Voy a pasármelo bien con esta defensa de “Autodefensa” y “Pacifiction” en los Premios Feroz 2023, con su coda dedicada a Pedro Almodóvar


La serie “Autodefensa” y el largometraje “Pacifiction” son las obras audiovisuales más feroces de 2022 en España. Sin embargo, se fueron de vacío en la décima edición de los Premios Feroz de los informadores de cine de España, entregados en Zaragoza el sábado 29 de enero. Este texto se publicó en el periódico La Provincia el domingo 30 de enero. Aquí lo comparto con algunos extras (with some extras).

Berta Prieto y Belén Barenys, las estrellas de “Autodefensa”. Fotos: Kiku Piñol

Toda la ferocidad que en el largometraje “As bestas” a mí me sabe a impostada, en la serie “Autodefensa” no lo es. Todo el feminismo que en “Cinco lobitos” dispara al corazón (de las mujeres y los hombres sensibles), en “Autodefensa” dispara a las rodillas (del machismo inmovilista). Las aventuras y desventuras de las dos amigas veinteañeras en Barcelona, interpretadas por Belén Barenys y Berta Prieto, están más cerca de la estética del cómic que de las series al uso, pongamos por caso “Intimidad”, que igualmente aborda una problemática (el acoso) que afecta muy mayormente a las mujeres.

Tráiler oficial de la serie “Autodefensa”, producida por Filmin.

¡Pero qué acartonada parece en comparación “Intimidad” y qué inmerecido que la insuperable ferocidad de “Autodefensa”, con toda la rabia y goce de libertad que exhuma, no haya ganado el Premio Feroz a mejor serie de comedia este año! Se lo llevó la inteligente “No me gusta conducir”. Además, los informadores españoles de cine asociados en AICE premiaron de esta serie sobre un cuarentón que decide sacarse el carnet de conducir a los actores Juan Diego Botto y David Lorente.

Viendo las interpretaciones de Botto y Lorente en el último capítulo de la serie el otro día, en el momento en que se persiguen cuando salen del “taxis”, descubrí que una de las mejores cosas que tienen los Premios Feroz es que motivan a actores y actrices en papeles de platino a superarse hasta sus límites no vaya a ser que una casualidad haga que les den a ellos el cada vez más prestigioso premio.

Porque si algo tienen estos premios es que son imprevisibles. Dicho lo anterior, una vez vistos los seis capítulos de la serie “No me gusta conducir”, puedo afirmar y afirmo que, si bien los dos premios a las interpretaciones son muy merecidos, “Autodefensa”’ como serie merece más, mucho más, el premio, dónde va a parar.

Puedo afirmar y afirmo que, si bien los dos premios a las interpretaciones de «No me gusta conducir» son muy merecidos, “Autodefensa”’ como serie merece más, mucho más, el premio, dónde va a parar.

En lo impredecible, “Autodefensa” está mas cerca de la americana “The Leftovers”, salvando los millones de dólares de distancia. “Autodefensa” es una modestísima serie del audiovisual español aún indie. Pero las dos tratan de la desolación. Su formato, tanto capítulos auto conclusivos como (si les da la gana) con continuidad, con duraciones breves y dispares, forma parte de su descaro y radicalidad.

Las dos protagonistas, creadoras también de la serie, terminan meando en la calle a la vista de todos y ese exhibicionismo impúdico, que equivale a sacarle la lengua al espectador, es uno de sus aciertos. El desconcierto de Belén ante los fetiches del escritor de cuentos infantiles, otro. Otro, el momento del colega actor aterrorizado ante la posibilidad de que la furia feminista se desate contra él en redes sociales y termine con su carrera a golpe de cancelaciones (pensando además que había hecho algo que no había hecho). El fundamental, el retrato palpitante de sus experiencias en la ciudad moderna.

