– A mí también me pareció lentísima.

– ¿Sabías que hizo una película en Fuerteventura? “El canto de los pájaros”, sobre el viaje de los Reyes Magos de Oriente. Magnífica película, igualmente soporífera. El portal de Belén era una casucha en Betancuria.

– A mí me parece un mérito grande conseguir el dinero para hacer películas minoritarias como esta. ¿Cómo lo hacen?

– ¿Quién cree usted que puede permitirse pagar este prolongado bostezo?

– ¿Subvenciones públicas?

– Mire, mire, ahí cerca hay dos, ¿los ves entre los matos cómo se mueven? Aristócratas no parecen no, pero tampoco hemos cambiado tanto.

– Mira, busquemos mejor por otro lado. Y no me llames de usted, me llevas 30 años.

– Para mí no tienes edad. Eres mi autoridad. Dame la mano, la boca, los pies, ángel mío. Aquí estaremos bien.

– Te lo merece solo por enseñarme cosas tan interesantes. ¡Uy! ¿Oíste eso? ¿Qué fue?

– Son los camellos de la Charca. Todo va a estar bien.

Elenco de “Liberté”, de Albert Serra.

Diálogos cinéfagos / Tenéis que venir a verla – Jonás Trueba (2022)


– El daño que el cierre de los cines Monopol ha hecho a Las Palmas no se ha medido bien aún.

– ¿Por qué lo dices?

– El mundo está lleno de películas que nos están diciendo “Tenéis que venir a verme” y, sin ese cine, solo tenemos opciones para las que nos lo dicen gritando.

– Está la versión original con subtítulos en español del Yelmo Las Arenas los martes.

– Ahora la oferta es intolerablemente limitada y, para más inri, desde el Ayuntamiento se las dan de ciudad de la cultura. Hay teatros, auditorios, museos, centros de arte, orquestas, todo 100% subvencionado con dinero público, decenas de millones de euros… ¿Por qué la exhibición regular de cine no sale del ámbito exclusivo de lo privado, como pasa con la del teatro, música, arte?

– ¿Qué fue lo que más te gustó de la película?

– Muchas cosas, la canción de Bill Callaghan, Itsaso Arana, bueno, todos los actores, porque ¿sabes qué, mi amor?

– ¿Qué?

– Que aquí el orden de los actores no altera el producto. Hasta Fernando Trueba lo hace bien aplaudiendo. ¿A ti qué te gusto más?

– Itsaso Arana es una suerte de Annie Hall 50 años después. Me gustó la cabecita de ella meando en el campo entre todo ese follaje.

– Parecía una coliflor brotando.

– Y Vito Sanz. Y el viaje en tren. Y el final. Jonás Trueba es el mejor director del cine español actual.

– De los que no se han ido a hacer las Américas, muy probablemente.

– Esos son muy buenos técnicos, pero Trueba es el más delicado y profundo.

– El más trascendente. Adoro ese naturalismo de campiña francesa.

– Tengo una teoría. Si en vez de 60 minutos dura lo normal, hay intercambio de parejas. La mirada del personaje de Irene Escolar al de Vito Sanz lo sugiere, sin duda. Sobre la otra pareja tengo mis dudas.

– ¿Y para decirme eso hacía falta que me pusieras la mano en el muslo?

– Buscaba mi Tara, mi Rosebud, mi monolito.

– A mí las citas leídas por esa voz de mujer no me gustaron, demasiado exigentes, no pude seguirlas.

– Nos vamos.

– ¿Te has enfadado?

– Me siento rechazado. Pero estoy bien. Ahora que los Monopol han dejado aquello hecho un erial tendremos que venir más a Madrid.

– O mudarnos. Como amigos que comparten piso.

– No hay mal que por bien no venga. ¿Recomendamos la película?

– Sí, y solo tenemos que decir una cosa.

– ¿Cuál?

– Decirles el título.

– “Tenéis que ir a verla”.

– “Venir” a verla.

– Eso mismo.

Sara Sálamo, una actriz que crece ‘Como la espuma’


Hemos sabido que Sara Sálamo participará en la nueva película de Pedro Almodóvar. el cortometraje «Extraña forma de vida», western que será protagonizado por Ethan Hawke. Para celebrarlo, publico hoy en mi blog la entrevista que le hice a la actriz canaria en 2015 por su participación en la película de Roberto Pérez Toledo, «Como la espuma».

