“El chico” de Chaplin cumple 100 años


Ver “El chico” en versión restaurada en 4K en pantalla grande es de las oportunidades que brinda la pandemia. Se cumplen ¡100 años! desde su estreno. Paradójicamente, desde hacía ya demasiados años las pantallas de mayor tamaño se llenaban con las películas de menor interés, las más tontas y bobaliconas. No tengo claro si siempre ha sido así.

Milagrosamente, la pandemia permite reposiciones como esta. No te la pierdas. El genio de Chaplin al servicio de una película que rebosa ternura y risas, con el aliciente además de asomar la nariz al mundo no tan lejano de dónde venimos.

Como en todo el cine de Chaplin, la profundidad de los muchos mensajes se esconde detrás de todas esas capas de humor que la recorren. Incluido una alegoría del paraíso realizada con muy rudimentarios efectos especiales (¡de 1921!) que acaba como el rosario de la aurora.

“Deberíamos poder encerrar la miseria”, propugnaba un cineasta de su tiempo que lo conoció. Chaplin era más pragmático, se conformaba con sacar al chico y su salvador, el vagabundo de bigote raro y bombín, pies planos y zapatos enormes, de la terrible existencia a la que parecía que estaban irremediablemente abocados.

Mi predicción para los 27 Premios Goya, en El Asombrario de Manuel Cuéllar


peq1 BLOG

Hoy he empezado a colaborar con El Asombrario, «nueva revista online para la cultura libre y la participación», como reza en su cabecera. Nacida el 12 de diciembre pasado, no lleva ni treinta días -con las Navidades por medio- y el nuevo espacio virtual creado por el periodista Manuel Cuéllar ya va camino de las 43.000 visitas. A este paso antes de que cumpla el mes me ha adelantado, aunque no sé aún si el correcaminos que es Manuel Cuéllar, a quien conozco desde los 3 ó 4 años de edad, no recuerdo bien, lo hará por la derecha o por la izquierda. El Asombrario estará pronto en la zona de blogs de ElDiario.es.

La jornada ha sido intensa. A las diez de Canarias se daban a conocer los finalistas de la 27 edición de los Premios Goya. Con puntualidad alemana la lectura terminó apenas media hora después. A las 4 de la tarde envié este texto,

Sigue leyendo