Dos momentos de “Autodefensa”. Fotos: Kiku Piñol

No hay obra audiovisual más feminista que esta en la producción española de 2022, dirigida por un hombre, Miguel Ángel Blanca -recomendable su documental “Magaluf Ghost Town” de 2021-, que, por lo que cuenta, ha dejado a las dos jóvenes la batuta de sus auto ficciones. Ni Carla Simón con su premiada “Alcarràs”, película que no soporta un segundo visionado, ni Alauda Ruiz de Azúa, cuyo sensibilísimo retrato de la maternidad tiene el lunar de pintar a los hombres, todos los hombres, como completos inútiles. Eso es lo que parece el personaje interpretado por Ramón Barea, ay.

El equipo de “Autodefensa” en el photocall de los X Premios Feroz en Zaragoza. Foto: Luis Roca

Carla Simón ganó el Premio Feroz a mejor dirección y Alauda Ruiz de Azúa el de mejor guion. “Cinco lobitos”, con “As bestas”, de Rodrigo Sorogoyen, fueron más reconocidas que “Alcarràs” en los premios de los informadores españoles de cine, con tres premios cada una. Es posible que la división de votos entre las dos películas favoritas dirigidas por mujeres haya dejado el camino expedito a “As bestas”. No auguro que ocurra en los Premios Goya. Ahí Ruiz de Azúa debería ganar la mejor dirección novel, dejando así el camino libre a que Simón se haga con la mejor dirección y película. Aunque sea como el reconocimiento por haber logrado ganar un Oso de Oro en Berlín para España después de 41 años.

“Autodefensa” es tan descarnada que confunde a los lobbies. Pero peor parada salió este año el mejor filme de ficción español de 2022, el musical “Voy a pasármelo bien”, de David Serrano. Los lobbies leyeron Hombres G, pues la película está basada en sus canciones, e interpretaron pijerío rancio, facherío insoportable. Y la mandaron al ostracismo. Sin embargo, lograr terminar con matrícula de honor una propuesta tan a contra corriente (esta sí de verdad), con una notabilísima pegada en el público, tiene un valor superior. Tampoco “Voy a pasármelo bien” ganó el Premio Feroz a la mejor película de comedia del año, fue a parar a la hispano argentina “Competencia oficial”.

Tráiler oficial del largometraje “Pacifiction”.

Escribo de películas que quieren que el espectador vaya a pasárselo bien, se ría y emocione. Como yo mismo en los quince últimos minutos de la película de Serrano, que los pasé llorando a moco tendido, como un bebé con perreta. Porque en las películas que se hacen para que el espectador se aburra como una ostra, la mejor del año es, sin duda, “Pacifiction”, del catalán Albert Serra, que tampoco ganó el Feroz el sábado 18 de enero en Zaragoza.

Que “Pacifiction” no haya sido merecedora de nominaciones en los Premios Goya en categorías tan evidentes como la mejor fotografía o la mejor interpretación protagonista va en perjuicio del prestigio de los académicos españoles de cine.

Heidegger

Se ha escrito mucho sobre la falta de nominaciones de la película de Serra en los Premios Goya. Por decirlo de forma lo más abreviada posible, la impresión es que Serra y el cine español académico se miran mutuamente por encima del hombro. Ahora también pasa con los informadores de cine, aunque hay que matizar que los Premios Arrebato Ficción y No Ficción, los destinados a las películas (para entendernos) “raras”, las “marcianadas”, los “truños”, los otorga un reducido comité de socios y no los casi 250 periodistas de la asociación AICE que lo organiza.

Aún así, que “Pacifiction” no haya sido merecedora de nominaciones en los Premios Goya en categorías tan evidentes como la mejor fotografía (Artur Tort) o la mejor interpretación protagonista (Benoît Megimel) va en perjuicio del prestigio de los académicos españoles de cine. Porque ambos son de los mejores trabajos del año del cine español en ambas especialidades. La escena en el mar con surfistas entre grandes olas es la imagen cinematográfica más poderosa (y sobrecogedora) del cine español del año. Del actor protagonista Megimel no hay comentarios para demostrar su excelencia.

El personaje interpretado por Benoît Megimel otea el horizonte en un momento de “Pacifiction”, de Albert Serra.

Merece conocerse el cine de Albert Serra, aunque él no lo ponga fácil. En expresión cubana, te lo pone de pingaaaa, caballero. De los autores españoles de cine de los últimos quince años es, con diferencia, el más destacado. Sus películas sobre Don Quijote, Casanova, el mito de los Reyes Magos de Oriente (filmado en Fuerteventura), la aristocracia francesa en desbandada y Luis XIV, son las mejores películas del cine de autor español de los últimos años.

