
«Igual que el artista martillea la piedra, Moreno machaca con un cine de mínimos técnicos que pone el énfasis siempre en la trascendencia de lo que muestra.»
Este artículo fue publicado ayer en la edición de papel del suplemento de Cultura del periódico La Provincia. Aquí, al final del texto añado además preguntas que fueron descartadas para el artículo final.
“La piedra” (2013), filme de 47 minutos dirigido por Víctor Moreno (Santa Cruz de Tenerife, 1981), recibió la semana pasada el segundo premio del 43 Festival de Cine de Alcalá de Henares (Alcine), uno de los principales de España. “La piedra” se filmó en Haría, Lanzarote. Está protagonizada por el artesano local Santiago Navarro. El filme había estrenado en abril en el festival suizo Visions du Réel.
“La película surge de mi encuentro con Santi durante la grabación de otro proyecto cinematográfico. Durante veinte días estuve acompañando a Haría Society, asociación de ciudadanos de este pueblo de Lanzarote, a la feria ITB de Berlín, la más importante de turismo del mundo. El propósito era mostrar a potenciales visitantes de la isla otro tipo de turismo. Santi, debido a su trabajo con la piedra, era uno de los invitados. Sin embargo, estando allí descubrí que su trabajo estaba descontextualizado del espacio en el que lo realiza, que es esencial para entender su labor. Por eso cuando regresamos decidí grabarle durante varios días. El rodaje fue muy rápido, el montaje también. Todo en un mes. De hecho, la versión final es el primer corte de montaje, algo muy inusual. Sin revisiones. Es una forma de trabajar que me interesa mucho.”
En silencio Moreno observa y filma. Deja al espectador que hable. Le regala la última palabra.
Te gustara “La piedra” si piensas que en las salas de cine ya solo ponen bobadas, si te sacan de tus casillas los toneles de palomitas en brazos de hombres y mujeres como castillos contestando por Whatsapp en medio de la proyección. O si te parece que cualquier intento por expresar las cosas de forma distinta cuenta con tu visto bueno. Hace un año Víctor Moreno afirmó en una entrevista a este periódico que no soportaba el cine que remite a otro cine. “En muchos casos el resultado es brillante pero el cineasta condicionado por su cinefilia ha perdido algo esencial, la sinceridad del autor. Por eso muchas veces prefiero películas imperfectas, pero sinceras. Cada día lo tengo más presente a la hora de grabar. Procuro situarme mientras grabo como si fuera la primera vez que lo hago, no dejar de ser un amateur. Creo que en “La piedra”, donde dejo espacio para mis propias imperfecciones y dudas mientras ruedo, eso está más presente que en cualquiera de mis otros trabajos.”

«Procuro situarme mientras grabo como si fuera la primera vez que lo hago, no dejar de ser un amateur.»
“La piedra” cuenta el proceso de hacer objetos de enormes teniques extraídos de una cantera. Santiago es un artesano. Como Moreno, claro está. Trabaja en solitario igual que él. El tinerfeño guarda las distancias. No lo hace por cobardía. Víctor Moreno acompaña al personaje de forma invisible. Su protagonista lo delata de forma espontánea. El picapedrero pule las enormes rocas y las convierte en ornamentos. También es un artista. Quizás Moreno lo haya elegido por afinidad. “Me interesaba hacer el retrato de Santiago y su relación con la técnica a la hora de desarrollar su trabajo. Es solitario, como gran parte del que yo realizo, por eso su trabajo se convierte en una especie de espejo del mío. Casi podría decir que “La piedra” es mi trabajo más autobiográfico”.
¿Qué es lo más bonito que le han dicho de “La piedra”?
Pues me lo dijo un cineasta, Koldo Almandoz. Me dijo que acababa de regresar de Lanzarote y que había estado en el mercado de Haría. Allí vio a un hombre vendiendo unas vasijas hechas en piedra y le sorprendió lo caras que eran. Cuando vio la película y descubrió que aquel tipo era Santi, se sorprendió ante el enorme esfuerzo que había detrás de cada vasija y me dijo que no sólo le parecían baratas, sino que además casi estaban regaladas. Se arrepintió de no haberlas comprado.
¿En qué público piensa cuando hace una película?
Mis películas son accesibles a todo tipo de público. No creo que se trate de películas intelectuales o realizadas para una élite. Lo único que las diferencia es el lenguaje que utilizan. Una vez superado este primer paso, el público accede a ellas sin problemas. Para mí es una cuestión social y política más que cinematográfica. La sociedad debe habituarse a ver pluralidad de propuestas, máxime en estos tiempos de uniformidad. Seguro que así conseguimos una sociedad más preparada, tolerante y, sobretodo, crítica con el mundo en el que vivimos. Sigo pensando que la cultura es un bien público y que por lo tanto debe ser lo público quien se haga cargo de ella. Si creemos que vivimos en comunidad debemos defenderla, mucho más en este tiempo.