Es actriz en la serie de máxima audiencia de Telecinco «B&b«. También es parte del electo de «Olmos y robles», de TVE, como la anterior actualmente en emisión. Antes, había participado en series como “Aída”, “Águila roja”, “Con el culo al aire” y «Arrayán«. Este verano se estrenó sobre las tablas en «Lo que vio el mayordomo«, de Mario Gayo Producciones, y es actriz de «Como la espuma«, el nuevo largometraje de Roberto Pérez Toledo. La canaria Sara Sálamo, 23 años, ha conseguido encauzar su carrera con éxito después de un lustro abriéndose paso en Madrid. Sigue leyendo

Finaliza la producción del documental “Benito Pérez Buñuel”


Un momento de la película documental “Benito Pérez Buñuel”

Esta semana presentamos en primicia mundial el trailer de “Benito Pérez Buñuel” en Las Palmas de Gran Canaria, en el marco del Congreso Galdosiano, evento de carácter internacional que organiza cada cuatro años el Cabildo de Gran Canaria. Los galdosianos, belgas, mexicanos, norteamericanos, madrileños, canarios, se mostraron entusiasmados con el pase.

“Benito Pérez Buñuel”, mi primer largometraje, es el resultado de cinco años de trabajo. Abordarlo implicó la necesidad de revisar todo Buñuel -peliculas y escritos- y leer mucho Galdós. Tener a esos dos grandes creadores como compañeros de viaje hizo que el proceso fuera intelectualmente muy placentero.

En esta película de revelaciones la principal ha sido la productora Marta de Santa Ana Pulido, mujer dotada de una fuerza natural inhabitual y buena en el buen sentido de la palabra.

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Diálogos cinéfagos / Gone with the wind – Lo que el viento se llevó


Vivian Leigh en un momento de la película.

– Tara es Rosebud o el monolito, el lugar, real y mítico, que simboliza nuestra esencia, nuestro núcleo, nuestra razón de ser. Tara el de Scarlet O’Hara, Rosebud el de Charles Foster Kane y el monolito el de toda la humanidad.

– De ahí la importancia de la película de Kubrick.

– Has sido rápido. ¿Te pido otra cerveza?

– Por favor. 1924.

– Todos tenemos nuestra Tara, Rosebud o monolito, la mía se encuentra en una acequia de Firgas donde el agua, helada, fluye mansamente estirando las hierbas del fondo y croan las ranas. O croaban.

– Siguen croando, pero más arrinconadas.

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Diálogos cinéfagos / Top Gun Maverick


  • Bueno, bueno, bueno, bueno, bueno…
  • Al melón: disfruté de la obtusa Top Gun Maverick y me alegra que haya películas que lleven público a las salas. Los que pretenden que las salas comerciales sirven para otra cosa que no sea poner cine comercial, son unos ignorantes.
  • O unos… mira, mejor no lo digo. Bueno, sí… no…
  • Solo tengo un pero a la película, le faltó haber puesto al protagonista tomándose la viagra.
  • Jajaja.
  • ¡Sí! Cuando la chica deja la puerta abierta de la casa. Plano de Tom Cruise llevándose las manos a la chupa. Detalle del pastillero, saca la píldora azul y pa’dentro. Sumaría veracidad científica a los géneros predominantes de acción y comedia negra de esta propuesta.
  • Pues sí. Y hubiera convertido a Maverick en un hombre con lo que hay que tener. (Suspiro)
  • ¿Ahora te gustan los hombres?
  • Pienso en mí. Hay que admitirle la maestría haciendo caja. Qué bien funciona la película. ¿La recomendamos?
  • Sin duda. Hay giros en la historia que, aunque puedan parecer predecibles, están al mismo nivel que los de los aviones. ¡Jerry Bruckheimer! Ese tipo merecería un Oscar honorífico ya.
  • Hoy dirían que es esa palabra inmunda…
  • Un “crack”.
  • Esa.
  • A mí también me parece un enorme mérito haber sido capaces de llevar al público masivamente a las salas, más después del desplome por la pandemia. ¡Ya lleva más de 1.000 millones de dólares recaudados en todo el mundo!
  • ¿Que son trumpistas en una buena medida? Mejor tenerlos tranquilos en el cine que asaltando edificos públicos.
  • Lo de comedia negra no lo entendí.
  • Por la secuencia con Val Kilmer. Con laringófono hubiera sido ya de mearse.
  • ¿Y obtusa?
  • Top Gun Maverick es una película cuadriculada, monolítica. Obtusa por empeñada, obcecada, esquemática.
  • Hacen el cine que les gusta, les funcionaba y les sigue funcionando.
  • Como si no hubiera pasado el tiempo. ¿No te dio esa sensación? Parece que estás en los 80 viendo un capitulo de Dallas, Dinastía, Los Colby, Falcon Crest.
  • Por cierto, ¿sabías que Barbara Stanwick rechazó el papel de Angela Channing en esta última? Al final lo hizo la mujer de Reagan. ¿Cómo se llamaba?
  • No me acuerdo. ¿Nancy?
  • Sí, flaca como un tollo.
  • Venga, pásame un boquerón.
  • Toma, yo no puedo más, tengo mi cupo lleno.

