Esta entrevista a Diego Betancor (25 años, director de Casting Canarias) fue publicada en una versión algo más reducida hace una semana en el diario La Provincia. Betancor ha sido de los técnicos canarios que mejor ha sabido aprovechar el boom de rodajes de cine en Canarias en los últimos cinco años. Ha trabajado en casi todas la películas grandes: “»Wrath Of The Titans» («Ira de titanes», Jonathan Liebesman, 2012), «The Dictator» (“El dictador”, Larry Charles, 2012); “Fast & Furious 6» («A todo gas 6”, Justin Lin, 2012),»[REC]4: Apocalipsis» (Jaume Balagueró, 2014); “Exodus: Gods and Kings” («Exodus, dioses y reyes», Ridley Scott, 2014); “Nadie quiere la noche” (Nobody Wants The Night, Isabel Coixet, 2015); “Cómo sobrevivir a una despedida” (Manuela Moreno, pendiente de estreno) ; “Palmeras en la nieve” (Fernando González Molina, pendiente de estreno); “In The Heart Of The Sea» («En el corazón del mar», Ron Howard, pendiente de estreno); y «Proyecto Lázaro» (“Project Lazarus”, Mateo Gil, en producción).

«Ahora mismo hay técnicos canarios rodando la nueva película de James Bond en Austria». En la foto, Diego Betancor en Berlín en 2014. / CASTING CANARIAS
Diego Betancor (La Laguna, 1989) es, a sus 25 años, director de Casting Canarias y uno de los técnicos locales que mejor ha sabido aprovechar la oportunidad de trabajar en rodajes de películas en el quinquenio de oro vivido entre 2009 y 2014. La posición que ocupa no es casual. “Fui un niño al que le gustan mucho las películas, como tantos otros, con la suerte de que un día, mientras estaba en Madrid en un torneo de esgrima, me topé con una Postalfree que informaba una escuela de cine para niños llamada Orson The Kid. Aquella postal cambió mi vida. Me matriculé con doce años. En 2004 hicimos “El guardavías”, la primera película hecha por niños en España; en 2007 dirigí y escribí allí mi primer largometraje, “Los veraneantes”. En total rodé diez cortos y dos largos“. Tras la experiencia en Orson The Kid, dirigió -con solo 17 años- un certamen innovador, el festival de cine Ateneo Coste Cero de La Laguna, para películas con un coste inferior a dos mil euros y sin ayudas públicas. “Lo dejamos por falta de apoyo institucional, y eso que era de los más rentables, por lo poco que costaba (18.000 euros) y la repercusión que tenía”. Antes de los 21 años el lagunero rodaría otros seis cortometrajes.
Como director de casting y en equipos de dirección de películas, Betancor ha trabajado en una treintena de anuncios publicitarios y once largometrajes. Entre ellos, algunos de los más importantes rodados estos años: “»Wrath Of The Titans» («Ira de titanes», Jonathan Liebesman, 2012), «The Dictator» (“El dictador”, Larry Charles, 2012); “Fast & Furious 6″ («A todo gas 6”, Justin Lin, 2012),»[REC]4: Apocalipsis» (Jaume Balagueró, 2014); “Exodus: Gods and Kings” («Exodus, dioses y reyes», Ridley Scott, 2014); “Nadie quiere la noche” (Nobody Wants The Night, Isabel Coixet, 2015); “Don´t grow up” (Thierry Poiraud, pendiente de estreno); “Cómo sobrevivir a una despedida” (Manuela Moreno, pendiente de estreno) ; “Palmeras en la nieve” (Fernando González Molina, pendiente de estreno); “In The Heart Of The Sea» («En el corazón del mar», Ron Howard, pendiente de estreno); y «Proyecto Lázaro» (“Project Lazarus”, Mateo Gil, en producción). Betancor se siente hoy ante una etapa profesional estimulante en la que quiere combinar trabajos de casting con proyectos propios a través de la productora El Apartamento Films. En paralelo, mantiene el proyecto “La bici de E.T.”, con el que ya ha impartido formación a niños en Bogotá y Río de Janeiro. “Dar formación audiovisual desde edades tempranas me parece fundamental, aunque es un tema en el que, por falta de tiempo, no puedo profundizar”.
