Arantxa Aguirre, cineasta: “No descansaré hasta hacer mi documental sobre Galdós”


Que la cineasta y galdosiana Arantxa Aguirre anuncie su decisión de abordar una película documental sobre Benito Pérez Galdós con el horizonte puesto en 2020, cuando se cumpla el 120 aniversario de su fallecimiento, es una gran noticia. «Es hora de que España reconozca a Galdós su talla de gigante” y «Buñuel sacó de Galdós su frase “soy ateo gracias a Dios” son otros dos de los titulares destacados de esta entrevista que hicimos a medio camino entre Las Palmas y Madrid.

Arantxa Aguirre ha trabajado en el equipo de dirección de cineastas como Mario Camus, Pedro Almodóvar, Carlos Saura, Basilio Martín Patino y Luis García Berlanga. Ha publicado los libros “Buñuel, lector de Galdós” (Premio de Investigación Pérez Galdós, 2003) y “34 actores hablan de su oficio” (Ed. Cátedra, 2008), secuela de su largometraje “Hécuba. Un sueño de pasión”, nominado al Premio Goya al Mejor Documental en 2007. Tras aquella película, ha dirigido documentales como “Un ballet para el siglo XXI” (2008), “Béjart Ballet Lausanne au Palais Garnier” (2011), “An American Swan in Paris” (2011) y «Nuria Espert. Una mujer de teatro» (2012). “El esfuerzo y el ánimo” (2009) obtuvo varios premios internacionales y se estrenó en salas comerciales en Francia, Suiza y Japón. Sus últimos trabajos son los documentales “Una rosa para Soler” (2014) y “Dancing Beethoven”, de inminente estreno. Además, en diciembre grabará el espectáculo que la Béjart Ballet Lausanne, dirigida por Gil Roman, ofrecerá en Lausanne por el centenario de la cantante francesa Edith Piaf, con coreografías creadas por Maurice Béjart. La entrevista que sigue a continuación fue publicada en La Provincia.

Arantxa Aguirre / OAC

Arantxa Aguirre / OAC

Cuando nos sentamos en la barra del restaurante El Chacalote de San Cristóbal, Arantxa Aguirre Carballeira, cineasta, galdosiana y doctora en filología, había pasado la mañana visitando el Museo Néstor de Ciudad Jardín. Salió deslumbrada. Madrileña, hija de actriz (Enriqueta Carballeira) y director de cine (Javier Aguirre), forma parte, por primera vez, del Comité Científico del Congreso Internacional Galdosiano, que celebrará en junio de 2017 su edición número 11. Este comité inició sus sesiones preparatorias en Las Palmas los días 1 y 2 de octubre pasados. Con Aguirre y bajo la dirección de la catedrática Yolanda Arencibia, lo conforman Germán Gullón, Dolores Troncoso, Pilar García Pinacho y Alan Smith. El Congreso se celebra en 2017, pero su mirada alcanza a 2020. Es año se cumplirán 100 años del fallecimiento de Benito Pérez Galdós, el 4 de enero de 1920 en Madrid.

Entre los proyectos de Aguirre hay uno largamente ansiado, dirigir un “gran documental” sobre Galdós. Adelanta lo que puede entre cañas y refrescos de manzana durante la cita en el barrio marinero: “La idea, más que surgir, cae por su peso. Conozco en profundidad a Galdós, mi tesis sobre su relación con Luis Buñuel fue premiada por el Cabildo de Gran Canaria y me dedico profesionalmente al cine documental, con trabajos, entre otros, sobre José Luis Borau, Fernando Fernán Gómez y Nuria Espert. Sería un desperdicio no unir estas vertientes y emplear mi experiencia en un asunto que me entusiasma y que conozco bien. El cineasta francés Jean Painlevé dijo que el primer mandamiento de un documentalista es “no trabajes sobre un tema si no lo amas”.

El lema escogido para el XI Congreso Internacional es “La hora de Galdós”. ¿Por qué?

Se acerca el centenario de su muerte y ya es hora de que, de una vez por todas, este país nuestro le reconozca su talla de gigante. Él seguirá siendo quien es al margen de nuestros homenajes, ahí queda su obra para demostrarlo, pero nosotros no podemos permitirnos ni un minuto más la soberana estupidez de desconocer a un autor que, a lo largo de decenas y decenas de espléndidas novelas, lleva a cabo un retrato de la sociedad de su tiempo que nos describe y nos explica genialmente.