Diálogos cinéfagos / Double Indemnity – Perdición


No es esa la mirada que vio Lola en los ojos de su madrastra, la señora Dietrichson, arquetipo de femme fatale. Según postrera confesión a su amante Walter Neff, tiene podrida el alma. ¡Qué interesante sería una precuela de Perdición Double Indemnity que explique cómo llegó Phyllis Dietrichson hasta ahí!

Piensa el bueno del agente de seguros Neff en el poder de las mujeres que nada más que con una mirada y cuatro réplicas provocan esa necesidad de poseerlas en hombres debiluchos como él. “Ese impulso”, pensó tarde Neff, “ha sido el principio de mi perdición”.

Esa mirada de la señora Dietrichson a Neff en el supermercado, entre productos perfectamente alineados, es la de quien intenta retener al angustiado cómplice del crimen que han cometido para cobrar la indemnización doble del seguro. En esta película de perdedores todos los malos caen como fichas de dominó.

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Comunicado de Luis Roca Arencibia sobre el incidente con Cristina Andreu


Después de consultarlo con amigos y mis abogados publico también aquí mi comunicado a medios de comunicación del pasado viernes, 16 de abril de 2021, cuando comprobé que, a pesar de que ya había sido juzgado y había una sentencia aceptada por ambas partes, se seguían repitiendo las mismas informaciones inveraces del principio. La realidad, como la propia sentencia demuestra, es que lo que pasó no causó lesiones de ningún tipo a la denunciante ni tiene en absoluto nada que ver con violencia machista o de género.

Gracias por leerlo.

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Diálogos cinéfagos / Clímax de Gaspar Noé


Se titula Clímax pero podría llamarse “Quemalassonlasdrogasminiñomiraquetelotengodicho”. Aún así, la película tiene la virtud de mostrarte lo que en cine aún no habías visto, que no es poco. Está en Filmin y fue la ganadora del festival de cine de Sitges.

Un momento de “Clímax”, de Gaspar Noé.

Adoro eso que llaman cine “inmersivo”, como es el caso de está película del francés Gaspar Noé, en este caso inmersión a estados descontrolados de la mente que provocan conductas impredecibles.

– ¿Es terror?

– Es tanto de terror que no te das cuenta de que lo fue. Los diálogos de los chicos y las chicas son extraordinariamente veraces, naturales. Crean intriga y te predisponen para lo que no va a pasar.

– ¿Y ese principio como de documental?

– Igual. Es parte del juego, para que asimiles que lo que vas a ver podría estar siendo una experiencia real. La gran mentira del cine.

– Buñuel dijo que el cine era el arte en que más lejos está lo que se hace de las posibilidades que brinda. ¿Cree que está película va más allá?

– ¿Usted dónde estudió, señorita?

– ¿Está tratando de ligar conmigo?

“El chico” de Chaplin cumple 100 años


Ver “El chico” en versión restaurada en 4K en pantalla grande es de las oportunidades que brinda la pandemia. Se cumplen ¡100 años! desde su estreno. Paradójicamente, desde hacía ya demasiados años las pantallas de mayor tamaño se llenaban con las películas de menor interés, las más tontas y bobaliconas. No tengo claro si siempre ha sido así.

Milagrosamente, la pandemia permite reposiciones como esta. No te la pierdas. El genio de Chaplin al servicio de una película que rebosa ternura y risas, con el aliciente además de asomar la nariz al mundo no tan lejano de dónde venimos.

Como en todo el cine de Chaplin, la profundidad de los muchos mensajes se esconde detrás de todas esas capas de humor que la recorren. Incluido una alegoría del paraíso realizada con muy rudimentarios efectos especiales (¡de 1921!) que acaba como el rosario de la aurora.

“Deberíamos poder encerrar la miseria”, propugnaba un cineasta de su tiempo que lo conoció. Chaplin era más pragmático, se conformaba con sacar al chico y su salvador, el vagabundo de bigote raro y bombín, pies planos y zapatos enormes, de la terrible existencia a la que parecía que estaban irremediablemente abocados.

