El documental «La Isleta (1883-1993)», de treinta minutos de duración, primero que se realizó sobre el emblemático barrio de Las Palmas de Gran Canaria, es mi primer trabajo como director y cumple un cuarto de siglo. Para celebrarlo, la Asociación Atlas y el Foro por La Isleta se han unido para proyectarlo como inauguración de los actos del Día de La Isleta, conmemorativos del nacimiento del barrio en 1883. La proyección será en el Centro Cultural Pepe Dámaso (c/ Benecharo, 51, La Isleta) hoy miércoles 22 de febrero, a las 19.30 horas. El acto cuenta con la colaboración de Audiovisuales Canarias. La película, realizada en soporte de vídeo magnético Hi8, ha sido digitalizada y restaurada para la ocasión. El documental realizado a iniciativa de la Asociación Canaria de Universidad Populares, hace un recorrido de un siglo por los principales hitos históricos, sociales y festivos de La Isleta. Sigue leyendo
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Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad de rodajes de cine
Este texto se publicó el jueves pasado en La Provincia, un dia antes del inicio del rodaje que estamos viviendo este fin de semana de «Allied» en Las Palmas de Gran Canaria, y que ha traído a la ciudad un despliegue de cine nunca visto desde el rodaje de «Moby Dick» (John Huston) hace 62 años. «Allied», una producción del estudio de Hollywood Paramount, ha traído a Canarias (rodará seis jornadas entre Gran Canaria y Fuerteventura) nombres como Brad Pitt, Robert Zemeckis, Marion Cotillard y Don Burgess. Este texto ilustra de forma concisa lo que ha dado de sí Las Palmas de Gran Canaria como ciudad de rodajes. Vivimos en Las Palmas un fin de semana de la fiesta, porque, como leí en una entrada reciente en Facebook de un productor, «la fiesta del cine es cuando se rueda una película».

Trabajadores de Carbonera Canaria, perteneciente a la Casa Miller de Las Palmas, delante de la maqueta de Moby Dick. ARCHIVO JUAN SOCORRO – SALVAR LA MEMORIA, 50 AÑOS DE TIRMA Y MOBY DICK
El Puerto de La Luz es el decorado de cine más filmado de la ciudad de Las Palmas. Existen imágenes documentales desde 1909, entre ellas, una preciosa panorámica de la compañía francesa Gaumont con final en el muelle de Santa Catalina, realizada con cámara a manivela en tiempos del Cinematógrafo. También aparece el puerto en Canary Bananas (1935), primer ‘docu’ de un adolescente Richard Leacock, futuro dios del cine directo norteamericano. Hoy diríamos que es un vídeo industrial. Dando un salto de setenta y cinco años, La Luz es protagonista del interesante documental Anclados (Carlota Nelson, 2009), sobre unos marineros ucranianos con base en el puerto que se quedaron en fuera de juego dentro sus barcos soviéticos después de la desintegración de la U.R.S.S. en 1991. Sin amparo jurídico, su patria durante años fueron aquellas destartaladas naves. Sigue leyendo
La productora de cine La Mirada cumple 22 años, entrevista a Juan Antonio Castaño y Ana Sánchez-Gijón
La productora Ana Sánchez-Gijon anunció ayer en Facebook el 22 aniversario de La Mirada, una de las productoras más importantes del cine en Canarias, con títulos como “El largo viaje de rústico” (Rolando Díaz, 1994), “Esposados” (Juan Carlos Fresnadillo, 1996), “La Raya” (Andrés M. Koppel, 1997), “Ruleta” (Roberto Santiago, 1999), “Hombres felices” (Roberto Santiago, 2001), “La isla donde duerme La Edad de Oro” (Isabelle Dierckx, 2005), “La isla interior” (Félix Sabroso y Dunia Ayaso, 2009), “Seis puntos sobre Emma” (Roberto Pérez Toledo, 2010) y “Cubillo. Historia de un crimen de estado» (Eduardo Cubillo, 2012). Ana Sánchez-Gijón, que hoy es directora de éxito con la serie de animación «Cleo», ha celebrado los 22 años poniendo el enlace al cortometraje «Esposados» en abierto. Yo quiero contribuir al cumpleaños compartiendo hoy esta amplia entrevista a Juan Antonio Castaño (Mengue) y Ana Sánchez-Gijón que publiqué en el periódico La Provincia hace dos años, cuando la productora alcanzaba las dos décadas de vida. Sigue leyendo
Canarias en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián
En 2012, coincidiendo con la celebración de las 60 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, publiqué en La Provincia este reportaje sobre los hitos del cine en Canarias en este festival. Hoy lo comparto en este blog por la noticia de la primera selección de una película de producción canaria en la sección oficial del festival, «Evolution«, de Lucile Hadzihalilovic (España, Francia y Bélgica), con la canaria Volcano Films, de Sebastián Álvarez, como productora española y filmada mayoritariamente en Lanzarote. La noticia había pasado desapercibida en el gremio del cine y periodistas, canarios y de ámbito nacional. El propio festival donostiarra presentó el filme dentro del apartado de películas internacionales. La publicación de la noticia el pasado domingo ha sido compartida hasta este momento por más de 2.500 cuentas de Facebook. Antes de reproducir el texto de 2012 comparto con todos este texto que envié al periódico el sábado pasado y que no se públicó por motivos de espacio:

Foto del rodaje del equipo de «Evolution» en Tenasar (Tinajo). Lucile Hadzihalilovic, en el centro, con gafas y camisa de cuadros; Sebastián Álvarez, en la esquina superior derecha. / Volcano Films / OAC
«Según subrayan desde Volcano Films, se trata de la segunda película de Lucile Hadzihalilovic. “Su primer filme “Innocence” (2004), ganó el premio Nuevos Directores en el festival de San Sebastián. Estamos pendiente de la confirmación de su presencia también en el Toronto International Film Festival (TIFF)”. Hadzihalilovic se estrenó como directora en 1996 con el mediometraje “La bouche de Jean-Pierre”, de 52 minutos, que obtuvo premios en festivales como Clermont-Ferrand y Amiens. Tras el cortometraje de seis minutos “Los chicos buenos usan condones” (1998) llegó “Innocence”, con el que además de en San Sebastián fue premiada en Amsterdam, Estambul, Neuchatel y Estocolmo. Su siguiente filme, y último hasta la fecha antes de “Evolution”, fue el cortometraje “Néctar” (2014), de dieciocho minutos. La relación de Lucile Hadzihalilovic con el festival donostiarra ha sido intensa. Participó como invitada dentro del ciclo retrospectivo “La contraola, el novísimo cine francés” en la 57 edición. Ese mismo año fue miembro del jurado Kutxa-Nuevos Directores, junto con Daniel Hendler, Antonio Gasset, Saffron Burrows y Borja Cobeaga. Sigue leyendo
… Y Lumière creo el cine. Un relato de la exposición «Lumière! Le cinéma inventé» del Grand Palais de París
Hace diez días visité en París la exposición «Lumière! Le cinéma inventé«, organizada por el Institut Lumière en el Gran Palais de París. La muestra conmemora el nacimiento del cine, hace 120 años. Además de explicar cómo se inventó el Cinematógrafo y poner en valor el trabajo, anterior y posterior de Louis y Auguste Lumière, la exposición plantea un análisis de los trazos que los Lumière han dejado en el cine. Comisariada por el crítico Jacques Berger y el director del Festival de Cannes, Thierry Frémaux, muestra, además, una serie de cortometrajes filmados como homenaje a la inaugural «Salida de la fábrica» (1895) por Quentin Tarantino, Xavier Dolan, Pedro Almodóvar, Paolo Sorrentino y Michael Cimino. Puede visitarse hasta el 14 de junio de 2015. Sigue leyendo
La ruta de turismo cinematográfico #SaveMobyDick se presenta en público por primera vez
Mañana lunes, 1 de diciembre, explico en el aula de posgrado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) el proyecto #SAVEMOBYDICK, primer proyecto de ruta turística cinematográfica en Gran Canaria. La charla empezará a las 17:30 horas. LA ENTRADA ES LIBRE. La conferencia se enmarca en el Máster en Gestión del Patrimonio Artístico y Arquitectónico, Museos y Mercado del Arte, organizado por la ULPGC y la Universidad de Santiago de Compostela. “Moby Dick”, dirigida por John Huston según un guión suyo y de Ray Bradbury basado en el clásico universal de Herman Melville e interpretada, entre otros, por Gregory Peck, Orson Welles, Richard Basehart, Leo Genn, Frederick von Lebedur, Edric Connor, fue rodada en Navidad de 1954 en la bahía de Las Palmas de Gran Canaria.

Cartel de»In The Heart Of The Sea», de Ron Howard, basado en la misma historia que inspiró «Moby Dick» y rodado también en las islas Canarias. Su estreno está previsto para 2015.
Si utilizo aquí la imagen del cartel de la película “In The Heart Of The Sea” («En el corazón del mar»), dirigida por Ron Howard y rodada parcialmente en La Gomera y Lanzarote en 2013, y no una de “Moby Dick” es por varias razones:
1) porque como en ese magnífico cartel, el gran cachalote blanco sigue como una descomunal presencia invisible pero latente sobre la ciudad de Las Palmas. La ciudad, en ese cartel, es como si fuera el barco. Las Palmas es una ciudad de mediana dimensión. Moby Dick es un universo.
2) porque la película de Howard que se estrenará el 13 de marzo de 2015 tendrá, si nada lo remedia, acciones para una ruta turística antes que la de John Huston, de la que este año se cumplen 60 años del rodaje. El despropósito que en materia de cine rige en el Ayuntamiento de Las Palmas es, al menos, del tamaño del cachalote gigante albino.
3) el material de “Moby Dick” es tan sumamente precioso que merece preservarse hasta que se encuentre el lugar que merece para exponerse públicamente.
Las Palmas de Gran Canaria no pasará el umbral del siglo XX cuando se reconozca el mayor rodaje de cine realizado en las Islas Canarias en esos cien primeros años de historia del cine. La ciudad no, pero sí el ayuntamiento que la gobierna. No es de recibo tener que lidiar con funcionarios, técnicos y concejales que me han tocado en los últimos diez meses desde que he hecho pública la iniciativa de promover un proyecto en el cual llevo trabajando desde abril de 2013 para conmemorar lo que este año cumplimos, el 60 aniversario del rodaje. Tampoco desde el Cabildo de Gran Canaria se ha emprendido nunca nada.
Descartar tomar el testigo de una inversión que actualmente está en 50.000 euros -ni siquiera tendrían por qué que salir de fondos públicos-, después de una reunión de diez minutos, y comunicarte esa negativa con un email administrativo, que te lo manda alguien con quien como director del proyecto no has tratado nunca para este asunto, que te indica que “lamentamos que debido a la indisponibilidad presupuestaria…. bla bla bla”, es lamentable, impresentable. Eso por lo que toca a que la ciudad ponga en el lugar que merece uno de los acontecimientos sociales y culturales de mayor envergadura que vivió en el siglo XX.
Por no volver a incidir sobre lo que también es: una nueva torpeza que perjudica la imagen pública de la ciudad, la desacredita, y le impide beneficiarse de los beneficios potenciales, económicos y de imagen, en el ámbito de la promoción turística que significaría ligar el nombre de Las Palmas al de Moby Dick, un nombre que se conoce, como pocos, entre personas de todas las edades en prácticamente todo el mundo. Por no hablar, tampoco, de lo que el proyecto serviría para afianzar la ciudad (y la isla, el archipiélago) como lugar de recepción de rodajes en estos tiempos, por un lado, de profunda crisis económica y, por el otro, de puesta en valor de las islas Canarias como destino de filmaciones nacionales e internacionales.
He de decir que el único que ha tenido una actitud positiva hacia el proyecto es el actual alcalde de la ciudad, Juan José Cardona. En el trato y en la respuesta. Solo que también ha sido insuficiente. El alcalde, en su última comunicación conmigo, sigue diciéndome que aunque sabe que el proyecto no se emprende, “no renuncia a él”. Nunca me he entendido bien con los políticos por cosas como esta. Porque, ¿si no renuncia por qué no lo emprende aquí y ahora? ¿O por qué al menos no anuncia públicamente su apoyo? ¿O es que se está comprometiéndose a hacerlo para cuando ya no esté en la alcaldía? ¿Está seguro nuestro actual alcalde de que, infaliblemente, volverá a ser elegido, y lo que está diciendo es que volverá a estudiarlo a ver si lo ve factible en los próximos cuatro años?
Lo más penoso -paradójicamente más emocionante de la antología del disparate de la ciudad en relación al rodaje-, es que siguen saliendo informaciones nuevas, fruto, precisamente, de que desde el ayuntamiento de la ciudad nunca se haya trabajado esta cuestión con un mínimo de profundidad. Sin ir más lejos, este año han aparecido fotos nuevas en tres frentes distintos, hemos conocido interesantísimo detalles nuevos del rodaje y hemos redescubierto la principal pieza del rodaje que queda en la isla.
Lo más triste es que los que trabajaron en el rodaje hace sesenta años, muchos de los cuales ya me han trasladado que apoyan de forma entusiasta el proyecto, están muriendo de forma inexorable sin haber podido ver por sus propios ojos ninguna señal de reconocimiento ni agradecimiento por lo que ocurrió en su ciudad hace 60 años, en lo que ellos tuvieron el privilegio y el orgullo de participar.