“Sigo pensando que la cultura es un bien público y que por lo tanto debe ser lo público quien se haga cargo de ella”
Moreno deja perplejos a los críticos más sesudos. “Sinfonía minimalista ritmada por el sonido del viento y el golpe del metal contra la roca.” “Doble del héroe absurdo Sísifo.” “Reflexión sobre un gesto arcaico en la era ultratecnológica.” “Ilustración perfecta del delirio de querer filmar para averiguar cómo sería la primera vez que se hace.” El tinerfeño está a un paso no ya de ser incomprendido, sino de ser entendido como un cineasta que no sabe explicar sus agujeros. Puede que así sea. O que precisamente esa sea su virtud. Lo cierto es que su voz es única y que ningún plano, ni un solo movimiento de cámara, parece gratuito. En silencio Moreno observa y filma. Emitiendo señales imprecisas de lo que quiere transmitir, dejando al espectador que hable, regalándole la última palabra.
Igual que el artista martillea la piedra, Moreno machaca con un cine de mínimos técnicos que pone el énfasis siempre en la trascendencia de lo que muestra. Que da más valor a la integridad del proceso que a la obra terminada. Un cine así no es sin intención. Desde detrás de la pantalla, el cineasta vigila las reacciones del espectador.
¿Qué piensa de los tiempos que corren?
España está sufriendo una transformación al servicio de los poderes financieros internacionales bajo el paraguas y la protección del Banco Central Europeo. Es el mismo proceso que realizaron en América Latina en los años ochenta y noventa del siglo pasado y que resultó ser un fracaso, con países endeudados y una gran fracción en la sociedad; los ricos más ricos, los pobres, más pobres. España es un país sin recursos más allá del turismo y ahora mismo está poniendo en práctica las políticas económicas que dictan esos organismos internacionales que sirven al capital. La situación es muy negra, estamos adentrándonos en un abismo del que nos será muy difícil salir. Nos estamos convirtiendo en súbditos y parece que la gente lo ha asimilado. La resaca del siglo XX y la perversidad del poder está haciendo el resto. Sin embargo, no nos olvidemos de que la única crisis que ha habido desde 2008 ha sido la del modelo neoliberal. No hace falta ser muy listo para deducir que la solución no puede ser dar más recetas para ese modelo. No, no puede ser.
EXTRAS: las preguntas y respuestas que no tuvieran cabida en el texto.
La principal distribuidora y exhibidora española de cine independiente, Alta Films, ha quedado hecha añicos en 2013. ¿El cine en salas comerciales en España es hoy ya un caso perdido?
Es innegable que la salas de cine, más allá de las que proyectan las grandes superproducciones, tienen sus días contados. También es cierto que ahora mismo están surgiendo un circuito de salas pequeñas, en muchos casos independientes, surgidas de iniciativas ciudadanas que programan un cine en las antípodas de la superproducción. Estas salas dan una difusión necesaria y cada vez mayor. Sin embargo, no son suficiente para crear un mínimo tejido industrial. Internet es una buena ventana para descubrir, pero no para encontrar una rentabilidad económica, por lo menos a día de hoy.
¿Qué piensa de las descargas ilegales de películas? ¿Es un fenómeno inevitable?
Asistimos a un control, cuando no eliminación, de la pluralidad cultural. Esto se traduce en todos los ámbitos de la vida, incluido, cómo no, el cine. Cualquier forma de derribar este poder, para mí es bienvenido. Ahora bien debemos ser conscientes también del mundo que queremos construir. La sociedad debe entender que la cultura es aquello que nos representa, que nos ayuda a entender el mundo en el que vivimos a la vez que lo cuestiona. Debemos entender que la cultura no es aquello que llena nuestro tiempo de ocio. Eso nos convierte en más esclavos de lo que ya somos.
Tengo entendido que “Edificio España”, su anterior película, ha sufrido un parón en su difusión por problemas con los propietarios del edificio.
De este tema no puedo hablar mucho, de momento. Solo decirte que para nosotros ha sido el período más duro de nuestra vida. Ha supuesto encontrarnos de frente con la realidad oculta de este país. Hemos aprendido y sufrido mucho. Aún tenemos la herida abierta.
Hace unos años un grupo de cineastas se enfrentaron al Gobierno por la reforma de las ayudas a la ley del cine. Pretendían una línea de ayudas al margen de las que iban dirigidas al cine de vocación más comercial. ¿Comparte que se fomenten ayudas públicas que primen al cine minoritario frente al que busca un mayor número de espectadores?
Desde luego, yo estaba entre los que firmé. Creo que se responde en otra pregunta anterior cuando te he dicho que para mi la cultura es un bien público y como tal tendría que estar integrada en todos los ámbitos de la vida. Ya te he comentado que para mi sería fantástico llegar a todos los espectadores pero sin tener que renunciar a mi forma de ver el mundo. Hubo un tiempo en que el cine norteamericano más comercial producía películas que iba en esta dirección. Ahora en el turbo capitalismo en el que vivimos eso ya no interesa.
Se habla de “otro” cine español por una corriente de cineastas que ofrecen un cine que deja en segundo plano la importancia del rendimiento comercial.
Hace tiempo yo comenté que esto ocurriría. Y además es lógico. Ante la ausencia de un tipo de cine supuestamente industrial los críticos se han empezado a fijar en otros cineastas que llevamos haciendo películas desde hace poco. Quizás implica un cambio generacional pero también es un cambio en las formas de producción, en la relación con el digital y la cultura audiovisual.
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