Un autor a la altura de nombres como Víctor Erice, aunque con la diferencia de que el banyolés hace cine en una época en que ya no es determinante llenar salas (sí, por eso los teóricos se nos han subido a todas y todos a la chepa). Para los escritores cinematográficos, Serra tiene una virtud adicional. Dado carácter eminentemente contemplativo de sus películas, su exasperante, irritante lentitud, te permite escribir la crítica al mismo tiempo que ves la película, un auténtico lujo hoy que el tiempo corre que se las pela.

Benoît Megimel en la secuencia entre grandes olas en alta mar de “Pacifiction”.

Tampoco eso lo han sabido valorar los informadores españoles de cine, pues el premio Feroz Arrebato de Ficción se lo arrebató, valga la redundancia, la grotesca “La piedad”, de Eduardo Casanova, que lógicamente estaba en la gala que no se lo creía. Fue a recoger el premio dando saltitos de alegría y cuando tenía que hablar, dijo dos boberías y se fue entre bambalinas agarrando bien el arrebatado reconocimiento.

Almodóvar

Pero el momento más feliz de la décima edición de los Premios Feroz fue la presencia de Pedro Almodóvar por su premio de honor. El viernes anterior a la gala en el Auditorio de Zaragoza fue objeto de una entrevista en directo. El acto fue una lección de lo que significa, de verdad, crear cultura. No en vano, las 2.000 personas presentes, la mayoría jóvenes, desafiando el cierzo que castigaba la ciudad con temperaturas gélidas esos días, tuvieron la oportunidad de escuchar a quien es el más importante director español desde la Transición, representante de una gran cultura española que tiene sus precedentes en nombres principales como Cervantes, Quevedo (el dramaturgo), Velázquez, Goya, Galdós y Buñuel, entre otros.

Pedro Almodóvar, a la izquierda, posa con los brazos levantados al final de la entrevista en el auditorio de Zaragoza. Foto: Luis Roca

Pedro Almodóvar se mostró frágil como una pluma de paloma, especialmente cuando recordó a su madre. En la gala del sábado rompió a llorar desconsoladamente cuando se refirió a ella. En la clase magistral del viernes uno de los momentazos llegó cuando contó que, cuando era ya conocido internacionalmente, después del éxito de “Mujeres al borde de un ataque de nervios” (1988), ella le dijo: “A mí me darías una satisfacción si volvieras a trabajar en Telefónica”. El público rio, yo igual, sin pararse a pensar en lo terrible que es la lectura profunda de la frase, pura expresión de ese miedo paralizante que nos ha corroído como sociedad, más agudo mientras más de cerca hayamos conocido el franquismo y más subordinados como territorios hayamos estado. Lo tenemos tan interiorizado como sociedad que para exorcizarlo reímos.

Sobre la falta de referencias al franquismo en los primeros quince años de su cine, cuestión por lo que la crítica le reprochaba a Pedro Almodóvar falta de compromiso político, el director del lugar de La Mancha de cuyo nombre no puedo acordarme zanjó con la mejor linterna de la entrevista: “Mi venganza contra el franquismo en mis primeras películas fue negarle la presencia en ellas”. Y sobre la España de hoy concluyó: “Nuestra democracia es mucho más imperfecta que cuando comenzó, necesita una revisión, refrescarla de forma urgente. Es tristísimo para los que vivimos en este país. La espontaneidad ha fallecido y la maldita corrección política se ha transformado en auto censura.”

Así salió publicado en el diario La Provincia este “textículo”, expresión que he oído a Javier Krahe, primero, y después a Alexis Ravelo. Supongo que que en paz seguro que descansan en el mismo módulo de las gentes de mal buen vivir, el de los titiriteros, alehop. Foto: Luis Roca.