Magnum saca a la luz nuevas fotografías del rodaje en Canarias de Moby Dick (John Huston, 1956)
La aparición de 24 fotografías del rodaje en Las Palmas de Gran Canaria de la película «Moby Dick» (John Huston, 1956) es la más trascendente noticia para el cine en Canarias en lo que llevamos de año. Y eso que hemos tenido noticias de magnitud, como el anuncio del rodaje en octubre próximo de «The Man Who Killed Don Quixote», de Terry Gilliam, producida por el canario Adrián Guerra; la recuperación para las pantallas de cine del documental «Edificio España«, de Vïctor Moreno, tras año y medio de veto por el Banco de Santander; las nominaciones a los Premios Goya de Manuel González Mauricio, Tatiana Hernández y Paco Delgado, con estatuilla para este último; la buena carrera en festivales del primer largometraje de José Ángel Alayón («Slimane», 2013). Pero la noticia que hoy saca a la luz en La Provincia el periodista Miguel F. Ayala (pueden leerla en la páginas 50 y 51) sobre la aparición de fotografía inéditas del rodaje de esta película -el más importante de Canarias durante el siglo XX- supera lo anterior. Las fotos fueron tomadas por Erich Lessing para la prestigiosa Agencia Magnum. Sigue leyendo
Leopoldo María Panero después de tantos desencantos
Con motivo de la muerte de Leopoldo María Panero el pasado 6 de marzo, publiqué el día 9 en La Provincia este texto sobre él tras el visionado de las dos películas más importantes que lo retrataron. Tirando de archivo recuperé además lo que había escrito en 2003 en la biografía del productor Andrés Santana, «El vuelo de la cometa.» El post, dos semanas después, incluye todo el juego de fotos que presenté al periódico para su edición.

Con el título «Desencanto y autodestrucción» fue publicado el reportaje en La Provincia el pasado 9 de marzo de 2014.
«Leopoldo es el alma de la película, una de las mentes más lúcidas que he conocido, todo lo que dice y hace cobra inmediatamente un sentido distinto.” Las palabras son del director Jaime Chávarri sobre su celebrado documental “El desencanto” (1976). “Sin él seguramente no habría película.” Sigue leyendo
El alcalde de Puerto del Rosario calificó la exposición La Memoria Encendida de “regalo para la ciudad”

Foto de grupo de trabajadores, representantes institucionales y organización, la noche de la inauguración. ACFIPRESS/LUIS ROCA ARENCIBIA
Ideé y desarrollé el proyecto La Memoria Encendida en mayo de 2010 para llenar el vacío resultante de que la principal empresa energética de Canarias no dispusiera de un departamento de Patrimonio Histórico. Los materiales andaban dispersos en oficinas y casas de empleados, en activo y jubilados. Muchos desaparecían, se perdían. La convocatoria solo duró tres meses, pero se recopilaron casi 2.300 materiales. Ya superan los 2.500. El proyecto ha contado con el auspicio de la dirección de Comunicación de Endesa en Canarias y la colaboración, en la fase de convocatoria pública, de la Fundación Endesa.
En 2012 inicié las exposiciones. Primero en el Club Prensa Canaria de Las Palmas de Gran Canaria, el club Torrelavega de Arrecife de Lanzarote, la Casa Salazar de Santa Cruz de La Palma. Entre las tres citas ha recibido unas 13.000 personas. La intención es finalizar la gira en 2014 con exposiciones en La Gomera y Tenerife. Ahora está en la Casa de la Cultura de Puerto del Rosario (Fuerteventura) hasta el 12 de diciembre. Con cada exposición aparecen más materiales. Estos montajes suponen mi primer trabajo de comisariado de exposiciones. Incluyen fotos, piezas históricas, vídeos, textos y un gran cronograma que cuenta año a año el desarrollo eléctrica de Canarias desde 1893 hasta 1999. Nunca se habían recopilado estos datos así. En Baleares y países de Latinoamérica donde Endesa tiene presencia están copiando la iniciativa. Lo que sigue es la comunicación, con leves variaciones, que preparé para difundir en Endesa. Finalizo la entrada con los enlaces a las entradas anteriores del proyecto en este blog.
“Un regalo para la ciudad.” Así definió el alcalde de Puerto del Rosario, Marcial Morales, la exposición La Memoria Encendida durante la presentación el pasado miércoles a medios de comunicación. Antes, el propio Morales, acompañado del director de generación de Endesa en Canarias, Ramón Rodríguez, y el consejero de Hacienda, Promoción Económica e Innovación del Cabildo, Manuel Miranda, habían disfrutado de un recorrido explicativo por los pormenores de esta exposición que reúne más de setenta piezas entre fotografías, piezas de grupos históricos de la central de Las Salinas, maquetas, documentos, útiles, contadores y textos.
Risco Caído enciende su linterna mágica, nueva entrada en Viajeros Urbanos de EL PAÍS.
Estos días pasados publiqué en Viajeros Urbanos de EL PAÍS una entrada tras la cual llevaba más de un año. Todo empezó cuando una mañana me encontré con la noticia del descubrimiento en la portada de la prensa local, acompañada de una espléndida fotografía de José Carlos Guerra. El responsable del hallazgo, el arqueólogo Julio Cuenca, compara su importancia con la del descubrimiento de la Cueva Pintada de Gáldar. Risco Caído quizás sea más.
El cine´troglodita´de Gran Canaria lo titularon finalmente en EL PAÍS. Yo, de manera más poética, propuse Risco Caído enciende su linterna mágica, aunque si lo que hubiéramos querido sería aumentar el número de visitas podría haberse titulado también El primer porno de la historia se rodó en Artenara. La entrada estuvo cuatro días entre las más leídos de la sección. Llegó a subir hasta el puesto número 2. Sigue leyendo
La playa del Confital abrió la temporada de Viajeros Urbanos de EL PAÍS
Anteayer, una ruta por El Confital abrió la temporada de mis colaboraciones con Viajeros Urbanos de El País. Aquí puedes leerlo.
Como novedad, al final de esta entrada puedes ver algunas de las fotos que sirvieron de soporte para el texto. Es una selección de las que hice durante el proceso de realización del trabajo. Unas pocas son de noviembre de 2009. Tomar fotos, manipularlas, compartirlas en redes sociales, es parte del proceso de trabajo. Sirven para dar cuerpo a imágenes que a veces después acaban en frases del texto. También para sondear cuáles gustan más que otras. Cada una puede leerse también como un apunte. Sigue leyendo
La conexión de Canarias con el Hollywood más grande se llama Patricia Medina
Todo empezó a rumiarse a finales de 2012, cuando el presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, Tomás Van de Walle, me vino con la información. Seis meses después, con la primicia del descubrimiento de sus propias memorias, este reportaje aparecido ayer en el periódico La Provincia señala la que hasta hoy es la más directa relación entre las islas Canarias y el cine de Hollwood más grande. La boda en 1960 de Patricia Medina -inglesa de Liverpool pero de padre canario- con el también actor Joseph Cotten liga las ciudades de Las Palmas de Gran Canaria, Liverpool, Londres, Petersburg y Los Ángeles en una delicada línea blanca.
Añado en esta entrada fotos publicadas en el reportaje junto con otras inéditas. Todas dan detalles sobre Patricia Medina, su familia y sus amores en los textos que las acompañan. Agradezco a la familia la disposición para la realización de este trabajo, especialmente a Margarita González Bravo de Laguna y a Domingo Hernández Medina.
El Bed & Breaksfast La Casa de Vegueta y una visita al barrio de San Lorenzo, nuevas entradas en Viajeros Urbanos de El País
El primer Bed & Breakfast de Vegueta, casco histórico de Las Palmas de Gran Canaria, y un paseo por el barrio de San Lorenzo de esta ciudad, que fue municipio independiente hasta 1937, han sido las dos últimos entradas publicadas en Viajeros Urbanos de El País, la ventana online del suplemento El Viajero. A Ana Lola Betancor y Miguelo Arencibia (por el tema del B&B) y Manuel Santana, Antonio Alvarado, Manolo Cardona y Alexis González (por el de San Lorenzo) corresponden en esta ocasión los agradecimientos por la información y ayuda aportadas para la realización de los mismos.
Subrayo que el tema del Bed & Breakfast surgió tras un llamamiento que hice en Facebook para que personas interesadas se pusieran en contacto conmigo en el caso de que tuvieran información de establecimientos, lugares, erc, que ofrecer. El llamamiento sigue por supuesto abierto. Debo decir que ambos textos estuvieron en lo más alto de los más leído de El Viajero en los momentos de la publicación. El B&B ocupó el primer lugar durante todo un día. El tema de San Lorenzo llegó a ocupar la segunda plaza y, a fecha de hoy, ha sido compartido más de 600 veces en Facebook. El récord hasta la fecha, no obstante, lo ostenta aquel paseo por las casas de colores de San Juan de diciembre de 2012, que ha sido compartido en Facebook hasta hoy 1.984 veces.
Llega a La Palma la exposición La Memoria Encendida, sobre la historia de la electricidad en Canarias
La semana pasada la pasé en la isla bonita –que es La Palma en las islas Canarias- dirigiendo el montaje de la exposición La Memoria Encendida, un recorrido por la historia de la electricidad en Canarias, iniciativa en la que llevo desde 2010 y que solo sabe dar descubrimientos y alegrías. Condensar sus logros no es fácil. Sigue leyendo
Andreas Dresen y Andrés Santana, colaboraciones de cine en El Asombrario de Manuel Cuéllar

Fotografía tomada durante la proyección de «Alto en el camino», de Andreas Dresen, en Gran Canaria Espacio Digital. LUIS ROCA ARENCIBIA
Dos han sido mis nuevas colaboraciones en El Asombrario, la revista online del periodista Manuel Cuéllar, donde he decidido compartir textos sobre cine. La primera sobre el director alemán Andreas Dresen, a quien pude entrevistar en noviembre gracias a las gestiones del Consulado de Alemania en Canarias, que organizaba una muestra sobre cine alemán reciente en Las Palmas de Gran Canaria con tres películas del director nacido en Gera (entonces República Democrática de Alemania) en 1963. Sigue leyendo
Nuevo Viajeros Urbanos: De ruta por las casas de colores del risco de San Juan
Si quieres, puedes ir directo al artículo en El Viajero de El País picando aquí.
El origen del artículo que hoy sale publicado en Viajeros Urbanos, la extensión online del suplemento El Viajero de El País, se lo debo a la amistad. Alexis González, amigo con mayúsculas desde los 13 (por lo menos) me propuso de cañas en La Travesía algo a lo que inmediatamente dije que sí: un pateo por los riscos de Las Palmas. «El primero, por ahora, que sea el más pintoresco, el risco de San Juan«, decidimos. Ni él ni yo, ni tantos habitantes de la ciudad, habíamos pisado nunca los riscos por dentro a pesar de tenerlos, como es mi caso, a cinco minutos a pie. Desconocimiento o ignorancia, que son aliados del miedo, y también porque, como se dice en el texto, no son más que casas «hombro con hombro». Ni más ni menos. Es difícil que se te haya perdido nada ahí. Así que si este artículo es un texto de descubrimiento para el lector, que sepa que también lo ha sido para mí. Sigue leyendo
La Memoria Encendida, los testimonios más queridos
Este texto publicado hace un año en Actualidad Endesa, revista de carácter interno que se difunde en los domicilios de los 25.000 empleados de esta empresa tanto en España como en Latinoamérica, es fruto del proyecto La Memoria Encendida que creé en 2009 desde la dirección de Comunicación de Canarias para recuperar documentos históricos que hasta entonces estaban dispersos en manos de empleados, en sus puestos de trabajo o casas.
Es un texto muy querido por mí. Me permitió entrar en contacto con Sigue leyendo
Galdós se traduce al hebreo / Declaración de amor a Tel Aviv
(Las fotografías que acompañan este texto, a excepción de la portada del libro y aquella en la que salgo yo mismo, son todas propias. Las fotos del collage fueron realizadas con Iphone 4S. Las otras con cámara digital convencional. Al final se ofrece una descripción de ellas)
Coincidiendo con el incendio de julio en Tenerife (el incendio que precedió al pavoroso de La Gomera), Rosi Burakoff me da la noticia por email: la traducción de la novela Gloria de Benito Pérez Galdós al hebreo ya es un hecho. “Sale el próximo mes de agosto a la venta.” Así fue. La traducción es de Menajem Argov y Rosi Burakoff. La editorial, Rimonim. Esta es la portada. Sigue leyendo
Andrés Santana. El vuelo de la cometa. Capítulo 3: «¿Y éste? ¿De dónde ha salido?»
El tercer capítulo de la biografía del productor de cine Andrés Santana es para mí el más divertido del libro. Por lo menos, aquel en el que se cuentan más cosas divertidas. Habla de sus primeros pasos en Madrid. Y de los primeros pinitos en el cine. De cómo se olvidó de querer ser actor y comprendió que su mundo en el cine era el de la producción. Jesús Franco, José María Zabalza, José Luis García Arrojo y Enrique González Macho son algunos de los muchos nombres que se mencionan. Esta entrada la quiero dedicar a la memoria de Rosa Almirall, más conocida por Lina Romay, fallecida en febrero de este año. Espero que el tío Jess esté bien sin ella. Y si llega a leer esto, que sepa que esa película pendiente la podemos hacer todavía.
Subo el tercer peldaño de «El vuelo de la cometa» el 7 de agosto intencionadamente. Hoy se cumple un mes del homenaje que por iniciativa de la Asociación de Vecinos Barranco de la Mina de Las Lagunetas le organizamos a Andrés Santana en el barrio de San Mateo. Fue la noche más hermosa. Sigue leyendo
Luis Roca Arencibia: «Se equivocaron los que esperaban que se subvencionaría el cine para atraer turismo». Entrevista hoy en contraportada de La Provincia.
