Memorias del Zinemaldia: 60 Festival Internacional de Cine de San Sebastián


(En esta entrada incluyo fotos propias, unas tomadas con teléfono móvil y subidas a la red social Instagram –@luisrocaarencibia– y otras con cámara digital convencional. También se incluyen imágenes promocionales de las películas que se mencionan. Las tres panorámicas que se incluyen conmigo de modelo son de José Antonio González)

Viernes, 21 de septiembre

Ambientazo en el restaurante Aldanondo. José Antonio se lanza al bonito con tomate. Marta, Álex y yo mismo a la txuleta con ensalada. Al igual que el año pasado, coincidimos con Santiago Segura, unas mesas más allá. Del comedor interior salen a la calle a fumar Ernesto Alteiro y Benjamín Ávila, actor y director de la argentina Infancia clandestina, que gustó mucho al público. También gustó a Imanol, director de ikastola, que aparece con Manuel y Fer al final de la cena. Nos retiramos a dormir.

Lo imposible batió récords de taquilla en España durante su primer fin de semana. Hay que recordar que fue un fin de semana de puente y… sin fútbol, negocio omnipresente que es uno de los principales escollos para el desarrollo del país.

José Antonio, que ha venido con un documental de Ayoze O`Shanahan filmado en Colombia bajo el brazo, se va de copas. Sigue leyendo

«Cisne negro» (Darren Aronofsky, 2010)


La dimensión del cambio que los personajes protagonistas experimentan en el transcurso la narración -lo que los guionistas llaman el «arco de transformación» del personaje- determina en mucha medida el éxito de un filme desde la perspectiva de la escritura de la historia. Más si pensamos en cine comercial dirigido a las masas. Muy sagazmente, el filme de Darren Aronovsky aprovecha la circunstancia para plantar desde el propio arranque la semilla del engaño. Hace creer al espectador que asiste a la transformación del cisne blanco en negro a la vez que la bailarina Nina Sayers (portentosa Natalie Portman) para darle una muy pertinente vuelta de tuerca en su prolongadísimo, intensísimo clímax, mas de 15 minutos sostenidos de cine en estado puro, al final del cual descubrimos que Nina fue siempre la misma desde el principio: el arco de transformación se nos había dibujado tramposamente en nuestra cabeza. Todo lo visto había estado filtrado por su mirada fatalmente enferma.

Poderoso drama psicológico de los llamados “de atmósfera”, poco original en el arranque por la proliferación de lugares comunes, la (o)presión en la que vive la exigente, reprimida y solitaria Nina está presente en una fotografía sombría y granulada que convierte los ensayos para una próxima puesta en escena de El lago de los cisnes en una danza del terror. El ballet frente a espejos deformantes sugiere también una crítica a los estándares de la fama y el prestigio social, ridículos para esta población sobreinformada (y descreída). Dicen que, como buen hijo del cine actual, “Cisne negro” es la superposición de interfaces de varias películas a la vez, al modo de un mashup. A mí la escena de Portman entrando en el teatro me remitió de forma inmediata a Eva (Anne Baxter) dirigiéndose entre bambalinas a por Margo (Bette Davis) en Eva al desnudo.