El mejor cine de autor que viene / 65 Festival Internacional de Cine de San Sebastián (2)


En esta segunda y última entrega sobre el 65 Festival Internacional de Cine de San Sebastián me centro en las algunos nuevas propuestas de cine de autor. 14 en total de, entre otros, Darren Aronofsky, Michael Haneke, Wim Wenders, Hirokazu Kore-eda, Martin McDonagh, Paolo Virzì, Andrey Zvyagintsev y Xavier Legrand. “Mother!”, “Tres anuncios a las afueras de Ebbing, Misuri”, “Lumière!”, “Call Me by Yor Name”, “The Leissure Seeker”, “Inmersión”, “Princesita”, “Sin amor”, “Custodia compartida” y “The Florida Project” son algunas de ellas. Durante la celebración del festival, estos textos -ampliados- fueron publicados a diario en la revista online El Asombrario, asociada con Público, ocupando la portada de este diario online durante los días de celebración del festival, y en cuatro ocasiones, en el ránking de lo más leído del día. Entre estas reseñas y las de Manuel Cuéllar, con quien compartí las entradas, sumamos referencias a mas de treinta películas.

Jennifer Lawrence y Javier Bardem, protagonistas de «Mother!», de Darren Aronofsky. / OAC

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Secretos muy confesables, Josué Ramos salta al largometraje con “Bajo la rosa”


«Bajo la rosa» suma una treintena de selecciones y 14 premios internacionales desde su estreno en marzo pasado. Su protagonista es Pedro Casablanc, quien encarnara a Luis Bárcenas en la película “B». La ópera prima del tinerfeño Josué Ramos costó 15.000 euros pagados con los ahorros del propio director. Su próxima cita es el Oaxaca Film Fest mejicano, a principios de octubre. Esta entrevista con Josué Ramos la publiqué el sábado 16 de septiembre en La Provincia, donde fue portada de su suplemento de Cultura.  Sigue leyendo

Andrés Koppel ennegrece Canarias con «La niebla y la doncella»


“La niebla y la doncella’, primer largometraje del director tinerfeño Andrés Koppel, es un thriller basado en la novela homónima de Lorenzo Silva que se presentó en Sección Oficial del 20 Festival de Málaga, Cine en Español. La película se estrena el 8 de septiembre. “La niebla y la doncella es un thriller muy tranquilo, una película atípica. En realidad hemos hecho una especie de Agatha Christie”; “Lo importante es que tus hijos estén vivos“; y “Si los canarios no ven el cine propio, no tiene sentido hacerlo” son algunos de los titulares que dio esta entrevista realizada en Málaga el día de la premier de la película y publicada el sábado pasado en el suplemento Cultura de La Provincia. Esta versión online viene con el texto completo y nuevas fotografías.

Así salió publicado el tema en La Provincia el pasado sábado. / LRA

Para terminar la entrevista le pregunto a Andrés Koppel (Friburgo, 1964), padre de dos hijos, Tomás y Clara, de 13 y 10 años, por el mensaje que subyace en su primer largometraje. “Lo que “La niebla y la doncella” cuenta está ejemplificado en una frase que le dicen al padre de una de las víctimas: “Le van a decir cosas de su hija que no le van a gustar, pero que sepa que fue una buena guardia civil”. Esto ya se le dice sabiendo que es una mentira. Pero es que encima el padre contesta: “¿Y eso que importancia tiene? Si tú hubieras hecho bien tu trabajo, mi hija estaría viva”. Ante la muerte violenta de un hijo, ni la violencia ni la justicia te ayudarán a curar esa herida. Eso es lo importante, que tus hijos estén vivos”. La película se estrenará en salas de cine el 8 de septiembre. Sigue leyendo

Goya Toledo: “Al contrario que ocurre en ‘Acantilado’, las sectas no siempre traen algo malo”


Goya Toledo protagoniza con Juana Acosta, Daniel Grao e Ingrid García Jonsson el filme de Helena Taberna «Acantilado«, que actualmente se exhibe en cines. Rodada entre Gran Canaria y el País Vasco, la película, basada en la novela ‘El contenido del silencio’ de Lucía Etxebarria, narra en tono de ‘thriller’ la búsqueda de una mujer desaparecida supuestamente por su pertenencia a una secta. En esta entrevista, recién instalada en Los Ángeles, la lanzaroteña habla de ‘Acantilado’ y de su carrera. «No catalogo a las películas que hago por cómo se reciben, sino por cómo las recibo yo» / «Un actor es un deportista, tiene que estar siempre entrenando» / «Antonio Betamcor, director de «Mararía», era una persona muy romántica con lo que hacía» / «Esa pasión verdadera por su trabajo la detecté también en los profesionales de Canarias» son algunos de los titulares que destaco. Sigue leyendo