Estas cosas se fraguan así, casi de repente. Mientras andaba a eso de las siete de la tarde en el Alcampo de Telde atendiendo asuntos domésticos, a saber, cargando con una nueva tabla de la planchar, recibo la llamada del joven periodista, Fernando del Rosal, para hacerme la entrevista. Por poco la respondo entre los pasillos del hipermercado. Por fortuna reaccioné a tiempo y, con el visto bueno de Fernando, acordamos realizarla a mi vuelta a casa. Sigue leyendo
Recuperar, divulgar, salvar (6): “Moby Dick en Las Canteras Beach”; Encuentro de Patrimonio Audiovisual de Gran Canaria
La presentación hace dos semanas del libro Moby Dick en Las Canteras Beach de Rosario Valcárcel (con lleno completo en el Salón Dorado del Gabinete Literario y tras la cual el editor Jorge Alberto Liria vendió de golpe los cincuenta y pico ejemplares que había llevado) me llevó a preparar el textillo que les añado al final de esta entrada. Leyendo el libro conocí cosas nuevas del rodaje más importante de la historia del cine en Canarias. Además, mientras daba vueltas al texto recibí la llamada de Pedro Vázquez, que participó en la construcción de la ballena, para avisarme de que pensaba acudir al acto. Llevaría la pelota de caucho fabricada con el mismo material con que se construyó la ballena blanca, que conserva desde entonces. Es una pelota menguante. Sigue leyendo
Ray Bradbury y el cine en Canarias: «Moby Dick», John Huston, «Crónicas Marcianas», «The Martian Chronicle», Ray Harryhausen
Ahora que el gran Ray Bradbury (1920-2012) llegó por fin al destino que se describe en la foto anterior es ocasión propicia para recordar los vínculos entre el gran escritor de Illinois residente en Los Ángeles y el cine en Canarias. La información la publica hoy Alberto García Saleh en el periódico La Provincia. Reproduzco aquí el texto que le envié la semana pasada y que el periodista ha reproducido fielmente. Yo añado alguna matización que sí tiene cabida en un espacio como este. Finalizo con una mención agradecida a Eduardo García Rojas, escritor, bloguero y crítico fundamental del cine de Canarias. Rastreando el universo google acabé, miren por dónde, en su blog El Escobillón para obtener el dato del rodaje en Lanzarote de la serie «Crónicas Marcianas» («The Martian Chronicles»). Aquí les entrego el texto:
Tres son los nexos que unen el nombre de Ray Bradbury con el cine en Canarias. Sigue leyendo
El ciclo de cine «Buñuel/Galdós: Vasos Comunicantes» viaja a Israel
Ningún nombre como el de Benito Pérez Galdós para ganar asociando las palabras Canarias y cultura. El que para muchos -especialmente para aquellos que lo han leído- es el mejor escritor español después de Miguel de Cervantes (y Cervantes por un solo libro, Don Quijote de la Mancha) tiene además un mérito muy difícilmente superable: ejerció una influencia decisiva sobre el más importante cineasta español, uno de los más grandes además de todos los tiempos, Luis Buñuel. Sigue leyendo
Recuperar, divulgar, salvar (5): Hasta el 4 de abril puedes visitar la primera exposición pública de La Memoria Encendida
(Al final se ofrece un índice de las imágenes que acompañan este texto)
Quedan pocos días para que se clausure la primera exposición que he comisariado. ¿Puedo llamarlo así? Dos días para ser más exactos, por si alguno quiere echarle un vistazo. Se llama La Memoria Encendida y es el resultado del proyecto del mismo nombre que desarrollé en 2010. Fue inaugurada el pasado 14 de marzo. Está compuesta por 40 piezas y fotografías a gran formato de fechas comprendidas entre 1893 y 2000. Sigue leyendo
Rodaje en Canarias de Moby Dick (John Huston, 1956): Un insuperable regalo de Navidad
(Al final se ofrece un índice de las imágenes que acompañan a este texto)
El rodaje de Moby Dick (John Huston, 1956) revolucionó entre finales de 1954 y principios de 1955 la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias. Movilizó a más de cien personas entre nativos y provenientes de Inglaterra y Estados Unidos, como cuenta el propio John Huston en sus memorias A libro abierto (Espasa Calpe, Madrid, 1986, tercera edición). En dos meses, con participación decisiva de carpinteros locales, se construyó tanto la réplica de la ballena, de más de 65 metros de largo, como los alargados botes balleneros de dos puntas de mitad del siglo XIX en que se sitúa la obra maestra de Melville.
En 2006, coincidiendo con el 50 aniversario de su estreno puse en marcha un proyecto de recuperación documental sobre el más importante rodaje llevado a cabo en las islas Canarias. Un filme basado en la obra maestra de Hermann Melville, escrito por John Huston y Ray Bradbury, con interpretaciones sobresalientes (Gregory Peck y Richard Basehart, entre otros), momentos inolvidables como el sermón del padre Mapple (Orson Welles), que costó 4,5 millones de dólares y recaudó 10,4, el más taquillero del año en Estados Unidos, aunque decepcionara a una parte de la crítica. A pesar de eso John Huston recibió el premio al Mejor Director del Círculo de Críticos de Nueva York.
La respuesta al proyecto fue inmediata, muy numerosa. Los detalles, emocionantes. El texto que incluyo a continuación es una reescritura inédita hasta este momento del que publiqué un mes después de la muerte de Gregory Peck en el periódico local La Provincia, el 19 de julio de 2003, con informaciones obtenidas del proyecto que inicié tres años después.
Un texto que he preparado para un nuevo colega de Madrid -perteneciente a un grupo de grandes fanáticos de la ballena blanca- que me contactó gracias a este blog. Por él descubrió que la película de Huston se había rodado en Canarias. El caso es que en estos momentos preparan en una monografía sobre la gran novela «donde analizarán como a partir de un arquetipo literario Moby Dick se convierte en icono popular gracias a las múltiples reinterpretaciones gráficas de grandes artistas, dibujantes, ilustradores y pintores, cinematográficas, en cómic y televisión.» Parece que ya cuentan con textos y trabajos gráficos de Fernando Savater, Constantino Bértolo, Jaime Chávarri, Moncho Alpuente, Raúl Guerra Garrido, María Rosa Burillo, Juan Tébar y Manuel Hidalgo, Arturo Pérez Reverte, Antonio Muñoz Molina, José Luis Garci, Eduardo Naranjo, Pepe Hernández, Ricardo Martínez, Fernando Vicente y José Ramón Sánchez. Espero que vea la luz muy pronto.
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Durante la Navidad de 1954 el cine cayó como una nevada insólita sobre la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que entonces era otro lugar, ciento setenta mil almas en una estrecha franja de costa donde si por ejemplo vivías en los barrios cercanos al puerto de la Luz y querías ver cine de estreno debías organizar una verdadera excursión al otro extremo. Un trayecto que llevaba más tiempo que atravesar hoy toda la isla de punta a punta. Cuentan que la secuencia final de Moby Dick, los diez minutos en los que el capitán Ahab se enfrenta cuerpo a cuerpo con el leviatán, debían haberse rodado en costas galesas primero y entre Azores y Madeira después, pero que el mal tiempo lo impidió. Cuenta Huston en sus memorias que la producción del filme había destrozado dos maquetas de la enorme ballena blanca en el intento. Casi tiran la toalla. No consta quien informó a los responsables de la producción de que 338 millas al sur existía otro archipiélago que casi nunca registraba tormentas y cuya principal ciudad, Las Palmas de Gran Canaria, contaba con una de las infraestructuras portuarias más avanzadas del Atlántico. Además de la caza de la ballena, en las costas canarias se filmó el epílogo del filme, aquel que muestra al superviviente Ishmael (Richard Basehart) flotando agarrado al ataúd de Queequeg (Friedrich von Ledebur) en alta mar.
Antonio Quevedo, que vive actualmente en Estados Unidos, tenía 23 años en 1954 y fue de los pocos canarios que participaron en el rodaje. “Debieron ser unas cuarenta personas entre técnicos y actores. También se trajeron gente de producción de la Península.” Su labor consistía en coordinar los traslados de los taxis asignados al director y actores principales. Recuerda a Peck como un “tipo asentado, muy pausado, como la imagen que proyecta en la mayoría de sus películas. Casi todo el equipo se alojó en el hotel Parque, en la zona de Triana junto al antiguo muelle de Las Palmas. Sólo cuatro lo hicieron en el hotel Santa Catalina: los actores principales, Gregory Peck, Leo Genn y Richard Basehart; y el director, John Huston.” Bueno, cinco en realidad si sumamos a la periodista francesa Veronique Passani, entonces novia de Peck. Éste aún estaba casado con su primera esposa. Por eso la pareja “por discreción”, explica Quevedo, ocupaba habitaciones separadas en el hotel. Gregory Peck se casó con Passani un día antes de empezar 1956 , año del estreno comercial de Moby Dick. Vivió con ella hasta su muerte el 12 de junio de 2003 a los 87 años.
Carmen Zumbado era entonces vecina del barrio marinero de La Puntilla, situado en el extremo norte de la Playa de Las Canteras. Con el paso de los años se convirtió en mujer clave del cine de Canarias en el sector de distribución y exhibición de películas. Una mujer a la sombra de su marido, el distribuidor Francisco Melo Sansó. Zumbado, entonces una joven veinteañera, recuerda a Peck como un hombre “extraordinariamente alto. Mi casa daba directamente al mar, así que lo veía pasar cada mañana en su barca por delante. Siempre iba de pie y a veces con la pata de palo que lucía en la película. Yo me asomaba al balcón y le gritaba: “¡Gregory, Gregory!” Siempre devolvía el saludo. Daba la sensación de ser un hombre muy educado.” Carmen recuerda con nitidez la imagen de la enorme maqueta de la ballena blanca varada en la ensenada natural que se forma al norte de La Puntilla, delante de la zona conocida por El Confital. También, que utilizaron el llamado Club de los Millonarios como sala de maquillaje y peluquería. Esta sociedad estaba ubicada en la planta alta del bochinche de Juan Pérez, utilizado también por técnicos y actores como punto de encuentro y refrigerio.
Las jornadas de rodaje no fueron largas y siempre se iniciaban a primerísima hora de la mañana. Se sucedieron por ambos lados de la costa que rodea la ciudad. El profesor Pedro Schlueter me confesó un día hace más de diez años que recuerda perfectamente ver el rodaje frente a la costa de la catedral de la ciudad, en el barrio de Vegueta. El equipo, solo si el clima lo permitía, salía en las barquillas balleneras de dos puntas del siglo XIX cargadas de pescado para atraer a las gaviotas. Así hasta que el excesode luz les impedía seguir. Cuando solo había que filmar tomas lejanas de las barcas se llevaban consigo a pescadores y cambulloneros de La Puntilla como improvisados remeros.
Una anécdota habla ciudadanos que se aprovecharon del rodaje para comerse los kilos de carne de res que la producción mandaba a comprar para atraer a las aves. Manuel Pérez González, hijo del conocido boxeador local Carreta lo confirma de esta manera: “En Moby Dick tenía unos amigos a los que encargaban comprar la carne que debían echar para atraer a las gaviotas. Pero ellos lo que echaban al mar eran sobras de pescado. Entonces los precios de la carne eran prohibitivos para los pobres. Gracias a la película se pudo comer mucha aquellos días.” Por su parte, el abuelo de Juan Antonio Carvallo fue el patrón del remolcador Fortunate, el barco que arrastraba la enorme maqueta. “La ballena subía o hundía la cabeza en el mar según la potencia con que la arrastrara el remolcador. John Huston daba orden de dar mucha potencia para que la ballena levantara el morro. Después le hacían señas a mi abuelo para que parara. De esta forma la ballena hundía su cabeza en el mar.”
Antonio Quevedo recuerda los visionados mudos del filme en el cine Avellaneda del barrio de Vegueta –hoy teatro Guiniguada-. También las frecuentes juergas empapadas en alcohol de los miembros del equipo y cómo muchas de ellas se empataban con el trabajo de la mañana siguiente. Otros han testimoniado partidas de póker de Huston y Peck sobre un yate en Las Canteras entre montañas de dólares. Manuel Márquez, que con trece años fue figurante en el papel del grumete del barco y en las barcas balleneras, recuerda ver a su hermano saltar por la borda del yate “una vez que una ráfaga de viento lanzó la montaña de billetes por los aires hasta el mar. La propina que le dieron no la olvidó nunca.” A él, que no sabía nadar, la producción le facilitó un salvavidas “milagroso” que se abría al contacto con el agua. En una de las fotos aportadas al proyecto de recuperación de materiales aparece Manuel Márquez con 13 años a los pies de Gregory Peck entre otros adultos en el puerto de La Luz. En ella aparece también otro niño de raza negra. Ese niño es su hermano. Manuel nunca había visto la foto. Su hermano había fallecido unos pocos años antes.
Otros testigos rememoran una multitud que se divertía viendo como el actor de raza negra Edric Connor cambiaba el color de sus ojos gracias a unas lentillas de colores, desconocidas en la España de la época. Otros, fiestas en el Club Victoria de Las Canteras, saques de honor el mismo día de Navidad en el viejo Estadio Insular -que entonces tenía diez años- y presentaciones a la alta sociedad en el hotel Santa Catalina. Una juerga acabó con el piano de cola del hotel rodando escaleras abajo por una apuesta entre forzudos canarios y miembros ingleses del equipo sobre quién sería capaz de bajarlo a hombros desde el salón hasta el hall. En una ocasión, rememora Quevedo, “se concertó un combate de boxeo entre Edric Connor y un boxeador local.” También asistió Peck, que hubo de saltar al ring para saludar a la enfervorizada multitud.
En el taller del puerto Carbonera Canaria se construyó la réplica de la ballena, de 65 metros de largo. Francisco Correa trabajó como traductor del ingeniero inglés que dirigió la construcción. Recuerda que los ingleses se trajeron carpinteros especializados de fuera, “pero al comprobar la maña de los locales los mandaron de vuelta a Inglaterra a los pocos días.” Juan Socorro, empleado de la Casa Miller, trabajó en la construcción de la ballena “de madera, metal y látex”, como explica Houston en sus memorias. El cuerpo principal “se hizo sobre una chata o aljibe, que era como le decíamos a las barcas que suministraban agua a los barcos fondeados. Tardamos un mes en hacerla.” La cola se construyó de forma independiente. La familia Betancor puede que conserve en una de sus propiedades la réplica de látex del capitán Ahab que se trajo para el filme, según testimonió el director de cine fallecido en 2006 Antonio José Betancor. Aunque Francisco Correa afirma que el muñeco se lo regalaron a “un inglés que solía recalar en Gran Canaria.” Una miniatura de la maqueta que los ingleses trajeron como modelo, de un metro de largo, sigue en paradero desconocido desde que la fotografíe en 2003 en las oficinas de una consignataria de la calle La Naval de Las Palmas de Gran Canaria.