Annie Hall 44 años después


Esos momentos mágicos que tienen las películas que de manera totalmente insólita se empeñan en explicar esa cosa loca que llamamos amor y encima van y lo logran. Como el momento este de Annie Hall cuando Alvy Singer y Annie Hall se besan con el puente de Manhattan de fondo, aquí con los rascacielitos de la calle Primero de Mayo en Las Palmas de fondo.

Y, como tiene que ser, esas películas profundas y únicas que dejan al final una sensación de añoranza, ternura y desgarro, porque eso es justamente lo que el inevitable paso del tiempo hace con las relaciones amorosas. Para quienes vivimos la necesidad de amor salvador a diario, para quienes lo hayan vivido, que nos quiten lo bailao. Y que viva la insolencia narrativa de Woody Allen durante toda la película. Sí, “Annie Hall” sigue siendo una obra maestra.

Muere el dramaturgo y guionista francés Jean-Claude Carrière, colaborador de Buñuel durante casi 20 años


Muere el dramaturgo y guionista francés Jean-Claude Carrière, colaborador de Buñuel durante casi 20 años
— Leer en www.google.co.uk/amp/s/amp.rtve.es/noticias/20210209/muere-jean-claude-carriere-bunuel/2074300.shtml

Fue el primer nombre de un guionista en que me fijé en una pantalla, no recuerdo si por “Milou en mayo” (Louis Malle). O quizás fuera por cualquiera de las películas de la última etapa de Buñuel. Lo cierto es que siempre estuvo presente como una referencia. Recomiendo su “Buñuel, despierta” un a modo de continuación de la biografía de Buñuel “Mi último suspiro”.

Le hablé de #BenitoPérezBuñuel en San Sebastián un año que ganó la Concha de Plata al mejor guion con una película de un joven realizador cuyo nombre no recuerdo. Al menos me queda el recuerdo de haber compartido un ratito de aire con él, y él de decirme que don Benito para Buñuel siempre había sido “el gran Galdós”.

Victoria de Félix Sabroso y Dunia Ayaso


«La isla interior. Homenaje a Dunia Ayaso», libro que recorre por primera vez la trayectoria vital y profesional de los directores de cine canarios Félix Sabroso y Dunia Ayaso, se encuentra a la venta en las siguientes librerías de Canarias: en Gran Canaria, Librería Canaima, El Libro Técnico, La Librería del Cabildo, libreria de El Corte Inglés; en Tenerife, Librería Lemus y Agapea. En Madrid, la librería donde puede adquirirse es Libros de Cine Ocho y Medio. Para compras online, este de la Librería Canaima de Las Palmas de Gran Canaria es el enlace más recomendable, pues solo añade 0,99 euros para envíos fuera de Canarias. El texto que sigue a continuación, titulado «Víctoria de Félix Sabroso y Dunia Ayaso» lo publiqué en La Provincia tras las presentaciones en Madrid, el 22 de noviembre, y Las Palmas de Gran Canaria, el 17 de diciembre:

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Imagen de la web de la Librería Canaima, donde puede comprarse online el libro. /OAC

La noche de la presentación en Madrid de “La isla interior. Homenaje a Dunia Ayaso”, editado por Filmoteca Canaria, en compañía de amigos y amigas de la pareja, cineastas, actores y actrices, entre ellos, Pedro Almodóvar, Esther García (Premio Nacional de Cinematografía 2018), Pepón Nieto, Candela Peña, Loles León, Antonia San Juan, Bibiana Fernández, Juan Gatti, Ángel Burgos, Toni Novella y Andrés Santana, concentré mis palabras en los tres objetivos que me marqué al abordar el libro. Sigue leyendo

El 22 de noviembre se presenta el libro sobre Félix Sabroso y Dunia Ayaso en Madrid


Será a las 20 horas en la librería Ocho y Medio de Madrid (Martín de los Heros, 11), el 22 de noviembre de 2018, con acceso libre, y contará con la presentación de Esther García, productora, Premio Nacional de Cinematografía 2018, y el actor Pepón Nieto, uno de los amigos más cercanos de la pareja. Félix Sabroso y un servidor, como responsable de la edición, también estaremos, junto con el consejero del Gobierno de Canarias, Isaac Castellano.

