
Recientemente realicé una serie de incursiones por diversos lugares de comer en Gran Canaria con el objetivo de chequear, in situ, si podían recomendarse en un artículo para El Viajero de El País. La condición primera era que se comiera bien o muy bien; la segunda, que el precio medio no superara los veinte euros por persona; la tercera, que estuvieran repartidos sobre la geografía de la isla; la última, que tuvieran un carácter novedoso o pintoresco que los distinguiera.
No fue un mal encargo. Del reportaje, que finalmente hoy publica el suplemento El Viajero de El País con el título La cocina de Aída y otros secretos -precedida por una llamada en portada que me encanta, Gran Canaria, de rechupete-, tuve, como siempre, que realizar una edición adecuada al espacio con que finalmente contaba. Ahí cayeron las únicas recomendaciones que no pasaron el corte final, y que en cambio por justicia sí añado aquí a modo de extra:
Si de camino el estómago no da para más, tomando hacia el interior de la isla al llegar al cruce de Melenara (Telde), en la cafetería Yazmina (Maestro Nacional 44, 928 698268) ofrecen la más sabrosa variedad de bocadillos de pata de cerdo asada de la isla. Un stop inevitable para muchos en el camino de paso a las playas del sur. En el mismo cruce pero en dirección a la costa, Los Perritos (Americo Vespucio, 37, Las Salinetas, Telde), presenta una selección creativa de 14 tipos de sabrosos hot dogs donde destaca el Connie Island, una base de mostaza dulce combinada con carne estilo Tex Mex, virutas de queso Cheddar y Edam gratinadas con soplete y un toque de salsa barbacoa.
Todo lo demás sí está en el artículo. Acompaño esta entrada con una foto especial, una imagen trucada de la característica lona de Casa Lolo, en el valle de Agaete, tomada desde dentro del local mientras comía. La orografía y frondosidad de este valle del noroeste de la isla me recuerda a los escenarios de la trilogía jurásica de Spielberg. La imaginación me llevó a pensar en estar comiendo bajo la amenaza de un tiranosaurio que rondaba el local, quizás con la intención también de comer bien y barato. También por eso entre los títulos posibles que propuse estaba este que me gustaba especialmente: Casa Lolo en el valle de los dinosaurios. Al principio de esta entrada, la página tal como sale hoy publicada en la (bendita) edición de papel de El País. junto a la portada de El Viajero y del periódico.

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