Por último, Quevedo explica que Gregory Peck contaba también con un especialista expresamente traído de Inglaterra para sustituirlo en las escenas más comprometidas. “Idéntico a él, yo lo confundí muchas veces.” Aún así, Peck hubo de colocarse personalmente sobre la ballena en el complicadísimo plano en que le grita maldiciones al cetáceo mientras le hunde el arpón en el lomo. Francisco Correa recuerda que “Gregory Peck felicitó a un operario que se llamaba Sindo por sus maniobras en la escena en que estaba con el pie metido en la ballena. Le dijo que su vida había estado en sus manos.” Huston también se refiere a este momento en sus memorias. El director de origen irlandés nombra uno de los planos rodados esos días en Canarias como el más importante del filme. Aquel en que el brazo de Ahab se balancea inerte como indicándole a los marineros en las barcas que continúen la caza.
La estancia de Gregory Peck, John Huston y el equipo de rodaje de la compañía inglesa Moulin Productions en Las Palmas de Gran Canaria ha traído consigo buenas dosis de literatura y nostalgia. Pero es menos conocido fuera de Canarias de lo que debiera. Moby Dick –el filme más taquillero del año en Estados Unidos en 1956- se rodó hace 58 años y es la película más importante rodado nunca en las islas. Es curioso, porque de Canarias solo muestra mar, cielo y horizonte. Para la ciudad constituyó un inesperado –insuperable- regalo de Navidad del que los canarios solo echamos en falta un detalle: que también se hubiera incluido el nombre del archipiélago en los agradecimientos del principio del filme, donde solo hay referencias a Gales y Madeira.
Índice de imágenes:
1) Los autógrafos de los actores que se desplazaron a Las Palmas de Gran Canaria fueron recogidos por Juana Bravo de Laguna Blandy.
2) Extraída de la gacetilla Ídolos del Cine sobre el actor Gregory Peck de los años 50, aportada por Luis Serrano Sanz (imagen de la derecha), la imagen de la izquierda muestra a Gregory Peck con Veronique Passani.
3) Gregory Peck entre isleños en el puerto de la Luz. Manuel Márquez aparece a sus pies, junto a su hermano. Aportada por Sergio González Fleitas.
4) Saque de honor en el Estadio Insular. el 25 de diciembre de 1954. La hija del industrial Eufemiano Fuentes, Tere Fuentes le entrega a Gregory Peck un ramo de flores. Aportada por por Juana Bravo de Laguna Blandy.
5) Collage con imágenes de la construcción de la ballena. De un artículo del periodista Mariano de Santa Ana publicado en La Provincia en agosto de 1997. Son de Leonardo Cabrera.
6) A la izquierda, el muñeco que hacía las veces de capitán Ahab para las tomas más lejanas o complicadas. Foto de Leonardo Cabrera. A la derecha, la maqueta de un metro de largo traída para la construcción desde Inglaterra, tal y como la fotografió La Provincia en 1997 para el artículo de Mariano de Santa Ana.
7) En la revista Radiocinema se publicó el 6 de octubre de 1958 esta página anunciando el estreno en España del filme, dos años después que en Estados Unidos. Aportada por Luis Serrano Sanz.
Recuperar, divulgar, salvar (3): La Memoria Encendida recupera un valioso conjunto de fotografías con el Museo Canario
Lo prometí al final de la última entrada referida a este asunto. Y lo prometido es deuda. Aprovecho también para adelantar que la primera exposición de La Memoria Encendida se está gestando. Pronto podrá visitarse.
Gracias a la colaboración del Museo Canario, el proyecto La Memoria Encendida de Endesa logró recuperar a finales de 2011 un valioso conjunto de 38 fotografías sobre la electrificación de Canarias que datan de finales de los años 20 del siglo pasado. Una entrevista para la revista Actualidad Endesa que realicé al jubilado de Endesa, José Gonzalo, calorifugador de la central de Jinámar, en su casa del barrio La Isleta de Las Palmas de Gran Canaria, dio la pista determinante para esta recuperación.
Entre el numeroso material que atesora, José Gonzalo conservaba parte de estas fotografías. Las había descubierto a finales de la década de los 90 en visitas al Museo Canario. Si no tenía la colección completa era porque debía solicitarlas una a una y por cada impresión en tamaño 10 x 15 cms. le cobrada el museo 100 pesetas. Así que eligió las que consideró más relevantes.
El siguiente paso fue pedirle al director general de Endesa en Canarias, Pablo Casado, que intermediara con el Museo Canario para la obtención de copias de estas imágenes cuya existencia certificaba Gonzalo. Las relaciones entre Endesa y el Museo Canario pasan por un momento excelente desde que la empresa eléctrica finalizó la cesión al museo de su antigua sede en la confluencia de las calles San Bernardo con Viera y Clavijo (en el barrio de Triana). La respuesta del Museo, canalizada a través de su gerente, Diego López, y el técnico Enrique Biscarri, fue magnífica, muy generosa. En cuestión de días recibí escaneados de buena calidad de las fotos que habían sido aportadas a José Gonzalo, más un conjunto nuevo de imágenes, algunas de la cuales aún no estaban catalogadas. También, un documento con la descripción de todas las fotografías catalogadas.
32 de estas fotografías, realizadas sobre placa negativa de vidrio, están catalogadas y pertenecen al Fondo Fotográfico Teodoro Maisch. Todas son de gran calildad. Por el excelente trabajo, Maisch debió hacer un seguimiento fotográfico de la construcción de la central de Guanarteme por la Compañía Insular Colonial de Electrificación y Riegos (Cicer) desde la llegada al puerto de La Luz de los contenedores con los materiales. Maisch completó su trabajo con imágenes interiores y exteriores de instalaciones de abasto de agua de la Compañía Cicer. En el conjunto hay otras seis fotografías no catalogadas y claramente atribuibles a Maisch, con más imágenes de instalaciones.
Hay que recordar que, en 1932, hace 80 años, se produjo la fusión entre las dos compañías de suministro eléctrico de Gran Canaria, Cicer y Selp (Sociedad de Electrificación de Las Palmas, cuya central eléctrica estaba en los terrenos que hoy ocupa la plaza de la Feria). De su unión surgió Union Electric & Company, empresa que en su desarrollo durante el siglo XX iría absorbiendo a otras empresas que existían en las demás islas. En 1969, el Consejo de Ministros autorizó al Instituto Nacional de Industria (INI) la compra de Union Electric & Co. a la Cenpuc (Central Public Corporation), que pone fin a cuarenta años de control norteamericano. La operación de compraventa superó los 1.300 millones de pesetas y fue la mayor inversión realizada por el Estado en Canarias hasta entonces. La empresa pasó así al sector público estatal. En 1983 se integró en Endesa. De Union Electric & Co. la historia nos ha dejado en las islas su abreviatura, Unelco, marca cuyo uso sigue siendo aún hoy el más popular en las islas para referirse a la compañía eléctrica de Canarias.
La Memoria Encendida, iniciativa de la dirección de Comunicación de Endesa en Canarias con la Fundación Endesa, convocó a empleados en activo y jubilados para recuperar material histórico relacionado con la electricidad en Canarias y evitar su pérdida. Hasta hoy lleva contabilizados un total de 2.362 materiales recuperados entre fotografías, documentos, elementos del patrimonio tecnológico y películas. Entre estos, dos copias de la película Las islas de la luz, que digitalizó gracias a la colaboración con Filmoteca Canaria. Más información del proyecto puede obtenerse en la primera entrada que dediqué a este asunto.
Las presentaciones de los resultados de La Memoria Encendida se realizaron durante 2011 en las dos capitales canarias. Aunque la primera la hicimos en Santa Cruz de La Palma. Fue allí cuando, la noche de fin de año de 1893, la sociedad “Electrón” inauguró el primer sistema de alumbrado público eléctrico de Canarias. Lo hizo posible una central hidroeléctrica situada en Barranco del Río, a tres kilómetros del nucleo urbano, dotada con 50 caballos de vapor de potencia.
Índice de fotografías:
1) Collage con 13 de las 38 fotografías recuperadas.
2) José Gonzalo Marrero, el día de la entrevista que condujo al hallazgo, delante de su casa en el barrio de La Isleta de Las Palmas de Gran Canaria.
3) La fotografía superior no pertenece al conjunto ahora recuperado. La he incluído porque muestra la central en una fase muy avanzada de construcción, con el «torreón de la Cicer», torre de refrigeración de la instalación, a la izquierda de la imagen. En las dos imágenes verticales, sí pertenecientes al conjunto ahora recuperado, la de la izquierda muestra el contenido de la caja que en la foto de la esquina superior derecha del collage anterior mostraba a operarios trasportándola: se trataba un transformador para la central. La de su derecha muestra la estructura del torreón de la Cicer durante su construcción, con trabajadores en lo más alto. Debajo, trabajos de descarga en el puerto de la Luz de los materiales de la central, provenientes de la ciudad alemana de Bremen.
4) Construcción de la central eléctrica «Electrón», que aprovechaba una caída de casi 110 metros prácticamente en vertical y canalizaciones de aguas existentes. Esta foto, de autor desconocido, pertenece al conjunto recuperado en la primera fase de La Memoria Encendida.
Historia de una barriada
1. La realidad
Cierra los ojos. Imagina una barriada en el extremo de una gran ciudad. La componen siete edificios. De éstos, dos torres centrales reúnen al 80% de los habitantes. Son auténticos rascacielos. Cada una cuenta con 100 plantas para viviendas y zonas comunes de servicio, comerciales y de ocio. Los principales órganos administrativos, deportivos, religiosos, los medios de comunicación, las principales zonas de esparcimiento de la barriada están aquí. En ellas viven los principales agentes económicos y sociales.
Cinco edificios más completan la barriada. Entre ellos suman el 20% de la población restante. Sus alturas tienen relación con la cantidad de personas que viven en ellos, que es diferente en cada uno. Así, estos edificios tienen el siguiente número de plantas: el mayor 16; 11 plantas el siguiente; 10 el siguiente; y 3 y 1 los más pequeños. Estos edificios cuentan como las torres con zonas comunes en la medida del número de vecinos y los recursos y necesidades del conjunto de la barriada. Pero hay quejas frecuentes de los que residen en ellos por tener que desplazarse a las torres para tener acceso a algunas prestaciones y comercios. En el otro lado, la densidad de población en las torres produce con frecuencia episodios de accidentes, inseguridad y violencia de los que los edificios están a salvo.
Hay que explicar que las torres no fueron siempre así de grandes ni estuvieron tan pobladas. Ni los edificios eran del tamaño que hoy ocupan. Quizás fuera por su posición central o por sus condiciones naturales. Quizás porque es lo que ocurre en cualquier barriada, que los vecinos tienden a establecerse allí donde ven mayores oportunidades de relaciones, de crecimiento, de negocio. El caso es que el paso del tiempo a lo largo de los siglos ha ido aumentando el tamaño de las dos torres por la llegada de pobladores desde otros edificios de la misma barriada. O desde otros barrios de ésta y otras ciudades de éste u otros países.
2. El error
Ocurre ahora que la barriada va a dotarse por primera vez de un órgano de gobierno autónomo que saldrá elegido de las votaciones que cada cuatro años harán sus habitantes. Debido a que cada torre y edificio tiene un presidente de Comunidad -y que están decididos a empezar esta nueva forma de gobernarse de la forma más respetuosa posible- deciden que todos puedan hacer sus propuestas por igual sin tener en cuenta el número de vecinos que representa.
Pero no es fácil encontrar un consenso. Mientras las demás barriadas de la ciudad ya han decidido sus sistemas, aquí los edificios pequeños hablan unidos y entre las dos torres hay una rivalidad histórica tan enconada que les impide llegar a acuerdos. Y en la negociación las torres ceden. Aceptan el argumento de que los edificios deben ser compensados como víctimas históricas de su poder.
Y cometen el error fatal: gratifican a los edificios con una representación en el gobierno muy superior a la de ellos. Deciden que la suma de representantes de los cinco edificios debe ser igual al de las dos torres. Deciden que la cámara tendrá 60 parlamentarios distribuidos de la la siguiente forma: las dos torres tendrán 15 representantes cada una; los edificios 8, 8, 7, 4 y 3. Hay que añadir que una propuesta similar, ni tan siquiera lejanamente parecida, no se da en los sistemas de elección de las demás barriadas de la ciudad.
3. El futuro
Los artífices de la propuesta nunca advirtieron a sus convecinos sobra lo desproporcional del sistema. Más bien esquivaban la respuesta si alguien llamaba la atención sobre el asunto. Y la barriada estaba tan lejos del centro de la ciudad que ésta la consideraba un enclave estratégico por su carácter fronterizo. Por eso, se preocupaba mucho de no meterse en asuntos que consideraba domésticos.
Así, pasaron treinta años y algunos habitantes de las torres empezaron a descubrir con una mezcla de estupefacción, indignación y extrañeza que una vez tras otra la voluntad que desprendían los votos de los ciudadanos después de cada cita electoral no se reflejaba en la distribución de los representantes que integraban el Parlamento. Especialmente hiriente les parecía porque la vida en la barriada registraba los más bajos índices de calidad de toda la ciudad. El mayor desempleo, los peores servicios en sanidad y educación, el menor desarrollo. Claro que también los edificios habían hecho extraordinarios progresos en esas décadas. Pero esos beneficios los disfrutaban, según el edificio en que se hubieran producido, el 16%, 11%, 10%, 3% ó el 1% de los habitantes. O menos. Porque que hay que añadir que en estos treinta años la diferencia de población entre torres y edificios se acentuó aún más en beneficio –o perjuicio, según se mire- de las torres. Ahora éstas tienen el 83% de los habitantes, y los edificios el 17%. Darles durante 30 años mayor poder no significó que los ciudadanos de los edificios no siguieran marchándose de ellos en busca de un futuro mejor.