¿A qué se dedica un director de casting en el contexto del cine que se rueda en Canarias?
En mi caso, desempeño dos tareas diferentes, selecciono actores y trabajo con los figurantes en el departamento de dirección de la película. Mi escuela es la inglesa, que tiene un nivel de exigencia mayor que el estándar español. Me gusta trabajar con la productora de Adrián Guerra porque lo entiende igual. La forma de tratar a los figurantes, la valía que se les da y el reconocimiento a tu trabajo para conseguirlos es diferente. Es necio tratar a la figuración como un bulto, y peligroso infravalorarlos, porque puede ser un grupo humano muy numeroso con influencia en el ambiente del rodaje. Una mala dirección de los figurantes se percibe en la pantalla.
¿Cómo llegó a esta especialidad?
Iba a ser chófer en “Ira de titanes”, pero el destino hizo que pudiera entrar haciendo casting en el departamento de dirección. Así fui encadenando las películas. Aquella oportunidad me llegó con 20 años, en un momento en que estaba dispuesto a trabajar hasta el final en lo que fuese.
Y hoy, con 25 años, cuenta con la principal plataforma de casting para películas de las Islas.
La evolución natural es que Casting Canarias se convierta en una empresa. Considero importante diferenciarme de las agencias, porque nosotros no representamos a personas ni cobramos una comisión por quien trabaja a través nuestro. A mí me paga la productora por hacer nuestro trabajo y al actor o figurante por hacer el suyo. Considero que trabajar así es un paso importante para profesionalizar el sector, tanto en publicidad como en cine, muchas veces he echado en falta transparencia en este tema.
¿Dónde están las mayores dificultades de su trabajo?
Cualquier director de casting en activo tiene una agenda enorme de actores o de personas con posibilidades para participar en papeles de figuración. Pero ocurren dos cosas, por un lado, muchas veces se piden perfiles que no tienes, lo que automáticamente obliga a seguir haciendo pruebas. Por otro, la captación de figurantes es, por definición, un trabajo de campo. Las bases de datos no tienen sentido, porque la gente cambia, engorda, adelgaza, se cambia el pelo, cambia su disponibilidad laboral. Necesitas tener fotos recientes, la búsqueda es constante.
¿Dónde realiza las pruebas?
Allí donde se vaya a rodarse, es lo orgánico. En “Cómo sobrevivir a una despedida”, por ejemplo, hubo que hacerlo en Maspalomas a las Drag Queens de allí. Muchas veces ayuntamientos y cabildos colaboran cediendo sus espacios, aunque a veces alquilamos salas de hotel.

«La figuración me gusta cuando es un elemento artístico que suma a la película». Diego Betancor, durante una prueba de casting. / CASTING CANARIAS
El caso de “En el corazón del mar” fue especial.
Así es, porque necesitábamos gente con conocimientos de navegación y que no marease, porque iban a estar trabajando en un barco un mes y medio durante doce horas diarias. Nos tocó hacer casting en cuatro islas, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote, no solo a actores, sino también a marineros reales. Siempre mantienes la ilusión de encontrar el talento escondido. Al final seleccionamos a cuatro actores canarios (Santi López, Nordin Aoures, Víctor Esteban y Henrique Da Fonseca) para papeles de reparto, que llegaron a rodar en Londres.
¿Cuánta gente ha pasado por delante de su cámara en estos cinco años?
Cerca de veinte mil solo en figuración, no sé dar una cifra más aproximada. Lo que se conservan son las listas de castings de cada proyecto. En la publicidad para una marca alemana en que ando ahora he visto a 245 personas. En “En el corazón del mar” vimos a 350 solo para actores en el barco y a 3.200 para figuración.
¿Ha sido el filme de Ron Howard su mayor reto profesional?
Y el más gratificante. Tuve la suerte de poder hacer, con 23 años, casting en Madrid para un rol secundario a muchísimos nombres del cine español a los que siempre he admirado. Al final fue Jordi Mollá. Fue un aprendizaje de gigante.
Es la última superproducción de Hollywood rodada en las Islas y retrasa su estreno al 11 de diciembre después de haberlo anunciado para marzo.