David Cánovas: “La punta del iceberg” es un sueño redondo”


Por primera vez, dos directores canarios compiten en Sección Oficial de largometrajes del Festival de Málaga Cine Español. Son Alba González de Molina, con «Julie», y David Cánovas, por “La punta del iceberg”, protagonizada por Maribel Verdú. En ambos casos, operas primas. Esta entrevista sobre «La punta del iceberg» con el director tinerfeño de 44 años fue publicada a principios de marzo en La Provincia. Producida por Tornasol Films, la película está basada en la exitosa obra teatral homónina del palmero Antonio Tabares. «Tengo fascinación por el lado oculto de las personas, por las máscaras sociales», «Hitchcock y Night Shyamalan los dos directores de los que no puedo evitar hablar» y “Lo que pasa hoy en el cine de las Islas Canarias solo podíamos soñarlo hace cinco años” fueron tres de las frases más destacadas de la entrevista.

Maribel Verdú, en una imagen de "La punta del iceberg". / Julio Vergne

Maribel Verdú como Sofia, en una imagen de «La punta del iceberg». “El suicidio es la excusa para contar el viaje interior de Sofía”, dice David Cánovas. / Julio Vergne

Frente a los que recelan de que en las islas Canarias se rueden películas nacionales e internacionales, el director de cine David Cánovas no lo duda: “Soy muy optimista respecto al momento que vive el cine en las islas por el ‘boom’ de rodajes. Conozco canarios que ruedan dentro y fuera de las Islas, jóvenes que nunca se hubieran imaginado que algún día trabajarían en el cine siendo de Canarias y viviendo en las Islas. Lo que está pasando hoy solamente podíamos soñarlo hace cinco años”.

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid, David Cánovas (Santa Cruz de Tenerife, 1971) lleva dos décadas como profesional del sector, trabajando en Madrid en televisión durante quince años, hace dos años y medio residiendo en su isla natal, Tenerife. Desde 2006, ha sido realizador de televisión de programas como “Supernanny”, “Madres adolescentes”, “Soy adicto” (las tres emitidas en Cuatro) y “Mujeres y hombres y viceversa” (Telecinco). “Cuando acabé mis estudios en 1995, el cine era un mundo cerrado, el trabajo estaba en la tele. La televisión me ha enseñado a respetar el trabajo en equipo, gracias a ella me he sentido realizador, director. Esto lo recordé cuando tuve que marcar el primer plano de “La punta del iceberg”, en medio de cincuenta personas, todas esperando a que tú hables. Fue un momento de mucho respeto y emoción, era el primer plano de mi primer largometraje”.

La televisión también le ha permitido financiar sus cortometrajes. Cánovas es director de diez cortos, desde “Mate” (2002) hasta “Arte”, aún por finalizar, «una reflexión sobre lo inmune que somos en ocasiones al drama que nos muestran los medios de comunicación”. Con “El intruso” (2005), protagonizado por José Coronado, estuvo nominado a los Premios Goya como Mejor Cortometraje de Ficción. “Mascarita” (2013), “El contratiempo” (2009) y “Cuestión de actitud” (2008) son otros de sus trabajos más destacados, el último también ambientado en el mundo laboral, como “La punta del iceberg”. “Viví en directo el despido de un trabajador en la barra de un bar en Madrid. Ocurrió mientras desayunaban, después de una larga conversación en la que quien iba a despedir hablaba de la forma más amable y educada del mundo al futuro parado. Con demasiada frecuencia oigo decir de alguien que es buen tipo en lo personal, aunque en el trabajo es un poco cabroncete. No me lo creo, eso nunca es verdad”.