Y así ocurrió que un grupo de vecinos se unió para cambiar las cosas. Investigaron sobre el sistema electoral y certificaron que la gravedad del error era extrema por una razón que cualquier ciudadano podría comprender fácilmente: daba legitimidad a que el voto de los habitantes tuviera un valor muy diferente según donde se viviera. Dicho de otra forma, los votos de muchos de los habitantes de las torres iban directamente a la papelera, sin ellos saberlo. Nadie advirtió que lo que se había concebido como una compensación a los habitantes de los edificios se convertía al mismo tiempo en un castigo a los habitantes de las torres. En consecuencia, a la capacidad de desarrollo de la barriada, pues en las dos torres viven los principales agentes empresariales, culturales y sociales. Y los más destacados emprendedores. No es fantasía, prepotencia, ni falta de respeto. Así es la realidad. La barriada tiene en su columna vertebral un defecto de origen. Un defecto muy grave, pero superable.
De más cosas se dio cuenta el grupo de conocidos. Por ejemplo, que vencer por mayoría absoluta era un objetivo inalcanzable para cualquier contendiente debido al poder de los presidentes de Comunidad de edificios y torres. O lo que es lo mismo, las tres asociaciones vecinales que en estas tres décadas se habían consolidado en la barriada sabían que los gobiernos que se formaran dependerían siempre de negociaciones entre ellos. Nunca los vecinos decidían con su preferencia de voto el color del Gobierno.
Siguieron investigando y descubrieron cosas más feas: que diez años antes se había hecho una reforma para hacer aún más restrictivo el sistema. Y ya les indignó descubrir que los que se autodenominaban «padres de la barriada» habían puesto a los vecinos unos obstáculos prácticamente insalvables para cambiarlo. Habían protegido de tal manera el sistema que solo una rebelión de vecinos concienciados podría devolver la justicia a la barriada. Traerles algo que pudieran denominar por fin una Democracia.
Y en eso está ahora este grupo de conocidos. Y con ellos cada vez más vecinos airados. Contándoles la verdad a las víctimas reales del sistema, que son la barriada y, especialmente, los habitantes de las dos torres. Apelando a su sensatez, su cordura, su esfuerzo, su ánimo. Organizando un Manifiesto que esperan poder presentar la primera quincena de mayo de 2012 con el mayor número de firmas posible. Sólo piden una cosa. Reformar ya, de una vez por todas, ese sistema electoral que desde hace treinta años lastra sus oportunidades de crecimiento. Que lastra injustamente sus vidas, las de sus hijos y de todos los habitantes de la barriada. Abre los ojos. Firma.
En la ilustración superior, representación gráfica de las siete torres con sus tamaños relativos adecuados a su número de habitantes.
Destacada en la imagen inferior, el área que ocupa la barriada en la gran ciudad. En puntos de color amarillo, el lugar aproximado que ocupan las dos torres.
Andrés Santana: El vuelo de la cometa (capítulo 1)
Congratulándome por la excelente noticia que se hizo pública esta semana, las 11 nominaciones para los Premios Goya 2012 recibidas por «Blackthorn, sin destino», dirigida por Mateo Gil y producida por Andrés Santana (ambos canarios nacidos en Gran Canaria), comparto el primer capítulo de mi primer libro, la biografía del productor cinematográfico Andrés Santana, publicada en 2003 como complemento al homenaje que le organicé cuando dirigía la sección Foro Canario del festival de Las Palmas en la cuarta edición, y que también incluyó la proyección de un ciclo de películas del productor y la entrega de la Lady Harimaguada de Honor. La entrega de esta distinción, con la presencia en el Auditorio Alfredo Kraus de una amplia representación de su numerosa familia, amigos y colegas de profesión y la interpretación por su amigo el músico Joan Valent de la pieza «Santana», compuesta ex profeso para ese momento, constituyó, lo digo sin pestañear, el momento más emotivo, honesto y sincero de cuantos se han vivido en este certamen, al menos durante los nueve años que duró mi participación.
El reconocimiento a Andrés Santana como lo que es, el cineasta canario más importante de la historia del cine -entre sus muchos reconocimientos, sus 20 películas como productor han logrado 72 candidaturas a los Premios Goya; a título individual ha obtenido dos estatuillas de 14 nominaciones; ha estado nominado a los Oscar de Hollywood; ganado la Concha de Oro del festival de San Sebastián y el premio Ángel Azul del festival de Berlin -, tuvo su continuidad seis años más tarde con el homenaje -y libro, «El sueño del Monopol»- a Francisco Melo Sansó como principal distribuidor y exhibidor independiente de las islas.
Espero ir subiendo uno a uno los capítulos en entregas sucesivas. Por supuesto que si hay peticiones los puedo adelantar. Solo pondré en estas entradas el texto principal del libro. Me he permitido hacerle pequeñas correcciones que mejoran el original publicado en 2003, así como añadirle algunas imágenes y enlaces que pueden favorecer la comprensión del texto, y ampliar los límites naturales de una publicación en papel.
No incluiré en estas entradas -al menos por ahora- ni el prólogo de Imanol Uribe, el anexo con la filmografía completa, dedicatoria y agradecimientos, fotografías, ni los testimonios que para el libro firmaron Pablo del Amo; Montxo Armendáriz; María Barranco; César Benítez; Gonzalo F. Berridi; Antonio José Betancor; Fernando Bovaira; Mario Camus; José Manuel Cervino; Fernando Colomo; Fernando Fernán-Gómez; José Luis García Arrojo; Carmelo Gómez; Enrique González Macho; Pedro Guerra; Félix Murcia; Gilles Ortion; José María Otero; Juan Potau; José Antonio Rebolledo; Aitana Sánchez-Gijón; José Salcedo; Goya Toledo; Fernando Trueba; Joan Valent y Víctor Manuel. Para eso hay que buscarlo y comprarlo, que aún se puede.
Sí añado la cita del escritor canario Agustín Espinosa que encabezó el volumen. Como suele decirse, una vez publicado, el texto solo pertenece a los lectores. Espero que lo disfruten tanto como yo al escribirlo.
No hay mar tampoco aquí. Que el mar es trama de héroes, selva de perdidos y no jaramago de invernadero.
Agustín Espinosa (Crimen)
Capítulo 1: ¿Un mundo maravilloso?
Le pregunto por la primera imagen cinematográfica que guarda en su memoria y Andrés Santana no lo duda un segundo: se recuerda muy chico, diez años quizás, mucho antes de partir a los diecinueve recién cumplidos en su viaje sin retorno a Madrid, viendo a Joselito cantar en una película aquello de “¡Ay, Campaneeera!” en el cine de Las Lagunetas, el pequeño pago situado en el barranco grancanario de La Mina donde nació.
Las islas Canarias están formadas por siete islas y seis islotes. Situadas en el océano Atlántico, muy cerca de la costa norteafricana, su conquista por parte de la Corona de Castilla fue inmediatamente previa a la expansión del Imperio español por América, tras su descubrimiento en 1492. Son, por ello, geográficamente africanas, política y culturalmente europeas y mantienen fuertes lazos de unión con América, especialmente con los países de Venezuela y Cuba. El desarrollo moderno de Gran Canaria -isla más poblada y desarrollada de la provincia de Las Palmas- comenzó con fuerza a finales del siglo XIX por la construcción del Puerto de La Luz y de Las Palmas, que se convirtió pronto en una escala comercial transatlántica ineludible. El lento declinar del puerto, a partir de los años sesenta del siglo XX, se compensó con el importante desarrollo en las mismas fechas de la industria turística. La isla, que hoy habitan setecientas cincuenta mil personas y recibe casi tres millones de visitantes al año, tiene forma redonda -como una pelota de playa partida por la mitad de cincuenta y seis kilómetros de diámetro- y se caracteriza por un clima excepcionalmente benigno, con temperaturas suaves a lo largo de todo el año.
Andrés Santana nació un 31 de enero de 1949 en Las Lagunetas en el interior de la isla, a mil ochocientos metros de altura, en una de sus zonas más altas y frondosas, pero no en el núcleo principal de casas. Él vio la luz en la “enorme casa” de su abuela materna, en un lugar aislado conocido como El Trigo Diego, situado a un kilómetro de distancia barranco abajo. Las Lagunetas, alrededor de cuya parroquia se había concentrado la población de la zona, no debía de superar en aquellos años las seiscientas personas. San Mateo -el municipio al que pertenece este barrio- tenía un total de ocho mil quinientos habitantes en 1950. Es la cifra más alta de su historia: precisamente a partir de la segunda mitad del siglo pasado, muchas familias -agricultores y ganaderos en su mayoría- se trasladaron a la capital de la isla buscando mejorar su calidad de vida.
Así lo decidieron también los padres de Andrés al poco tiempo de nacer él. Hoy, más de cincuenta años después, Carlos Santana y Sofía Quintana aún viven en la misma casa del barrio de San José de Las Palmas de Gran Canaria donde se instalaron en aquellos años. Andrés es el tercero de siete hermanos y el único de la familia que buscó su destino lejos de las islas.
¿Cuáles son los primeros recuerdos que guardas en tu memoria?
Uno de mis primeros recuerdos fue la muerte de mi abuela paterna, a la que adoraba. Vivía en el cercano barrio de San Nicolás, donde mi abuelo trabajaba como encargado de unas plataneras. Yo acostumbraba visitarlos a menudo y acompaña a mi abuelo a coger plátanos, ordeñar vacas, etc. Cuando regresábamos a la casa, mi abuela se encontraba sentada en su mecedora y yo me sentaba a su lado. Entonces ella me acariciaba la cabeza con su mano derecha mientras se mecía, proporcionándome una serenidad y un placer que, creo, nunca he vuelto a sentir. Cuando murió, mis padres no querían que la viera, porque era muy pequeño; pero conseguí asomarme sin ser visto: la figura de mi abuela transmitía una gran serenidad. Fue la primera pérdida importante de un ser querido y me dejó un recuerdo imborrable.
El barrio de San José se extiende como un brazo de un kilómetro y medio de largo paralelo a la costa en el cono sur de la ciudad. Habitado por familias humildes, remonta sus calles estrechas y empinadas al siglo XVII. Sus casas terreras de no más de una planta de altura se agolpaban, tal y como Andrés lo conoció, en una ladera directamente enfrentada al sol del Atlántico al amanecer. Abajo, entre el sol y el barrio, el verde encendido de extensas plantaciones de plataneras; más allá, solamente el mar, como una sábana añil erizándose al viento, de apariencia infinita.
Escucho a lo lejos un pasacalles risquero que interpreta, a estas horas de la mañana, una melodía popular y pienso en el jolgorio del barrio en fiestas, en cada uno de sus rincones invadidos del calor que solo las personas humildes desprenden. Los nombres de las calles de San José despiertan un mundo de evocaciones que parece extraído del cofre de un tesoro: Amanecer, Ancla, Anillo, Arena, Arpa, Asia, Aurora, Balandro, Bolero, Califa, Centella, Coral, Corsario, Creta, Dragón, Eco, Esfera, Espejo, Estela. Son un laberinto de callejones y callejuelas que Andrés correteó, arriba y abajo, mil veces en su infancia. Para él, que cursó la enseñanza primaria en el colegio del barrio, la vida durante esa primera década de vida consistía en “ir a clase, jugar a fútbol, trastear con los amigos, lanzar las cometas al aire.”
Pero fue la casualidad, o tal vez “la suerte que siempre me ha acompañado”, lo que lo llevaría, acompañado por su madre, de nuevo al pago campesino de Las Lagunetas para vivir con un tío que estaba soltero. Tenía Andrés sólo diez años. Y fue en aquel retorno a su barranco natal donde hizo dos descubrimientos fundamentales para su vida: el del cine, domingo a domingo en las proyecciones vespertinas que se celebraban en la trasera de la casa parroquial; y el más deslumbrante de todos, el de la naturaleza.
Me tocó volver a la casa de El Trigo Diego para ayudar a mi tío, que estaba solo, cultivando la tierra y cuidando vacas. Sobre todo, para hacerle compañía por si pasaba algo. Ese valle fue para mí el descubrimiento de la vida, las plantas, los animales; en él aprendí a amar la naturaleza. Si una cabra paría un cabritillo, era yo quien le daba el biberón, así es que después lo tenías pegado todo el día entre las piernas, como un perrillo. Lo malo es que después había que matarlo. Tengo también una imagen muy cinematográfica: cuando iba a echar la cometa en una era cercana, donde el viento bajaba muy fuerte entre los huecos de la montaña. Solo, en medio de aquel paisaje, con los hilos enlazados entre los dedos y siguiendo con la mirada la cometa en el inmenso cielo azul. A veces sentía deseos de volar, de convertirme en cometa. Con el tiempo, empecé a soñar que volaba como un pájaro y veía, desde el cielo, todo aquél paraje.
El barranco de La Mina constituye el nacimiento de una de las cuatro cuencas que, desde la cordillera central de Gran Canaria, avanzan hacia el este de la isla. Tiene su cabecera a mil ochocientos metros de altura y debe su nombre a una galería horadada en la montaña, que proviene de la vertiente oeste de la isla y por la cual recibe el agua que lo recorre. Muchos habitantes de Las Lagunetas participaron en la construcción de las estrechas conducciones de agua, talladas en la piedra, que recorren su ladera de umbría desde el siglo XVIII. En su tramo inicial, la estrecha garganta de agua es un mundo –hoy único en la isla- de líquenes y musgos, veroles, zarzas y sauces. Las cascadas bajan imparables, especialmente intensas en primavera, golpeando las piedras y dilatando su hendidura hasta formar las dos imponentes laderas del barranco, que cubren su desnudez de roca rojiza y cañahejas amarillas con un denso tapiz de escobonales, codesales y retamares, entre higueras, nogales, castaños, tuneras, pitas y pitones. En las laderas del barranco -especialmente en la zona más cercana a Las Lagunetas-, son numerosas las terrazas o bancales construidos a partir de muros de piedras preparados para el cultivo, principalmente, de papas y maíz.