¿Qué distingue a Benito Pérez Galdós del resto de los novelistas españoles?

En primer lugar le distingue la ambición. Un autor que a los treinta años concibe y pone en marcha el proyecto colosal de los Episodios Nacionales es alguien extraordinario. Pero aún más extraordinaria es esa voluntad que le permite seguir adelante con la empresa a lo largo de cuarenta años, sin dejar entre tanto de publicar otras novelas y obras de teatro. Por último, esas dos cualidades no servirían de mucho si no estuvieran basadas en la penetración de su mirada, capaz de captar tanto las grandes líneas de las pasiones como la riqueza de matices en los que se revela el alma humana.

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El comité científico del XI Congreso Galdosiano. De izquierda a derecha, Alan Smith, Vicky Galván (directora de la Casa Museo Pérez Galdós), Arantxa Aguirre, Pilar García Pinacho, Yolanda Arencibia, Dolores Troncoso y Germán Gullón. / OAC

Los Congresos Internacionales Galdosianos cumplirán en la próxima convocatoria cuarenta y cuatro años. ¿Qué valoración hace de los mismos?

Investigar y profundizar sobre los grandes autores es algo ineludible para una sociedad civilizada. Isaac Newton, recogiendo un tópico de la retórica medieval, escribió: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”. No darse cuenta de ello o ignorar a los maestros que nos han precedido nos envilece y empobrece a partes iguales. Estos congresos me recuerdan la labor nocturna de Penélope en la Odisea. Día tras día, la televisión con sus programas vocingleros, las tertulias insultantes de algunas radios o el bajo nivel general del debate político van tejiendo un sudario de vulgaridad y mala educación que nos asfixiaría a todos si no fuera por esta labor a la contra, casi clandestina, de personas como las que los han sostenido. Personas amantes de la cultura y del conocimiento que se reúnen para intercambiar saberes y para preservar un patrimonio que pertenece a nuestros hijos y que no debemos permitir que se vaya por el desagüe.

En el XI Congreso usted tendrá un papel relevante. ¿Puede adelantarnos alguna de las novedades que traerá la próxima convocatoria?

Con la vista puesta en el Centenario de 2020, queremos extender el área de influencia del Congreso, involucrando a autoridades de otros campos que tengan algún tipo de relación con Galdós y que multipliquen nuestro alcance. Se trata de intentar traspasar por esta vez el ámbito de los especialistas con el fin de llegar a la sociedad española en su conjunto. Nos proponemos empezar a concienciar a la sociedad para que en el 2020 no sea necesario explicar por qué estamos celebrando a Galdós.

Es una de las principales expertas en las relaciones que ligan a Galdós con Luis Buñuel. Su investigación sobre este asunto obtuvo el Premio Internacional Pérez Galdós en 2003. ¿Buñuel sería quien es sin Galdós?

Esa pregunta la responde el propio Buñuel cuando le comenta a su amigo Max Aub: «La de Galdós es la única influencia que yo reconocería, así en general, sobre mí.» Por otra parte, hay una conexión que nunca ha sido publicada y que ilustra de manera elocuente esta influencia. La celebrada frase “soy ateo gracias a Dios”, que se atribuye universalmente a Buñuel, porque en efecto la pronunció y porque para muchos le define, tuve la sorpresa de encontrármela en el Episodio Nacional “España sin rey”, donde un personaje dice: “«Este es Suñer y Capdevila, diputado federalista, y ateo él gracias a Dios». Este dato es más significativo de lo que parece y además revela que no hay como conocer a los clásicos para ser más moderno y heterodoxo que nadie.

Retratos de Luis Buñuel (i) y Benito Pérez Galdós / OAC

Retratos de Luis Buñuel (i) y Benito Pérez Galdós / OAC

Su condición de cineasta y galdosiana le ha permitido ahondar en un asunto que suele tratarse de forma superficial, desde las adaptaciones “Nazarín” (1959) y “Tristana” (1970).