El propio Ron Howard lo escribió en su cuenta de Facebook. Al parecer, no solo es por lo que los americanos llaman el “Award Season”, la “temporada de premios”, que hace más interesantes los estrenos a final de año. Él mismo se expresó favorable al cambio, por la calidad de la película.
¿Usted qué expectativas tiene?
Estuve las cinco semanas de rodaje en el set e intuyo el resultado del trabajo bien hecho y con buena energía.
¿Qué recuerdos le quedan de esa filmación?
En esa película trabajé primero haciendo el casting de actores durante cuatro meses y medio, trabajando con Nina Gold, una prestigiosa directora de casting de Hollywood. Luego continué otros tres meses en el equipo de dirección. Fue una película mágica, por el lugar, que tiene menos habitantes en el mes de octubre que el equipo de rodaje que se instaló, y su gente, que se volcó con nosotros. No fue un rodaje nada estresante, nos contagiamos del ambiente tranquilo de La Gomera, terminando cada noche con una cerveza en el bar La Chalana de Playa Santiago.
¿Hubo alguna circunstancia que la hiciera diferente?
El equipo inglés y americano en esta película trataba al equipo local con muchísimo respecto, a su mismo nivel, eso fue especial. Tuve la ocasión de reunirme con Ron Howard para hablar de la figuración, y me hablaba con mucho entusiasmo de cómo quería a cada uno de los personajes que íbamos a seleccionar. Y fue un reto rodar escenas en La Gomera como si fuera un poblado de Ecuador. Porque no solo era lograr a los figurantes con esa apariencia física, también es dirigirlos para que resulte creíble. Hicimos un casting de 1.200 personas en Playa Santiago, porque por motivos logísticos lo más práctico era contar con gente del lugar. Pero debimos recurrir a personas de fuera, y cerca de sesenta figurantes vinieron de Tenerife.
¿Qué tiene de especial trabajar con la figuración?
La ventaja de que es gente que no pertenece al oficio y viven los rodajes con una ilusión y emoción tremendas. Para ti quizás sea la novena semana, estás deseando que se acabe, pero para él es el primer día de rodaje de toda su vida. Esa energía te contagia y ayuda a seguir. Hay muchas historias bonitas detrás.
La historia de “En el corazón del mar” está basada en el suceso que también inspiró a Meville para “Moby Dick”, filmada en Canarias. ¿Conocía esta circunstancia el equipo de rodaje?
Sí, y había algo romántico en participar en un rodaje de un suceso tan parecido al de la película de Huston y Gregory Peck sesenta años más tarde.

«El figurante vive los rodajes con una ilusión y emoción tremendas. Tú puedes estar deseando que acabe, pero para él es el primer día de rodaje de toda su vida». Cartel de «Palmeras en la nieve», presentado recientemente.
¿Qué me puede decir de sus películas con Adrián Guerra?
Trabajar con Adrián Guerra es muy estimulante y gratificante. Su carrera es inspiradora para la gente joven, un claro ejemplo de que el trabajo puede hacerse bien. Ha sabido aprovechar como ningún otro las ayudas que tenemos en forma de incentivos fiscales. Me da rabia que los demás productores canarios no estén sabiendo aprovechar estas ayudas para apostar también por los cineastas locales.
¿Cómo fue el rodaje de “Palmeras en la nieve”?
Emocionante. Lo que se ha conseguido es increíble. Es verdad que es una película de presupuesto ambicioso, pero también que el nivel de entrega del equipo ha sido enorme. De las diez semanas de rodaje, más de la mitad fueron en rodaje nocturno, algo especialmente duro, y con 2.500 figurantes de Gran Canaria para recrear Guinea Ecuatorial en el pasado, es decir otra época y otro país. Para mí eso fue un estímulo fundamental. Ocurrió algo similar a lo que contaba antes con “En el corazón del mar” cuando debimos recrear el poblado ecuatoriano en La Gomera. La figuración me gusta cuando es un elemento artístico que suma a la película. En “Palmeras en la nieve” los extras fueron tan importantes como los decorados de Antón Laguna. Él fue capaz de hacer Bissappoo y Sampaka en la finca de Osorio de Gran Canaria, y nosotros llenamos esos decorados con gente de manera que fuera verosímil. El rodaje nos costó mucho sudor, con la sensación de llegar siempre a los plazos a última hora.