Los domingos los pasaba enteros en el pueblo, en casa de mi tía Josefa. El día acababa siempre con una película en el cine de Las Lagunetas. Cuando finalizaba la sesión, tenía que volver a la casa de mi tío por aquel barranco. Era un trayecto largo, valle abajo, solo y de noche. Iba con una linterna y me sobresaltaba con cualquier ruido. ¡Era tremendo el miedo que pasaba! Luego oía las historias que contaba mi madre: que si se aparecían leones, que si ballenas… ¡Me aterrorizaba! Afrontar eso en aquella niñez era muy duro; aunque también es verdad que me fue fortaleciendo. Recuerdo también que con once años me peleé con un chico en la fiesta del pueblo. A los dos nos gustaba la misma chica y decidimos pegarnos: el que ganara se quedaba con la chica. Le gané yo, pero al día siguiente alguien me dijo: “¿Cómo has podido pegar a un chico enfermo?” Lloré de rabia, le pedí perdón y nunca más he vuelto a pelearme con nadie. Son recuerdos memorables. Como cuando a mi abuela materna, ya enferma terminal, la trajeron a El Trigo Diego portándola cuatro personas en una silla de mimbre, con su cabello blanco al viento. Yo era muy pequeño y es una imagen que tengo grabada como un sueño. O cuando una noche -en casa con mi tío- de pronto oímos muchos ruidos de voces y griterío por el barranco. No sabíamos qué pasaba. Salimos fuera y estaban buscando a un hombre, un poco retrasado, al que veía y saludaba todos los días. Se había caído por una ladera y se había matado.
La corta edad de Andrés, la abrumadora soledad de la vida en el campo y algunos amigos a los que sólo veía los fines de semana, le procuraron recuerdos intensos e imborrables.
Esos dos años con mi tío fueron los que más han marcado mi forma de ser. Cuando descubrí los pájaros, aprendí a coger los nidos, a alimentar canarios con leche y gofio… Algunas veces los soltaba, aunque no estaban preparados para vivir en libertad. También recuerdo unos lagartos grandes ¡enormes! que había en aquellas montañas. Nunca más los he vuelto a ver. En verano volaba las cometas o me iba a bañar con un vecino a los charcos del barranco. ¡Me encantaba eso de ir a soltar el agua a los estanques, trabajar en el campo, regar el maíz, las papas, el colegio del pueblo! Era un mundo muy diferente al de la ciudad; un mundo maravilloso, que me viene continuamente a la memoria. Siempre que viajo a Las Palmas voy, inevitablemente, a ese lugar y siento que una parte importante de mí se quedó allí. Espero que cuando me muera mis cenizas se esparzan por el agua de ese barranco.
Y esa etapa finaliza cuando tu tío se casa y retornas a Las Palmas.
Sí. Mi madre trabajaba en una pensión por las mañanas y yo empecé a ayudarle; por las tardes iba al colegio de don Andrés, en San José. De los quince a los dieciocho años trabajé en la oficina de una lavandería, en la calle Secretario Artiles, en la otra punta de la ciudad. Por la noche, a la salida, me iba a estudiar intentando sacar el bachillerato. Pero al final no lo acabé. A los dieciocho años me dije: “Tengo que conocer otro mundo.”
Situada en el noreste de la isla, Las Palmas de Gran Canaria se fundó en 1478 y es la ciudad más poblada del Archipiélago canario. Entre 1960 y 1970 -años de pubertad y adolescencia de Andrés-, pasa de ciento noventa mil a casi trescientos mil habitantes, el índice de crecimiento demográfico mayor de su historia. San José linda al noreste con el barrio aristocrático de Vegueta. Al noroeste con el popular de San Juan, apelmazado de casas de colores en uno de los riscos que caracterizan la zona histórica de la ciudad. San José, Vegueta y San Juan: ese fue el triángulo de correrías de Andrés durante su adolescencia, aunque también hacía constantes incursiones al cercano barrio comercial de Triana. Si la magia del cine le había tocado con su varita en las sesiones dominicales de Las Lagunetas, la afición se fue haciendo más intensa tras su vuelta a la capital.
En Las Palmas, en la época en que estudiaba el bachillerato, compraba todos los meses el “Fotogramas” y devoraba todo tipo de películas en los cines de la zona: el Torrecine, el Cairasco, el Cuyás, el Pabellón Recreativo y el Vegueta. Los programas dobles del Torrecine me los tragaba todos. Con los amigos jugaba al fútbol, íbamos a la playa de La Laja, a las discotecas… Estábamos muy unidos aunque respecto al cine había diferencias: yo no sólo iba los domingos con ellos, iba también entre semana. Y las películas que a mí me gustaban, a ellos empezaron a no gustarles. Me decían (risas): “Oye, pero esa película que acabamos de ver, era un poco paquete, ¿no?”
Y ahí comienzas a querer dedicarte a este oficio…
Sí, desde entonces. Yo pensaba diferente; pero no porque tuviera una educación distinta o nuestras familias no dispusieran de los mismos medios, no; quizás es que tenía otras inquietudes. No sé por qué, pero lo cierto es que me llamaban la atención otras cosas. Me gustaba mucho leer historias de aventuras de Jack London, libros de Conrad, los tebeos del Capitán Trueno, El Jabato, El guerrero del antifaz, El príncipe encadenado… Sin quererlo, todas esas lecturas me abrieron otros horizontes; hacían que investigara, que aprendiera. Pero eso sólo se debe a la curiosidad de cada uno, porque, y entonces todavía no era muy consciente, creo que yo quise hacer cine porque lo que me apetecía era contar historias.
Andrés no lo recuerda, pero alguien muy cercano conserva todavía en la memoria su imagen devorando tebeos solo, de noche, en la penumbra del patio de la casa familiar, mientras los demás hermanos dormían en sus habitaciones.
¿Cuáles eran tus películas preferidas?
A todos nos gustaban las películas de vaqueros y de romanos. Esas eran las películas “buenas” de la época. Pero a mí me empezaron a gustar también las películas “raras” que ponían en el cine Vegueta: “El manantial de la doncella”, de Ingmar Bergman, y “Los siete samurais”, de Akira Kurosawa; una que vi en el Torrecine y me impresionó mucho fue “Los Nibelungos”, de Fritz Lang. O las películas francesas de la Nouvelle Vague. Otra que me influyó mucho en aquel momento fue “La busca”, de Angelino Fons, con Jacques Perrin y Emma Penella. Precisamente, esta película la vi en Tenerife el día antes de coger el barco que me traería a la Península.
¿Tus amigos supieron que te ibas?
Yo les decía que quería hacer cine, pero era como decirles que quería ser astronauta. “Ah, sí, sí… vale… ¿y haciendo qué?”, me preguntaban. Y les respondía: “¡Yo, de actor!” Hace ocho o diez años contacté, a través de mi hermana Paula, con uno de ellos, Manolín, quien, a su vez, quedó con Chano y Millares. Habían pasado veinticinco años y, cuando nos vimos, fue un choque enorme, muy duro para todos. Los años transcurridos habían borrado las huellas del tiempo pasado.
Andrés decidió marcharse de la isla para hacer cine un día de febrero de 1968, con 19 años recién cumplidos. No supo cómo fue acogida su decisión en su familia. No pudo saberlo, porque se fue con la excusa de ir a visitar a un amigo que hacía el servicio militar en Tenerife y tardó mas de una semana en entrar en contacto directo con ellos. Esa ausencia le ha marcado durante todos estos años.
Soy el tercero de siete hermanos y todos nos seguimos llevando muy bien, gracias a la relación con mi madre. Ella es una matriarca, dedicada totalmente a sus hijos y preocupada porque todos salgan adelante. Muy pendiente de todos y procurando que el vínculo no se pierda. Hace dos o tres años reunió a más de treinta personas en torno a una comida en el caserón de El Trigo Diego. Ese día vi a familiares que no conocía. Mi madre tiene una personalidad muy fuerte y una gran generosidad. Una tía mía dice que tiene un don especial, que ejerce una atracción intensa sobre los demás. Me recuerda al personaje de la madre en “Las uvas de la ira”: una mujer de una cultura baja -propia de la época-, pero con una sabiduría natural. En situaciones adversas y negativas, ella consigue imprimirles un carácter positivo, esperanzador.
Su casa siempre fue un matriarcado. Las mujeres de la familia, su abuela y su madre, han ejercido en él una fuerza especial: han representado el amor, la protección y también las certezas de una fuga hacia adelante. En contraposición, el silencio presencial de los hombres en el hogar.
Supongo que tu marcha -así, sin avisar- tuvo que resultar dura para todos, tanto para ti como para ellos, y especialmente para tu madre.
Muy dura. Cuando llamé a casa después de mi marcha, ya en Madrid, mi madre me dijo que no podía creerse la información que le estaba dando. Y me dijo: “Hijo, vale, ahora ya estás ahí y está bien, si eso es lo que quieres. Pero trata de ser siempre lo más educado y lo más honrado posible. Y come bien, aunque comas poco, porque eso es la salud.” Yo, que me había ido sin decir nada, hablaba con ella con un miedo terrorífico. Y sé que ella lo llevó muy mal: el hijo que se le va a escondidas y no tiene la valentía de decírselo a la cara. Por ella acepté que se hiciera este libro.
¿Y qué opinaba de que te quisieras dedicar al cine?
Al principio no le gustaba mucho la idea. Pero creo que porque no sabía exactamente en que consistía este mundo y, lógicamente, no se fiaba. Yo tampoco me he molestado mucho en explicarle demasiado. He querido que me vea como un hijo más; que mi actividad no afecte a las costumbres de la convivencia familiar. La última vez que vino a Madrid, cuando vio que estaba bien y que mi casa era “bonita” se quedó más tranquila. Y yo también.
Índice de imágenes:
1) fragmento de la portada de «El vuelo de la cometa», diseño de Iñaki Cabodevilla. La foto que la preside muestra a Andrés con una lechera al hombro en la casa familiar de El Trigo Diego (Las Lagunetas, San Mateo).
2) Cartel de carretera de Las Lagunetas. Foto de Luis Roca Arencibia realizada durante la preparación del libro.
3) Las Palmas de Gran Canaria en los años 60. En primer término de distingue el castillo de San Cristóbal; en segundo término, las fincas de platanera que ocupaban lo que hoy es el polígono de San Cristóbal. A la izquierda de las plantaciones se distingue el barrio de San José; perpendicular a él, de mayor dimensión y con la catedral asomando, el barrio de Vegueta (fondo fotográfico de la Fedac/Cabildo de Gran Canaria).
4) Cascada de agua en el Barranco de la Mina, realizada durante la preparación del libro en 2002 (foto de Luis Roca Arencibia).
5) De izquierda a derecha y de arriba abajo, afiches de las películas «La busca», «Las uvas de la ira», «Los siete samurais», «El manantial de la doncella» y «Los Nibelungos».
6) Vista de la plaza de Cairasco con la catedral de Las Palmas en la década de los sesenta del siglo pasado. Está tomada desde el Gabinete Literario (fondo fotográfico de la Fedac/Cabildo de Gran Canaria).
7) De izquierda a derecha y de arriba abajo, distintos momentos de tenderetes organizados en El Trigo Diego en 2003, tras la presentación del libro en Las Palmas; y en 2008: Andrés Santana con su madre, Sofía Quintana, en 2008; parte de la familia Santana Quintana, en 2008; detalle de tenderete en 2003; el alpendre sobre la casa familiar de El Trigo Diego, en 2003; Andrés Santana (2d), junto a un hermano (1d), Antonio Betancor (2i), y mis padres, Daniel Roca (1i) y Yolanda Arencibia(espaldas), en 2003. Andrés Santana es dado a creer en la fuerza del destino. La misma semana de marzo de 2003 que se presentó el libro, y durante su estancia en Las Palmas por el festival, moría el tío con el que había pasado parte de su infancia en El Trigo Diego (Las Lagunetas, San Mateo).
Recuperar, divulgar, salvar (2): “La Memoria Encendida”, recuperación de materiales históricos del sector energético en Canarias
(Al final se ofrece un índice de las imágenes que acompañan este texto)
Quizás sea más oportuno que nunca publicar esta entrada esta semana que hemos sabido que el nuevo ministro del ramo es canario, el teldense nacido en Las Palmas de Gran Canaria José Manuel Soria López. La energía, delicada y de enorme potencial en lo experimental en Canarias, será por segunda vez dirigida por un paisano desde el Gobierno de España. El primero fue el aruquense Luis Carlos Croissier Batista. Soria López es, ahora sí, el primer canario que asume otra de las carteras esenciales para las islas, Turismo. Enhorabuena y suerte.
El segundo de los dos proyectos de recuperación de materiales históricos que he dirigido en los últimos 6 años es “La Memoria Encedida”, proyecto de recuperación de materiales históricos de la eléctrica Endesa en Canarias, en cuya dirección de Comunicación trabajo desde 1998. Para abordar “La Memoria Encedida” fue decisiva la experiencia de haber dirigido entre 2005 y 2007 “Salvar la Memoria: 50 años de Tirma y Moby Dick”, sobre dos de los rodajes más importantes de la historia de Canarias. Si la razón fundamental para la segunda era conocer en primera persona datos veraces sobre ambos rodajes cuando todavía podía haber supervivientes de los mismos (nos encontrábamos necesariamente con un rango de participantes de 65 años hacía arriba y muchos fallecieron durante el proyecto), en el caso de «La Memoria Encendida» se combinaba la necesidad de conocer en primera persona el máximo de detalles sobre la empresa para la cual llevaba trabajando 12 años con dos factores que tienen gran importancia en el trabajo de cualquier dirección de Comunicación: en lo externo, proporcionar informaciones de gran atractivo a medios de comunicación, en este caso relacionadas con imágenes que al contar la historia de la empresa de forma inevitable contarán también la historia de Canarias, estratégicamente decisivo si además tenemos en cuenta la presencia de nuevos actores en el sistema eléctrico incorporados recientemente que rompían el monopolio histórico de facto de Unelco/Endesa. Y en lo interno, promover entre los empleados una actividad que les iba a generar cohesión en tiempos de fuertes –e inciertos- cambios accionariales, factor de importancia decisiva adicional en un territorio fragmentado y alejado como Canarias, con todo lo que eso conlleva.