Buñuel había leído con fruición a Galdós y había absorbido de él multitud de ideas que enriquecieron su cine. Además de las adaptaciones que mencionas, la presencia de Galdós es patente en la que a mi juicio es la obra maestra de Buñuel, “Viridiana”(1961), que se nutre sin reservas del universo galdosiano y de sus novelas «Ángel Guerra» y «Halma» en particular. Ambos autores se inscriben además en la corriente regeneracionista de la Institución Libre de Enseñanza, fundada por el coetáneo de Galdós Francisco Giner de los Ríos y que dio lugar, entre otros proyectos decisivos para la modernización educativa del país, a la Residencia de Estudiantes, donde Luis Buñuel se matriculó a su llegada a Madrid.

¿Piensa que en este asunto hay vetas aún por explorar?

Es un universo abierto que debe seguir investigándose. Estudiosos como Agustín Sánchez Vidal o Víctor Fuentes nos han legado espléndidas aportaciones pero los grandes autores no se terminan nunca. Cada generación debe acudir a ellos con sus propias preguntas.

Volvamos al documental sobre la figura de Galdós. ¿De qué ideas parte?

Es prematuro hablar, porque aún no ha comenzado el proceso. Tengo un maremágnum de ideas, sensaciones e información que irá materializándose en cuanto empiece a trabajar concretamente en el proyecto. Lo que sé es que será un apasionante viaje lleno de peligros y aventuras en busca de don Benito. Y que no descansaré hasta conseguirlo.

Lleva 7 años dirigiendo documentales para la compañía Béjart Ballet Lausanne, dirigida por Gil Roman. ¿Cómo nace la relación?

Cuando tenía 19 años estudié en Bruselas en la escuela de Béjart. Después mi vida fue por otros caminos hasta que volví a encontrar a la compañía en el Teatro Real de Madrid en 2008. Acababa de morir Maurice Béjart y yo iba a hacer un reportaje sobre su presentación. Me di cuenta de que el momento que vivía la compañía merecía una película. Tuve la suerte de que este primer cortometraje le gustó mucho a Gil Roman y me dio permiso para rodar “El esfuerzo y el ánimo”. Esta película ha sido fuente de incontables satisfacciones para la compañía y para mí. A partir de ahí, me han encargado tres documentales más y varias grabaciones de sus espectáculos. Si esto sigue así, acabaremos emulando a Richard Linklater y su “Boyhood” (2014).

Cartel francés del documental "El esfuerzo y el ánimo" / OAC

Cartel francés del documental «El esfuerzo y el ánimo» / OAC

Su nuevo trabajo con esta compañía es un largometraje documental con la Novena Sinfonía de Beethoven de protagonista.

Así es, la película se llama “Dancing Beethoven” y está pendiente de estreno. Fue un gran espectáculo presentado en Tokio en 2014 con el Béjart Ballet, el Ballet de Tokio y la Orquesta Filarmónica de Israel, dirigida por Zubin Mehta. Deposito en ella grandes esperanzas, lo que pasaba delante de la cámara era magnífico. Fue un gran desafío para mí y mi equipo.

Otro de sus trabajos es “Hécuba. Un sueño de pasión” (2008), sobre el oficio de la interpretación, que después convirtió en libro. ¿Qué le queda de aquellas entrevistas con una treintena de actores españoles?

Me quedan anécdotas muy emotivas. La entrevistada más veterana había sido Lola Lemos, a sus 94 años, miembro de una familia de cómicos que se remontaba al siglo XVIII. Debido a su avanzada edad, apenas salía de casa de modo que, cuando llegó el día del estreno, llegué a pensar que quizá era mejor no molestarla. Finalmente la llamé y, contra todas las previsiones, aceptó. Nunca olvidaré su entrada en el cine Luchana de Madrid, elegantísima, con un precioso pañuelo al cuello, disfrutando como una niña de la que iba a ser su última noche de estreno. A mí me parece que la capacidad de ilusionarse y disfrutar es lo mejor que tienen los actores. En el Episodio Nacional “La batalla de los Arapiles”, que publica Galdós en 1875, su protagonista Gabriel Araceli habla de los actores como “la peor raza de bergantes que hormiguea en el mundo”. Finalmente, con este documental me queda también la satisfacción de haber hecho un homenaje a la profesión de mi madre, la actriz Enriqueta Carballeira.

Un momento del documental "Una rosa para Soler", con Rosa Torres Pardo (i) y Rocío Márquez. / OAC

Un momento del documental «Una rosa para Soler», con Rosa Torres Pardo (i) y Rocío Márquez. / OAC

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