“La punta del iceberg” es una adaptación de la obra de teatro homónima del palmero Antonio Tabares, ganadora del premio Tirso de Molina en su 37 edición. ¿Qué le atrajo de la pieza teatral?

Tengo fascinación por el lado oculto de las personas, por las máscaras sociales. Mi corto “Mascarita” (2013), habla de eso. En “La punta del iceberg” se habla de las dobles caras a través de todos los personajes. Me gusta que de ninguno se sepa nunca si en realidad esconde algo.

Maribel Verdú y Álex García, en "La punta del iceberg" / Julio Vergne

Maribel Verdú y Álex García, en «La punta del iceberg» / Julio Vergne

Interpretada por Maribel Verdú, Carmelo Gómez, Bárbara Goneaga, Ginés García Millán, Fernando Cayo y Álex García, entre otros, es un thriller dramático que trata de una gran multinacional sacudida por el suicidio de tres empleados.

El suicidio es un telón de fondo, la excusa para contar una historia íntima: el viaje interior de Sofía. El gran reto del guión fue lograr que una parte de la acción se desarrolle en un día y que, en ese lapso de tiempo, ella llegue a plantearse cosas que nunca imaginó. También es una historia de redención.

Sofia (Maribel Verdú) se enfrenta a un sistema nefasto para la salud mental de los trabajadores.

La película habla sobre la empatía, una cualidad que me fascina del ser humano, tanto como la capacidad para mentir. Ambas son únicas del ser humano. La mentira es esencial en el cine, cientos de películas basan su razón de ser en ella. Y está en mi filmografía de manera constante.

¿Cómo llegó a la película?

Por José Amaro Carrillo, coguionista conmigo y Alberto García Martín. Él es el verdadero artífice de que exista. Encontró el texto literario de José Tabares antes de que se hubiera puesto en escena sobre un teatro y me llamó la atención sobre sus posibilidades.

Maribel Verdú y Bárbara Goenaga, en un momento del rodaje de "La punta del iceberg" / Julio Vergne

Maribel Verdú y Bárbara Goenaga, en un momento del rodaje de «La punta del iceberg» / Julio Vergne

La película ha sido, además, la salida a un año especialmente malo de trabajo para usted.

La crisis me tocó fuerte en 2013. Me veía sin futuro. Había tenido un proyecto de película frustrado, “Los huéspedes”, tenía 42 años y no había logrado rodar un largometraje. Gracias al tiempo libre que tuve pude realizar la adaptación cinematográfica. Y conseguí lo que no había logrado antes, venderle el proyecto a TVE con mi propia productora. Por eso siempre les digo a mis alumnos: “cuando se cierra una puerta, no se abre otra, sino siempre varias”.

Y apareció Tornasol (“El secreto de sus ojos”, 2009) una de las principales productoras de cine de España. ¿Fue sencillo obtener el sí del productor Gerardo Herrero?

Se cruzó en nuestro camino cuando teníamos decidido adaptar la obra. Herrero había visto la pieza teatral y contactó con Antonio Tabares, que le indicó que los derechos los tenía yo. Ahí establecimos contacto. Y fue el momento en que arrancó el sueño de la película. Él es un hombre cabal, que te dice las cosas a la cara. El guión le encantó, en cada reunión iba postulándome como director. Entre medias, él veía mis cortometrajes. Los cortos son el mejor material que puede tener un director, el único realmente. He disfrutado todos los procesos de la película, de la preparación al montaje. Ha sido un sueño redondo.

¿Qué fue lo más difícil?

Es una historia con muchos personajes. Tenía obsesión por mantener la verosimilitud en lo que rodaba. Me preocupaba que no se entendiese la historia, o que no fuera creíble.

La película se rodó en Madrid. En cinco semanas de finales de 2014. Hasta el estreno han pasado dos años.

La rodé con 42, la monté con 43 y la estrenaré con 44. La productora, con buen criterio, decidió esperar hasta encontrarle el hueco idóneo. La espera no ha sido tan dura gracias a mi trabajo, entre tanto, como realizador de “Los archivos del Ministerio” de Televisión Española.

¿Cómo se siente?

Emocionado, con muchísimas ganas de que la gente la vea. Necesito saber si la historia llega a la gente. Pero el resultado está por encima de mis expectativas.