“La isla interior. Homenaje a Dunia Ayaso» incluye colaboraciones de David Delfín,  Javier Cámara, Antonio de la Torre, Mar Flores, Cayetana Guillén-Cuervo, Boris Izaguirre, Pepón Nieto, Candela Peña, Alberto San Juan, Goya Toledo, Elena Benarroch, Ángel Burgos, Jorge Calvo, Jordi Costa, Juan Gatti, Miren Ibarguren, María Pujalte, Carmen Ruiz, Paco Arroyo, Juan Antonio Castaño, Javier Fernández, Pepe Reyes, los hermanos de Dunia Ayaso y Félix Sabroso. Editado por Filmoteca Canaria, el volumen sale a la luz con su forma definitiva tras una primera edición que se presentó en el Festival de Málaga. Cine en Español en 2016. Tras esta presentación, se tomó la decisión de rehacer su diseño, encargado al colectivo PSJM.

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Invitación para la presentación de «La isla interior. Homenaje a Dunia Ayaso» en Madrid, el 22 de noviembre de 2018. / PSJM-OAC

“La isla interior. Homenaje a Dunia Ayaso» persigue tres objetivos, todos igual de importantes. El primero, asegurar una referencia que sirva de recuerdo permanente de Dunia Ayaso. Espero que el retrato de la directora, a través del caleidoscopio de miradas que se propone sea lo más fiel posible a su persona.

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Especial «La hija del mestre»: Todo sobre la madre del cine canario


Pilar fundacional del cine en Canarias, el filme mudo “La hija del mestre” (1928), dirigido por Carlos Luis Monzón y producido por Francisco González González, celebró en 2018 su 90 cumpleaños con sendas proyecciones en el Teatro Pérez Galdós, el 1 de junio, y el Paraninfo de la Universidad de La Laguna, el 28 de junio.

«La hija del mestre», primera película de tema canario de la historia, es una joya que sigue sin ocupar el lugar que merece en la historia de la cultura de Canarias. Las instituciones públicas y los historiadores han fallado estrepitosamente. Que en Las Palmas de Gran Canaria, el festival de cine haya pasado por alto la efeméride en la edición de este año es un dato significativo que también contribuye a evaluar la calidad del certamen. Que esta se haya celebrado en Gran Canaria por iniciativa de una modesta asociación cultural, Taller Lírico de Canarias (en especial Gonzalo Angulo), y en Tenerife, gracias al empuje de los responsables de la Revista Alisios (en especial, Attua Alegre), habla, otra vez, de la necesidad de considerar la pertinencia de relevar a los de la poltrona pública en la isla de Gran Canaria. En ambas celebraciones, ha participado en las proyecciones Filmoteca Canaria, depositaria de la copia del filme. Sigue leyendo

Entrevista a Jaime Romero, consejero delegado de Macaronesia Films: “Tenemos que conseguir estabilizar la actividad industrial del cine en Canarias”


Esta entrevista al consejero delegado de Macaronesia Film, Jaime Romero, la publiqué el 31 de diciembre de 2017 en La Provincia. El periódico le hizo un bonito despliegue de medios, con entrevista en formato audiovisual incluida. La publico hoy en mi blog coincidiendo con la noticia de que la primera película en que Macaronesia Films participó en 2017, «No dormirás» (Gustavo Hernández), producción de Bowfinger y Tándem Films, ha obtenido dos premios en el 21 Festival de Málaga. Cine en Español, los correspondientes a Mejor Fotografía y Mejor Montaje. Sigue leyendo

María Luisa Gutiérrez y Cristina Zumárraga, dos productoras y un destino: Gran Canaria


Mañana se inicia la filmación de «Perdida» en Gran Canaria, durante dos semanas, buen momento para rescatar esta entrevista en verano pasado a las productoras a María Luisa Gutiérrez y Cristina Zumárraga, donde saltó por primera vez la noticia de ese rodaje. Aqui se ofrece en versión completa. En el momento de la entrevista, publicada el 6 de agosto pasado en La Provincia, Gutiérrez y Zumárraga estaban en Gran Canaria como productoras españolas de “No dormirás”. Como ya avanzaba Gutiérrez en la entrevista, “Cornelia” (el nombre con que se refirió la película «Perdida») es un thriller que rodaremos durante dos semanas en Gran Canaria, del 13 al 26 de noviembre próximos con Amaia Salamanca y Lusiana Lopilato”.

Otros destacados de la entrevista en la que abordamos la situación actual del cine español, su mala prensa y el papel de las mujeres en nuestro cine fueron los siguientes: “La Elvira” se rodará íntegramente en Gran Canaria el segundo semestre de 2018 con Adriana Ugarte y Elvira Mínguez en el elenco” (Cristina Zumárraga) y “La película «No dormirás” es un proyecto que tiene asegurado el recorrido internacional, incluido el estreno en Estados Unidos».

Así salió la entrevista publicada en La Provincia el domingo 6 de agosto pasado / OAC

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