“La Memoria Encendida” se fraguó en verano de 2010 y aún sigue en marcha para aquellos empleados que quieran aportar materiales. Su sombra es alargada. Pronto informaremos de una relevante noticia sobre nuevos hallazgos.
En ambos casos, el origen del problema también era el mismo: quienes debían llevar a cabo estos trabajos no estaban sensibilizados, por lo tanto tampoco cualificados. Y no se ejercía sobre ellos la debida función de control. ¿Cuántas miles de veces veces nos habrá sucedido lo mismo? ¿Cuántas veces la historia se ha escrito sobre supuestos infundados? En el caso de Canarias, ¿por qué la canaria Unelco dejó sin atender su departamento de Fondo Histórico que sí se conservó en filiales de Endesa en Cataluña, Andalucía, Aragón y Baleares? ¿Por qué se puso a dirigir la Filmoteca Canaria sus primeros doce años a alguien sin estudios ni trayectoria profesional? ¿Quiénes, con nombre y apellidos, han sido en ambos casos los responsables?
“La Memoria Encendida” aún sigue en marcha para aquellos empleados que quieran aportar materiales. Algún día transcribiré el artículo de dos dobles páginas publicado en el número de noviembre la revista interna -con difusión a 25.000 empleados de España y Latinoamérica- Actualidad Endesa que incluye los testimonios de más de veinte jubilados de la empresa y una selección de fotografías. Además, el proyecto ha sido tomado como modelo para una iniciativa puesta en marcha este mes de diciembre por compañeros de comunicación de Baleares. Su sombra es alargada. Estos últimos meses he estado trabajando en una aplicación del mismo para expositores, con la idea de trasladarlos a los principales centros de trabajo de Canarias. Espero que pronto pueda informar de una muy relevante noticia referida a nuevos hallazgos en el marco del mismo.
Detalles del proyecto
Un total de 2.297 materiales es el balance de documentos recibidos por el proyecto durante los tres meses que estuvo abierto el plazo de recepción de materiales, del 20 de octubre de 2010 al 20 de enero de 2011. Participaron un total de 70 empleados de Endesa en Canarias, unos a título particular y otros en nombre de su departamento. De éstas, 44 trabajan en Gran Canaria; 9 de Tenerife; 5 de La Palma; 5 de Fuerteventura y 4 de La Gomera; y 3 de Lanzarote. Por la isla de origen de los materiales, se recibieron 1.395 de Gran Canaria; 455 de La Palma; 96 de Tenerife; 64 de Lanzarote; 34 de Fuerteventura; y 8 de La Gomera. En cuanto a la tipología de materiales, la amplia mayoría (1.804) son fotografías. Los documentos de papel recuperados son 184; 54 los elementos de patrimonio tecnológico y 11 las películas o vídeos.
Todos los materiales recibidos son de gran valor, pero de forma especial destaca la fotografía más antigua. Es de la central hidroeléctrica palmera El Electrón, la primera central de Canarias, que data de 1893. También destaca la primera memoria de la compañía palmera Riegos y Fuerzas de La Palma (Rifu), de 1949; y la copia simple de la modificación de contrato de arrendamiento del servicio del alumbrado eléctrico de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, fechada el 24 de enero de 1900; y planos de 1929 de la central de Guanarteme de la Compañía Insular Colonial de Electricidad y Riegos (Cicer) de Las Palmas de Gran Canaria y la Fábrica de Gas de Santa Cruz de Tenerife de 1962; y reglamentos laborales de Unión Eléctrica de Canarias de los años 1930 y 1939; y Estatutos de la misma empresa de 1953 y su Reglamento de Régimen Interior de 1962. Entre los títulos de acciones, el más antiguo recuperado es de la Compañía Eléctrica Industrial de Tenerife (Ceit), de 1927.
«La Memoria Encendida» también recibió la donación de escaneados de una serie de fotografías únicas –el soporte original es placa sobre cristal- sobre la construcción de la central de Guanarteme por la Cicer a finales de los años 20 en Las Palmas de Gran Canaria. Entonces esta zona pertenecía al municipio de San Lorenzo. Asimismo, el proyecto recuperó la colección completa de revistas editadas en la década de los 70 del siglo pasado por el departamento de Dirección Social y Relaciones Públicas de Unelco, con información amplia sobre el papel y objetivos de la empresa en esa década. También salió a la luz pública el museo privado con equipos, máquinas y herramientas de gran antigüedad y valor que guarda en su casa el que fuera capataz de Unelco de la zona norte de Gran Canaria, Manuel Medina. Finalmente, se admitió para asegurar su conservación materiales que aunque no cumplían algunas de las condiciones del proyecto se consideraron de especial interés. Entre ellos, las valiosas maquetas realizadas por el tinerfeño Gregorio González, y la impresión sobre papel de un sello de Riegos y Fuerzas de La Palma.
«La Memoria Encendida» estaba dirigida a empleados -en activo, prejubilados y jubilados, ex empleados- y sus descendientes. Estos fueron los participantes, personas y departamentos, por orden alfabético: Juana Teresa Abellá Socorro; José Luis Araña Matos; Blas Artiles Toledo; Bartolomé Bonilla Santana; Beatriz Borges Fajardo; María Victoria Cabello Duchement; Andrés Manuel Cabrera Cabrera; José Alberto Campos Barreto; Fernando Capote Lavers; Luis Carrasco Araña; Pablo Casado Reboiro; Juan Ramón Cerdeña Rodríguez; Luis Cobiella Cuevas; José Manuel de la Cruz Arquero; Cristo del Castillo Melián; Francisco Juan Déniz Macías; José Ramón Déniz Ortega; Eduardo Díaz García; Juan Salvador Díaz Melián; José Manuel García Muñoz; Maria Del Carmen García Rodríguez; Carlos Escuela González; Gregorio González Hernández; José Gonzalo Marrero; Blas Hernández Carrillo; Lorenzo Hernández Mateo; Rafael Hernández Romero; Germán López Molina; Francisco Rubén López Pérez; Agustín López Rodríguez; Rogelio López Rodríguez; Salvador Marrero Marrero; David Martín Lemes; David Martín Santana; Anastasio Medina Conrado; Manuel Medina Marrero; Juan Melián Cabrera; Armado Melián Martínez; José Antonio Melián Reyes; Alonso Méndez Santana; Ignacio Ángel Ortega Ramírez; Juan Manuel Perdomo Ojeda; Inocencio Pérez Cejas; Juan Francisco Pérez Moreno; Mateo Gabriel Pérez Reina; Antonio Piñero Herrera; José María Plans Gómez ; José Luis Pulido Santana; Carlos Francisco Reguera Bonilla; Jesús Javier Rivero Santana; Luis Roca Arencibia; Fátima Rodríguez Afonso; Delfín Rodríguez Albornoz; Carlos Rodríguez Díaz; José Antonio Rodríguez Domínguez; José Manuel Rodríguez Jiménez; Ramón Rodríguez Mesa; Lidia Rodríguez Rodríguez; Ramón Rodríguez Tomás; Fermín Romero Bañolas; Manuel Sánchez Díaz; Javier Sánchez Paz; Carmelo Lorenzo Sánchez Sánchez; María Del Carmen Santana Ramírez; Adolfo Santana Santiago; Laureano Sosa Rodríguez; Lidia Fabiola Suárez Barrios; Manuel Suárez Bautista; Jesús Triana Pérez; Luis Varela Collazo; departamento de Gestión de la Medida Las Palmas de Gran Canaria; departamento de Nuevos Suministros de Fuerteventura; departamento de Servicios Generales; dirección provincial Santa Cruz de Tenerife.
Además de por los canales habituales de comunicación interna, el proyecto se promocionó con soportes físicos realizados ex profeso en todos los centros de trabajo. El trabajo de elaboración de la imagen del proyecto lo llevé a cabo codo con codo con la empresa canaria Daute. No sólo se utilizaron los carteles y expositores de pie habituales en este tipo de iniciativas. También se innovó con unos carteles colgantes que representaban la arqueta que simbolizó el proyecto y con el uso de postales electrónicas como medio de difusión por primera vez en Canarias. «La Memoria Encendida» ha tenido una importante repercusión en medios de comunicación, tanto en medios de prensa en papel e Internet, radios y televisiones. Desde aquí quiero agradecer el apoyo de las direcciones de Comunicación territorial y corporativa de Endesa, la dirección general de Endesa en Canarias, representantes sindicales, jefaturas de centrales, asociaciones de jubilados y delegados de Endesa en las islas.
Documental recuperado
A punto de finalizar el plazo de admisión de materiales, llegaron a mi mesa en la cuarta planta del edificio Woermann de Las Palmas de Gran Canaria dos latas de películas de procedencia y contenido desconocidos que incluían dos bobinas de distinta duración. Inicié entonces una colaboración con Filmoteca Canaria. La digitalización de los filmes desveló su contenido: un documental entre propagandístico y promocional sobre la electrificación de Canarias de 1976. La película, en soporte de celuloide de 16 milímetros y 20 minutos de duración, se titula “Las islas de la luz” y los especialistas creen que puede formar parte de una serie producida por el Instituto Nacional de Industria (INI) sobre el desarrollo de la electrificación en España, cuyo nombre genérico era “Los caminos del INI”. Con asesoría de Gustavo Brandstetter, dirigido por Juan Cobos y fotografía de Ramón Sempere la película muestra, tras una introducción genérica sobre el archipiélago y la pujanza de la industria turística, imágenes de la electrificación en las siete islas. Helicópteros depositando material en montañas de difícil acceso, el montaje de nuevos apoyos de alta tensión en la cresta de barrancos e imágenes de la instalación del primer cable submarino de la historia de Canarias, entre Lanzarote y Fuerteventura, son algunos de los documentos visuales que incluye el filme.
La colaboración de Filmoteca Canaria se ha extendido a la obtención de datos sobre el filme fuera de las islas. Así, Filmoteca Española, por su parte, tenía referencia de la película en sus archivos, aunque no conserva una copia. Esta entidad estatal había recibido el fondo documental de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI, heredera del INI) en 2000. Sus responsables piensan que entre los negativos de películas de cine realizadas por el INI en su poder puede estar el original de este filme ahora recuperado.
Final
Con la presentación del proyecto el 28 de junio de 2011 en la sede de la Obra Social de La Caja de Canarias (Cicca) de Las Palmas de Gran Canaria bajó el telón el proyecto. Al menos oficialmente. Anteriormente, había sido presentado por primera vez en el Palacio Salazar de Santa Cruz de La Palma, el 8 de junio. Quise que fuera esta isla por ser la primera de Canarias en recibir suministro eléctrico. También lo presentamos en la sede de la Obra Social de Cajacanarias de Santa Cruz de Tenerife, el 23 de junio. Estos actos se iniciaban siempre con la proyección de un vídeo recopilatorio del proyecto corealizado por El Viaje Producciones y concluían con la entrega de un diploma conmemorativo, el vídeo y otros regalos a las personas que aportaron materiales.
Quedé satisfecho con el vídeo conmemorativo, que se llevó a cabo con un presupuesto muy limitado. Entregué a José Ángel Alayón (El Viaje Producciones) una selección de 300 fotografías que había mejorado personalmente en la oficina con el Photoshop, unos textos para intertítulos, y el documental de 1976 recuperado. Él tuvo una propuesta muy acertada: añadirle en el montaje a cada una el sonido que esa imagen congelada y muda podría tener. Las fotos cobraron vida. El trabajo, de 15 minutos de duración, se puso después de verano a disposición de todos los empleados de Endesa en Canarias para su descarga. También, un resumen en 5 minutos del mismo editado por la productora madrileña Vivocom, se sigue distribuyendo en las 55 pantallas de televisión de Canal Endesa de España. Además de en Canarias, pudo verse en instalaciones de A Coruña, León, Ceuta, todas las provincias andaluzas, catalanas y aragonesas, Andorra y las islas baleares de Mallorca, Menorca e Ibiza. Otra versión de 6 minutos se proyectó en la Jornada Estratégica de Endesa en Canarias celebrada el 28 de noviembre en el Cicca. La proyección fue aplaudida por los más de 300 empleados presentes. Finalmente, el expositor principal rotará hasta julio de 2012 por los principales centros de trabajo y centrales de producción de Canarias.
Como se dice en los créditos del trabajo audiovisual, el propósito de «La Memoria Encendida» es que el proyecto sirva de inspiración para nuevas iniciativas a partir de ahora. Así está siendo.
Índice de imágenes:
1. 1927. Construcción de la central eléctrica de la CICER situada en el barrio de Guanarteme de Las Palmasde Gran Canaria. Entonces pertenecía al municipio de San Lorenzo. Fondo fotográfico Teodoro Maisch / Museo Canario. Imagen aportada por José Gonzalo.
2. Mientras las islas orientales recibían el suministro a cuentagotas por su falta de recursos naturales durante las primeras décadas del siglo XX, la frondosidad de las occidentales les permitía lograrlo gracias a pequeños ingenios hidroeléctricos. Interior de la central de Icod de Los Vinos (Tenerife). 1919 ca. Imagen aportada por Jesús Triana.
3. Construcción de la central eléctrica de El Palmar, en San Sebastián de La Gomera. Principio de la década de los 70. Imagen aportada por Carlos Escuela.
4. Cartel del proyecto.
5. La mayoría de los trabajadores del sector en Lanzarote en los años 70 habían sido antes marineros. La central de Punta Grande, en Arrecife, convivió durante esa década con la central flotante Nuestra Señora de la Luz, un antiguo barco de guerraalemán que ya había permanecido en el puerto de Santa Cruz deTenerife entre 1962 y 1969. Trabajadores en la central de Punta Grande. 1974 ca. Imagen aportada por Carlos Reguera.
6. Antonio Perdomo (en la foto) trabajaba en la central municipal de Puerto del Rosario (Fuerteventura). También vivía en ella, que disponía de dos habitaciones, cocina, baño y un molino de gofio. Pequeños grupos de producción al sur y norte de la isla suministraban energía eléctrica a otras localidades de la isla. Imagen de 1966 aportada por Carmelo Sánchez.