¿De cuántas personas hablamos?
Estaban las personas de piel negra y los colonos blancos. De origen africano trabajamos con entre 700 y 800 personas diferentes en Gran Canaria. Hubo secuencias, como las que rodamos en Sardina del Norte, que fueron de 500 figurantes diarios. No sé cuanta gente censada de piel negra hay en la isla, pero mi impresión es que no nos quedó a nadie fuera. Peinamos todo. Era además, un película muy exigente. No todo valía. Así que de entrada, el 60% de lo que vimos no cumplía el perfil , y no podíamos conformarnos con menos. Hacía el trabajo más complicado, pero al mismo tiempo más espectacular.

«Considero que trabajar como hacemos en Casting Canarias es un paso importante para profesionalizar el sector». Figurantes antes de comenzar el rodaje de «Palmeras en la nieve» / LUIS ROCA ARENCIBIA
Hay quejas recurrentes ante la falta de contratación de técnicos locales en las películas.
Entiendo que puede ser desesperante ver que vienen trabajos a las islas y no consigas meter la cabeza, pero con interés y perseverancia se consigue. Debe tenerse en cuenta que el mundo del cortometraje no te da la formación necesaria para afrontar una jefatura de equipo en un largometraje, son mundos distintos. Hace poco leí una entrevista del director de producción Emiliano Otegui: “cuando llegues a director de producción nunca olvides que empezaste de auxiliar”. Considero fundamental la meritocracia en el cine. Uno de los ejemplos es Toni Novella, que ganó este año el Goya al Mejor Director de Producción por “El niño”. El cine es una industria muy sacrificada, tienes que dejar de lado muchísimas cosas para dedicarte a ello. Las ganas de aprender y darlo todo tienen que estar por encima de cualquier otra consideración. Por otro lado, la etiqueta del que es canario y solo rueda aquí hay que eliminarla. Ahora mismo hay técnicos canarios rodando en Austria el nuevo James Bond, en rodajes que no usan el incentivo fiscal canario. Están ahí simplemente porque lo valen, son técnicos que cine que empezaron a trabajar en el marco de las grandes producciones que se rodaron desde 2009 y ahora despliegan su carrera fuera de las islas.
¿Cuál es su valoración de la situación del sector en las Islas?
En publicidad hay un gremio sólido de gente muy preparada, técnicos del audiovisual de todas las edades que viven muy dignamente desde hace décadas. Es industria, aunque esos rodajes no salgan en los periódicos. Lo que tenemos que tener muy presente es el escenario que quedará cuando el sistema de ayudas por incentivos termine, porque ocurrirá, y lo ideal es que cuando eso ocurra haya quedado en Canarias algo parecido a una industria audiovisual.
¿Es partidario de retomar las ayudas públicas directas que el Gobierno de Canarias eliminó en 2012?
Soy partidario de que hayan ayudas públicas al cine y hay comunidades como Cataluña, El País Vasco y Andalucía que lo hacen muy bien. Quizás en Canarias pasó que hubo un buen sistema de ayudas sin una industria que lo soportara. Pero tendrán que volver, quizás con menos dinero, pero hay un cine pequeño que difícilmente conseguirán financiarse con los incentivos fiscales. Es un cine al que hay que apoyar con ese tipo de ayudas.
¿Has percibido diferencias entre islas en el desarrollo del sector entre Tenerife y Gran Canaria?
Veo diferencias en actores. Hay dos núcleos de actores diferentes en Tenerife y Gran Canaria que, salvo contadas excepciones, no se mezclan en proyectos comunes. Eso me extraña, me parece curioso. En Gran Canaria he descubierto a una cantera de actores de mucho nivel que no había conocido en las pruebas que había hecho en Tenerife. Los técnicos están más mezclados. Lo que sí es evidente es que Tenerife empezó atrayendo las grandes producciones internacionales, películas muy grandes que formaron a mucha gente y creó una pequeña cantera de profesionales. En 2014, por los proyectos de Nostromo Pictures, Gran Canaria ha acogido algunos muy ambiciosos también. De hecho, considero que los rodajes de Gran Canaria en 2014 fueron más interesantes que los de Tenerife.