El 15 de febrero de 2012 publiqué una entrada titulada Historia de una barriada. Era un relato en forma de parábola que pretendía dar a conocer –sorteando los odiosos tecnicismos- las deficiencias de un sistema electoral, el de Canarias, cuya reforma es la más importante de cuántas puedan acometerse en las islas, si llega a acometerse alguna. Debo recordar aquí que en cada una de las elecciones al parlamento de Canarias hay decenas de miles de votos que se tiran a la basura -literalmente, no se tienen en cuenta- solo por el hecho de que los electores viven en las islas más pobladas; que un 83% de la población tiene la misma representación que el 17% restante; que los mínimos necesarios para acceder al parlamento son, con insultante diferencia, los más altos de España y países de nuestro entorno; que el número par de parlamentarios dificulta de forma adicional la formación de mayorías absolutas; que las minireformas que en este tiempo se han realizado sobre el texto original de 1982 han sido para hacer aún más restrictivo y desproporcional el sistema. Como si los canarios debiéramos conformarnos con aparecer como los más tontos -o expresándolo de forma más precisa: los últimos- ante la comunidad internacional. Sigue leyendo
La Declaración y el Manifiesto por la Reforma Electoral de Canarias se presentan en Tenerife y Gran Canaria el lunes 21 de mayo
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