Carmelo Gómez y Maribel Verdú, en "La punta del iceberg" / Julio Vergne

Carmelo Gómez y Maribel Verdú, en «La punta del iceberg» / Julio Vergne

Compartió aula en la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid con Alejandro Amenábar y Mateo Gil.

No solo Alejandro y Mateo. También Juana Macías, Óscar Santos, Sergio Rozas y Natalia Montes. Llegar de Tenerife con 18 años recién cumplidos y tenerlos al lado en clase, ver cómo con 24 años Amenábar ya dirigía una película, fue uno de los grandes incentivos como cineasta.

Ha sido profesor de Audiovisual en Formación Profesional en el IES Luis Buñuel de Madrid. Y desde hace tres años dirige un festival de cine educativo, Cinedfest.

Lo creé con el músico Antonio Hernández Ruiz. En la nueva edición vamos a dar 130 clases en otros tantos centros de enseñanza de toda Canarias. Todo tipo de centros de enseñanza, desde Primaria hasta centros de mayores. En 2014 se sumaron 70 centros de la Península. Cada docencia dura entre cuatro y cinco horas, damos nociones básicas de lenguaje audiovisual, trucos para rodar con pocos medios, les incentivamos para que rueden cortos y les hacemos unas prácticas conjuntas. Después, ellos hacen sus películas con los medios que tienen. Cada año se presentan doscientos y pico trabajos. He aprendido a no subestimar a los jóvenes. También, a enseñarles que deben cuestionarse las cosas que ven en la tele. Y por Cinedfest ellos han conocido películas que nunca se imaginaron que existían. El festival nos da mucha energía positiva.

¿Qué espera del futuro?

Hacer más cine. Hay un segundo guión escrito y entregado, a la espera de que productor consiga levantarlo. Mi gran sueño sería, después, hacer un tercer largometraje de terror. Soy fan de la literatura de terror y fantástica desde pequeño. Es una película que necesita hacerse con muchos medios. El guión también está escrito, José Amaro y yo admiramos mucho a Stephen King, el texto se inspira en toda la literatura que hemos leído desde los quince años.

El director de cine David Cánovas / Julio Vergne

El director de cine David Cánovas / Julio Vergne

Habla por videoconferencia desde su casa en la capital tinerfeña, entre Los Majuelos y El Sobradillo. “Descubrí la pasión por el cine con “La guerra de las galaxias” (George Lucas, 1977) y “Superman” (Richard Donner, 1978). Vi las dos en los multicines Greco de Santa Cruz, cada vez que paso por ahí me pregunto cómo es posible que siga cerrado. ¡Necesito entrar de nuevo a ese espacio!”

¿Cómo nació su vocación por ser director de cine?

Empecé con 12 años, de ayudante de Enrique Carrasco, que es profesor hoy en día, y mi hermano en películas hechas en Súper 8 en nuestro edificio. Con 13 años empecé a dirigir los míos. Más tarde, con 16 años, en el Instituto Poeta Viana de Santa Cruz de Tenerife nos permitían rodar cortos en los recreos. Teníamos una asignatura, Taller de Fotografía y Vídeo, con una profesora que se llamaba Rosa (no recuerdo el apellido). Nunca olvidaré la tarde que nos puso la película de Alfred Hitchcock “Los pájaros” (1963). Esa proyección y mis experiencia con el Súper 8 me decidieron: quería ser director e irme a estudiar cine a Madrid.

¿Con qué cine disfruta?

Con el que sugiere, que te hace partícipe, también con el que es un poquito voyeur. Hitchcock y Night Shyamalan los dos directores de los que no puedo evitar hablar. Spielberg también es un referente, pero más por su dominio de la puesta en escena, es el equivalente a Maradona o Messi en el fútbol, el mayor talento natural. Pero Hitchcock es el mayor genio como cineasta. También me gusta identificarme con Charles Laughton, que solo dirigió una película y fue una obra maestra absoluta, “La noche del cazador” (1955). Si tengo que hacer solo una película, al menos que sea buena.

Cartel de "La punta del iceberg"

Cartel de «La punta del iceberg» /  OAC