7. Varios fotogramas del documental «Las islas de la luz». Recuperado por la aportación de José Luis Pulido.
8. En la isla de La Palma había suministro eléctrico en la isla las 24 horas desde la adquisición de cuatro nuevos motores en la central de Bajamar de la capital en 1949, aunque en el oeste dos ingenios hidráulicos estaban desde los años veinte. La central hidroeléctrica de El Mulato, en el municipio de San Andrés y Sauces, fue puesta en marcha en 1955. Imagen de la construcción de El Mulato. 1954 ca. Imagen aportada por Carlos Rodríguez.
9. Postal electrónica que se envió a todos los empleados de Endesa en Canarias con el diseño del DVD oficial del proyecto, de 15 minutos de duración, para el visionado del mismo en streaming.
10 y 11. La idea de la arqueta sobre el asfalto (10) me inspiró el elemento principal del diseño del proyecto: la arqueta dorada con algunos de los logotipos que marcan el desarrollo del sector en las islas (11).
Isla de El Hierro: Raya de viento, agua y luz
«Raya de viento, agua y luz» fue mi propuesta de título, pero «La isla del tesoro renovable» fue el que eligieron finalmente mis compañeros de Endesa en Madrid para este reportaje que publiqué en el pasado mes de enero en el primer número de la nueva revista «Actualidad Endesa», y del cual se ofrece solo el texto principal, ya que también incluía una pequeña entrevista al director general de Endesa en Canarias y un despiece sobre el origen del proyecto El Hierro 100% Renovables. «Actualidad Endesa» es una publicación interna que llega, uno a uno, a los domicilios de los 25.000 empleados en Endesa en España y Latinoamérica.
El trabajo ocupaba las últimas seis páginas de ese primer número. Fue destacado en portada. Para mí, suponía la oportunidad de volver a declararle el amor a una isla, El Hierro, que conocí de forma privilegiada en 1996 durante el rodaje de «La raya», cortometraje de Andrés M. Koppel y La Mirada que fue uno de los hitos cinematográficos del cine de Canarias de la década de los noventa. En los últimos siete años, mis colaboraciones con el suplemento El Viajero de El País me han permitido seguir profundizando en su conocimiento.
La preciosa isla de El Hierro está estas semanas de enhorabuena, bajo la amenaza de erupciones volcánicas a muy pocos kilómetros de su costa. Hoy un periódico local titula: «El magma sitia La Restinga y no se descarta erupción terrestre». Y de pronto parece que algo maravilloso puede ocurrir. Crucemos los dedos para que lo que tenga que pasar tampoco afecte a la construcción de la central hidroeólica, de cuyos detalles habla este texto. Las 10 imágenes que acompañan esta entrada son todas fotografías propias -menos la ortofoto del proyecto El Hierro 100% Renovable y la portada de la revista-. Se realizaron durante viajes a la isla entre 2005 y 2010. Al final se ofrece un índice de las mismas.
Existe una isla atlántica cercana a las costas del Sáhara que tiene forma de corazón y hasta el descubrimiento de América era el punto más occidental del mundo conocido. Es pequeña –mide lo que el barrio neoyorkino de Brooklyn- y el color como oxidado de sus montañas le dio su nombre. Ferro, en latín. Hierro. Su origen está en la erupción de volcanes submarinos hace millones de años. El mismo principio que el resto del archipiélago al que pertenece, las islas Canarias. Por eso su costa es un sinfín de rocas cortantes de formas caprichosas. Así quedaron congeladas tras el furioso encuentro del fuego con la tierra, el mar y el aire.
Tres son los municipios de la isla de tonos rojizos. 10.700 sus habitantes. Al noreste, Valverde es la capital. Al sur, El Pinar es centro de buceo internacional por la particular belleza de sus fondos submarinos surcados por meros, barracudas y mantas diablo. La Frontera, al oeste, depara la visión más impactante. Un enorme cráter semicircular con viñedos y sol todo el año coronado por los grandes roques de Salmor, antigua guarida de lagartos gigantes. Y en la cumbre, fosforescentes trigales dan paso sin tregua a un denso mar de nubes que esconde el bosque de laurisilva, originario de la era Terciaria. Es un humedal vibrante de helechos, hongos, musgos, plantas trepadoras y líquenes donde conviven una extensa variedad de insectos, lagartos, lagartijas, mirlos, gavilanes, lechuzas y murciélagos. Como pasear por el bosque encantado de un cuento infantil.
El Hierro, la más pequeña y occidental de las Canarias, fue el límite del mundo conocido desde el siglo II de nuestra era hasta el Descubrimiento. Al otro lado, sólo tinieblas y zozobra. Y durante 250 años, desde 1634 hasta 1884, depositaria del Meridiano Cero, “la raya” para los lugareños, la separación entre este y oeste en las representaciones cartográficas, que cruzaba el punto más occidental de la isla, Orchilla. Pero El Hierro perdió a finales del siglo XIX su “raya” por el poderío naval y económico británico, que la trasladó a Greenwich, norte de Londres, donde aún permanece. Con el Meridiano Cero El Hierro estaba en mapas y cartas de navegación de barcos de todo el mundo durante los siglos en que éstos eran el medio de transporte más avanzado del Planeta. Gracias al proyecto El Hierro 100% Renovable, la isla volverá a ser un referente mundial. La raya imaginaria que muchos herreños creían ver en el mar será ahora una raya energética sostenible compuesta por viento, agua y luz.
La fuerza del mismo viento que llevó a Cristóbal Colón a América -el viento alisio, que sopla durante todo el año en Canarias de norte a oeste-, será la que mueva las palas de los aerogeneradores cuya energía bombeará agua desde un embalse inferior a otro superior, ambos de nueva construcción. Los millones de litros de agua cayendo en un salto de 682 metros de altura harán girar los álabes de las turbinas de una central hidroeléctrica, que producirá la energía necesaria para abastecer la isla en su totalidad. La central diesel de Endesa, Llanos Blancos, inaugurada en 1970, se mantendrá como garantía de seguridad del suministro energético.
«El Hierro puede ser 120% renovable porque este modelo será exportado a islas mayores, en un camino inverso al que sucedió en el pasado: la vanguardia y el progreso, por primera vez, vendrán de una isla pequeña y lejana.»
Por su pequeñez y lejanía, El Hierro es tierra de emigrantes y desterrados. También lugar de forja de gigantes del deporte vernáculo, la lucha canaria. Es el caso de Francis Pérez («el pollito de La Frontera», cuyas asombrosas medidas (un atleta de 1,96 metros de alto y 150 kilos de peso) lo convirtieron en fotaleza inexpugnable durante diez años consecutivos. De Sabinosa, que son cuatro casas aisladas colgando de los riscos del golfo de Frontera, es Valentina, legendaria figura del folclore canario, cuyo runrún monótono y descuidado transmitía como nadie autenticidad y misterio.
En El Hierro los habitantes han aprendido a superar los obstáculos con las armas de la propia naturaleza. Un lugar naturalmente sostenible, siglos antes de que este concepto diera valor a una forma de enfrentar la vida y afrontar proyectos. Un ejemplo lo tenemos en el árbol del garoé, sagrado para el pueblo bimbache, los indígenas herreños hasta la conquista castellana en el siglo XV. El garoé era un árbol grande y frondoso de la familia de los tilos situado en la zona alta de la isla, donde es frecuente el fenómeno denominado lluvia horizontal. Por su frondosidad y la textura de sus hojas el árbol conservaba agua todo el año. Su goteo permanente lo recogían los aborígenes en un sistema de oquedades excavado a sus pies. La leyenda cuenta que un huracán destrozó el árbol en 1610. En 1957 se colocó un til en el emplazamiento original y en 2004 la arquitecta María Reyes Febles rehabilitó la zona con un acceso de caminos de piedra y barandales de madera. Febles, herreña afincada en Las Palmas de Gran Canaria, es también autora del nuevo auditorio de la isla, en fase de construcción. Para la joven arquitecta «El Hierro lleva muchos años planificando una estrategia global que permita a sus habitantes vivir del territorio sin sobreexplotarlo, encontrando el equilibrio con el medio. El Hierro puede ser 120% renovable porque este modelo será exportado a islas mayores, en un camino inverso al que sucedió en el pasado: la vanguardia y el progreso, por primera vez, vendrán de una isla pequeña y lejana.»
Para Tomás Padrón, jubilado de Endesa, ex delegado de la empresa en la isla y presidente del Cabildo herreño [n.d.autor: lo fue hasta las pasadas elecciones del 22 de mayo de 2011, donde renunció a presentarse] , máxima institución insular, El Hierro 100% Renovable es “ya una realidad que marcará un antes y un después en la historia de la isla. Un hito trascendental para El Hierro y Canarias en su conjunto”. Padrón, menudo, mirada clara y gesto amable, recuerda a la eurocomisaria Loyola de Palacio como gran valedora para el impulso final del proyecto. “En Unelco [antigua filial de Endesa en las islas] nació la idea cuando no existían los intrumentos para sacarla adelante. Años después el Cabildo tomó el testigo y esa visita a Bruselas en 2002 con el presidente del Gobierno canario, Adán Martín, lo resucitó.” El proyecto está en una espiral creciente de repercusión mundial. Las visitas para conocerlo se suceden. Los Reyes de España y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ambos en 2006, y el eurocomisario de Energía Andris Piebalgs, en septiembre de 2009, se han contado entre los visitantes más ilustres. También ha atraído la atención de ingenieros y expertos en renovables. Se calcula que unas 1.000 islas en el mundo podrían albergar instalaciones similares. La expectación generada crece exponencialmente en medios de comunicación internacionales.
“Gorona de viento” se llama en El Hierro a los muros de piedra de forma semicircular que los ganaderos construyen para proteger a los rebaños del viento. Y Gorona del Viento, S.A., compuesta por el Cabildo de El Hierro (60%); Endesa (30%) y Gobierno de Canarias (10%) es la empresa encargada de gestionar este proyecto de 64,7 millones de euros de inversión, 35 de los cuales aportados por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) del Gobierno español. “Seremos un laboratorio experimental”, afirma Tomás Padrón, para quien la idea de El Hierro como isla sostenible se amplía a otros campos como la enseñanza -se ha creado un módulo de Formación Profesional en energías renovables que quiere ser referencia en el Archipiélago- y el turismo científico, una alternativa inteligente para un sector que debe diversificarse para sobrevivir. Y compatible con su punto fuerte tradicional, la tranquilidad, que en lugares de soledad absoluta como a los pies del faro del Orchilla llega a conmocionar.
De las siete islas Canarias El Hierro es la mejor que ha sabido contener la dimesión de su planta hotelera. Además de su red de casas rurales, el Parador de Turismo (en Las Playas, Valverde) es el principal lugar de alojamiento. En La Frontera se encuentra también el hotel Punta Grande, que durante años fue récord Guinness por ser el más pequeño del mundo. Destacan para el baño sus piscinas naturales y para los paseos su red de senderos, especialmente bellos en los prados comunales de La Dehesa. Con una planta ganadera (caballos, vacas y ovejas) que destaca por su densidad y belleza respecto al resto de las islas, en agricultura la isla se ha especializado en los últimos años en el cultivo de la piña tropical. En 2000, la isla fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco.
El proyecto en detalle
El objetivo del proyecto El Hierro 100% Renovable es el «diseño, desarrollo, construcción y puesta en servicio» de un sistema hidroeólico capaz de cubrir la demanda eléctrica en la isla (cuya punta máxima anual es 8 MW) convirtiendo esta isla en un territorio autoabastecido solamente por energías renovables. Ese es el objetivo final, porque la realidad tecnológica impone, según técnicos de Endesa, que en las primeras fases de implantación la energía renovable ocupe una cuota de entre el 50% y el 80% del total. El sistema estará compuesto por dos depósitos de agua, un parque eólico, una central hidroeléctrica, una central de bombeo y la central de motores diesel ya existente. El depósito de agua superior tendrá la dimensión de 5,6 campos de fútbol con la altura de un edificio de tres plantas. El otro, construido a pie de mar, ocuparía 2,3 campos de fútbol sobre un edificio de dos plantas. El parque eólico, de cinco aerogeneradores, tendrá 11,5 MW de potencia instalada. La central hidroeléctrica, con cuatro turbinas Pelton, sumará 11,3 MW. La central de bombeo 6 MW. La potencia instalada de la central de Llanos Blancos es de 12,7 MW. El cálculo de las conducciones de agua se ha estimado en base a la demanda prevista para 2030.
El Hierro 100% Renovable conseguirá transformar una fuente de energía intermitente en un suministro controlado y constante de electricidad, maximizando el aprovechamiento de energía eólica y facilitando su integración en el sistema. La mayor parte de la energía vertida a la red de distribución de la isla provendrá de la central hidroeléctrica. La energía eólica generada alimentará el sistema de bombeo. Su excedente se usará para la impulsión de agua a la red de abasto desde las dos plantas desaladoras que tiene la isla a nivel del mar. El ahorro anual calculado es de 18.700 toneladas de emisiones de CO2. Y 1,8 millones de euros por los 40.000 barriles de petróleo que dejarán de comprarse.
1) Amanecer en Las Playas. Fotografía tomada desde una habitación del Parador de El Hierro.
2) El padre del fotógrafo frente a uno de los puentes de lava de la costa norte de la isla (i). La ladera del Julán desde la cala de Tacorón.
3) El bosque de Laurisilva en la cumbre de la isla.
4) Atardecer desde el sabinar de La Dehesa.
5) Prados comunales de La Dehesa (i). Los padres del fotógrafo posan en el Mirador de la Peña, con el golfo de La Frontera de fondo.
6) Verol en primer témino, en el mirador de Bascos (i). Dos viejos viendo pasar la vida en el pueblo de Tigaday (La Frontera).
7) Portón en el Sabinar.
7) Atardecer en La Frontera. El hotel Punta Grande en primer término. Al fondo, los roques de Salmor.
8) Ortofoto con gráfico explicativo del proyecto El Hierro 100% Renovables.
9) Portada del primer número de la nueva revista Actualidad Endesa.